
La inflación en el viejo continente volvió a descender en junio hasta el 5,5% interanual, frente al 6,1% del mes anterior; el índice más bajo desde antes del inicio de la guerra en Ucrania. Para los economistas de CaixaBank Research se abre una nueva etapa inflacionista en Europa tras meses de disminuciones sostenidas por la reducción de los precios energéticos. En un documento al que ha tenido acceso elEconomista.es, alertan sobre la posibilidad de "nuevas corrientes de aire" una vez hemos salido del "puerto". Entre esas nuevas corrientes destaca la retirada, por parte de los gobiernos, de las medidas adoptadas para paliar la escalada de los precios, que podría aumentar la inflación en Europa en medio punto porcentual para 2024, según las estimaciones del Banco Central Europeo.
Esta desaparición de las "corrientes originales" se ha producido en unos términos de "intensidad y velocidad proporcionales al empuje que ejercieron en 2022", comentan los expertos. Por este motivo, los precios en Europa continuarán con la caída, pero preocupa que la inflación pueda ser más persistente en el tiempo en alimentos, bienes y servicios, aunque ya se han empezado a experimentar caídas por la inercia inflacionista.
"De hecho, la desinflación ya se ve en los últimos datos. En mayo, disminuyó la inflación de todos los grandes componentes del IPCA de la eurozona (con una sincronía que no se veía desde 2013 y que prácticamente tuvo continuidad en junio). Asimismo, las lecturas más 'a tiempo real' muestran una inflación más cerca del 3%-4% que del 5%-6% que enseñan las variaciones interanuales", apuntan los expertos.
De este modo, a medida que se distensionen los precios, "los vientos de la inflación se irán acotando hacia otra corriente: el empuje de los márgenes y salarios, en su esfuerzo por mitigar la pérdida de poder adquisitivo que la inflación pasada ha impuesto sobre empresas y familias". Por su mayor intensidad en el factor trabajo, los servicios del IPC pueden ser más sensibles a estas dinámicas salariales; sin embargo, los servicios también sufren este "efecto rezagado" de las corrientes originales, que irán perdiendo fuelle "al igual que el resto de la cesta de la compra", precisan los economistas de CaixaBank Research.
Nuevas corrientes
Ahora, preocupa especialmente el efecto rebote que se puede generar en la inflación con la aparición de nuevo factores de influencia sobre los precios. "En los próximos meses la desinflación se verá acompañada de volatilidad, efectos base y la nueva corriente de los márgenes y salarios" y apuntan a que "no solo hay factores idiosincrásicos que, puntualmente, generarán volatilidad", como las ayudas al transporte en Alemania, "sino que la retirada de las medidas fiscales contra la crisis energética tendrá un efecto base significativo sobre la inflación de la eurozona" con un crecimiento de 0,5 puntos porcentuales en 2024, según el BCE.
Asimismo, la economía china también puede jugar un papel. Por un lado, el abandono de la política covid cero ayudará a evitar distorsiones en la cadena de suministros global como las de los pasados cursos. "Por el otro, la fuerza de la reactivación inicial de la economía china hacía temer una presión sobre los precios internacionales de las materias primas, pero los últimos datos muestran una pérdida de empuje que, para la inflación europea, podría suponer un respiro adicional", explican los economistas.
Por último, distintos estudios señalan el creciente papel de márgenes y salarios. Para la política monetaria, un argumento que da cierta tranquilidad sobre el rol de los márgenes es que su defensa está limitada por la fortaleza de la demanda agregada (una demanda que tiene visos de enfriarse con el endurecimiento de las condiciones financieras).
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