Economía

Los países del norte de la UE recelan del liderazgo de Calviño en el BEI

  • Pese a su trayectoria en la UE, dista del perfil internacional de la danesa Vestager
La vicepresidenta primera, Nadia Calviño y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager.
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Llegó un poco más tarde de lo esperado. Incluso, en cierta forma, fuera de plazo. Pero España postulaba finalmente a mediados de agosto a la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, como candidata a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). La carrera, ciertamente, por llevar las riendas de la institución estará reñida pues la española se tendrá que medir con una aspirante de la talla de la danesa Margrethe Vestager, actual vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Competencia.

Son las dos postulantes con más números para hacerse con la batuta del BEI. Y si en contra de Calviño juega la postura escéptica de los países frugales porque España sea, precisamente, uno de los mayores beneficiarios de financiación de la institución, a Vestager le pesarán, de otra parte, las tiranteces con Francia.

Así pues, todo depende de las tensiones y los vetos que puedan generarse en el seno de la junta de Gobernadores del BEI, conformada por los ministros de finanzas de los Estados miembro. Sobre la mesa están otros tres nombres de relevancia: el exministro de Finanzas italiano durante el Gobierno de Mario Draghi: Daniele Franco, la vicepresidenta del BEI, la polaca Teresa Czerwinska, y otro vicepresidente del Bei, Thomas Ostros, que además fue ministro de Asuntos Financieros Educación y Comercio de Suecia en el arranque de la década.

Por lo pronto, parece que la primera conversación sobre las candidaturas a presidir el BEI tendrá lugar en el próximo encuentro informal de ministros de Economía y Finanzas de la UE que tendrá lugar en Santiago de Compostela el 16 de septiembre. Si bien la idea es llegar a una votación, fuentes diplomáticas apuntan a que lo más probable es que se trate tan solo de un primer debate, sin una conclusión en claro.

El foco está puesto en el arranque del año, cuando el actual presidente del BEI, Werner Hoyer, cederá el cargo tras 12 años de mandato. Y en esta carrera cabe considerar que será necesaria mayoría cualificada para elegir al presidente del BEI. Una cuenta en la que lo que pesa es la participación en el accionariado de la institución de cada Estado miembro. Así Francia, Alemania e Italia ostentan un 18% cada uno, por lo que ya no es solo que de alinearse podrían casi designar a un candidato, sino que conjuntamente cuentan con un fuerte poder de veto sobre uno u otro aspirante.

España, por su parte, aglutina un 16% de participación del BEI, Bélgica y Holanda, cada uno, un 5,2%. Además, se necesita mayoría de Estados miembro para designar a un presidente del organismo. Es decir, 14 Estados miembro se consideraría mayoría, más del 50%. Debe ser, por tanto, una mayoría de Estados miembro y del accionario quien designe al nuevo cabeza del BEI.

Los apoyos

Y para afinar un poco más la cuenta, aunque Alemania y Francia no presenten candidatos, como lo hacen Italia o España, pueden alinearse a la hora de designar al próximo líder del BEI. A quien apoye el eje franco alemán será decisivo.

Vestager parecía tener la avanzadilla en esta carrera por lo elevado de su perfil profesional pero Francia podría obstaculizar sus aspiraciones. No está claro cuál será la posición gala ya que la decisión de la danesa de bloquear la fusión entre Alstom y Siemens, o su posicionamiento en favor de medidas climáticas y contraria a dar incentivos a la energía nuclear podría sembrar reticencias. Aunque, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, proclamó a los cuatro vientos las bondades de la candidatura de Vestager justo tras conocerse, lo cierto es que el Gobierno de Macron ansía financiación del BEI para proyectos nucleares.

Calviño es otra de las cabezas visibles en la recta final, aunque su perfil profesional dista del de Vestager. Podría lastrarle, en cierta forma, su menor visibilidad en la escena internacional pues no es tan conocida como la danesa. A tener en cuenta también que los países frugales podrían no ver precisamente con los mejores ojos que la institución estuviera liderada por uno de los países que más financiación del BEI recibe. Junto con Italia, España se disputa siempre los primeros puestos en inversión.

Todo sea dicho de paso, la silla que Calviño ocupa en las reuniones de ministros de Economía y Finanzas de la UE podría conferirle cierta ventaja. También su trayectoria en Bruselas, pues la vicepresidenta primera fue directora general de la división de Presupuesto de la Comisión Europea antes de hacerse con la cartera de economía del Gobierno en 2018. Su reconocimiento está ahí, pues su nombre sonó en 2020 para presidir el Eurogrupo, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, un cargo compatible con las funciones de ministra, a diferencia del puesto en el BEI. Hubo también rumores sobre su postulado al Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

De bloquearse el pulso entre ambas líderes, emergería la candidata polaca y vicepresidenta del BEI, Czerwinska, como una de las alternativas. Explican fuentes diplomáticas que podrían lastrarle los problemas con el Estado de Derecho en Polonia lo que dejaría en el candidato sueco la mejor oportunidad para el BEI. A favor y en contra de este último juega su experiencia en la institución. Su conocimiento en profundidad retiraría ciertos aires de innovación y novedad. Todo ello ante una previsión de que la decisión llegue tras varias rondas de votación que podrían alargarse.

Puja al Consejo de Supervisión del BCE

En este baile de sillas debe tenerse en cuenta que España presenta a la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, para relevar al italiano Andrea Enria en la presidencia del Consejo de supervisión del Banco Central Europeo. Una quiniela que limita las aspiraciones de una u otra aspirante española, bien de Calviño bien de Delgado en ambas instituciones, ante las pocas probabilidades de que dos candidatos de un mismo país se hagan con ambos puestos y considerando el elevado número de españoles en altos cargos de la regulación bancaria europea. En esta competición, Delgado puja por el puesto con la alemana Claudia Buch, vicepresidenta del Bundesbank.

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