
El dicho popular de que segundas partes nunca fueron buenas tiene muchas excepciones y el nuevo presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, que hoy ha tomado posesión del cargo en Valencia, puede presumir de protagonizar una de ellas. En un mundillo tan feroz como el de la política, el líder de los populares valencianos no sólo ha tenido una segunda oportunidad, sino que ha sabido exprimirla al máximo, con la bendición del electorado valenciano.
Este alicantino casado y con dos hijos mellizos, ocupará con 49 años el cargo de mayor responsabilidad en la Comunidad Valenciana. Algo que se antojaba imposible hace algo más de 14 años, cuando tras una primera etapa decidió dejar la vida política. Una muestra del carácter pragmático de este abogado de formación, que ha sabido adaptarse a la necesidad de pactar con distintos partidos ante la atomización del voto.
El nuevo presidente valenciano ya dejaba ver su vocación por la carrera pública cuando con 18 años se afilió al Partido Popular. En pocos años se convirtió en una de las promesas del partido en Alicante y con apenas 25 años fue nombrado alto cargo de la Generalitat Valenciana que entonces presidía Eduardo Zaplana, como director del Instituto Valenciano de Juventud (IVAJ), que asumía las competencias en ese campo. Una herencia que le recuerdan constantemente sus rivales políticos, que no dudan en considerarlo delfín de expresidente valenciano y de los casos de corrupción ligados a los populares en la Comunidad Valenciana.
En esa época en que el PP copaba el Gobierno valenciano con mayorías absolutas también tuvo la responsabilidad de la Dirección General de Comercio y Consumo con Camps. Sin embargo, la ruptura entre su sucesor y Zaplana supuso un golpe para las aspiraciones del núcleo alicantino en el Gobierno valenciano, lo que marcó su regreso a Alicante en 2007, donde se presentó como concejal en Catral en las elecciones municipales. Eso le abrió la puerta en la Diputación de Alicante en su primera y breve etapa. De hecho, Mazón dejó el organismo provincial un año antes de que su entonces presidente, el popular José Joaquín Ripoll, fuese detenido por la policía en la propia sede.
El nuevo 'president' aprovechó su etapa fuera del poder para conocer de primera mano los entresijos del mundo empresarial alicantino, al ser fichado como director gerente por la Cámara de Alicante. En el corazón de uno de los poderes alicantinos vivió el tormentoso colapso de la que llegó a ser la cuarta caja de ahorros española, Caja del Mediterráneo (CAM), cuya intervención y desaparición supuso todo un trauma para la provincia.
No fue la única experiencia de la que fue testigo en primera fila del tsunami económico que provocó el estallido de la burbuja inmobiliaria, que en el caso de la provincia de Alicante llegó a llevarse por delante a la patronal provincial Coepa. De esa experiencia en la Cámara una de las lecciones que extrajo fue la importancia de la industria turística, gracias a la cual esa crisis no fueron aún más devastadora.
Del running a la música ligera
Su puesto en la Cámara lejos de los focos también le permitió desarrollar otras inquietudes y aficiones. Apasionado del running, más llamativa ha sido su carrera musical. Mazón es un amante de la música ligera, en la que ha hecho algo más que sus pinitos. Formó parte durante esos años de un cuarteto musical, Marengo, con el que recorrió la provincia con actuaciones versionando a cantantes como José Luis Perales. Como uno de los vocalistas de Marengo el político alicantino llegó a soñar con representar a España en Eurovisión, ya que el grupo superó la fase de preselección, por lo que parece claro que no tendrá ningún inconveniente en seguir apoyando el Benidorm Fest impulsado por Ximo Puig y por el que la Generalitat aporta 1,5 millones de euros al ente público RTVE.
En el debate de investidura Mazón ya demostró el dominio de los escenarios que le han dado esos bolos artísticos al tener que hacer frente a los cara a cara con la que será su oposición, el PSPV y Compromís, que no está dispuesta a dejar pasar sus concesiones a Vox.
La otra gran virtud que destacan hasta sus enemigos es su pragmatismo, como demostró en su segunda etapa en la Diputación de Alicante, que presidió desde 2019. Allí fue capaz de encajar un Gobierno de coalición con Ciudadanos y encabezar la oposición al Botànic de Puig, sin renunciar a llegar a acuerdos puntuales necesarios con otras fuerzas para lograr sacar adelante los presupuestos. Y, de paso, dividir a los rivales, como ha demostrado al dar un puesto en la Mesa del parlamento a Compromís, que los socialistas le habían negado.
Ese pragmatismo también le han permitido sobrevivir en un PP valenciano de capa caída, en que llegó de nuevo de la mano de un Pablo Casado al que le unía una amistad personal que no le impidió dar un giro cuando la crisis interna de los populares así lo exigió.
Los miembros de su 'Consell', el miércoles
Tras la toma de posesión de este lunes el presidente tendrá que mover ficha con los nombramientos de su Gobierno. El acuerdo con Vox estipula que el extorero Vicente Barrera será vicepresidente con competencias en Cultura y los de Abascal tendrán también Agricultura y Justicia.
Mazón, que ha ofrecido a altos cargos del Botànic continuar para asegurar proyectos como la gigafactoría de VW, debe despejar si opta por fieles del partido o perfiles más técnicos para 'patatas calientes' como Hacienda. Además, también ha desvelado que habrá otra vicepresidencia, que asumirá las competencias de Igualdad. El miércoles está previsto que el líder popular desvele los nombre de su primer Gobierno.