Economía

La crisis alemana y la subida de los tipos lastrarán a España a final del año

  • El sector turístico alerta de una caída de las reservas de alemanes en el último trimestre
  • El IPC alemán subió en junio a pesar de la ofensiva del Banco Central Europeo
  • La política monetaria ha provocado una pérdida de dinamismo de la inversión
El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente español, Pedro Sánchez. Foto: Europa Press

La marcha de la economía española sigue rompiendo las previsiones de la mayoría de organismos nacionales e internaciones, que durante las últimas semanas se han visto obligados a revisar al alza sus cálculos. Sin embargo, la incertidumbre acecha desde la sede del Banco Central Europeo (BCE), que el pasado miércoles advirtió de que seguirá aplicando nuevas vueltas de tuerca sobre los tipos de interés, a pesar del enorme riesgo de recesión que ya ha atrapado a Alemania. La locomotora europea no consigue levantar cabeza, presa de la política monetaria de los de Lagarde y de la dudas sobre el avance de la guerra en Ucrania. El diferencial entre el rendimiento del bund alemán a 10 años -de referencia en Europa-, y el del bono a dos años -el más sensible a la trayectoria de los tipos de interés- mandó una negra señal hace unos días. Pasó a negativo el pasado noviembre y sigue profundizando en esa dinámica. El pasado martes la inversión de la curva germana alcanzó los 87 puntos básicos, acantilado no visto desde 1992. A ello se añade la falta de eficacia de la normalización monetaria sobre la inflación germana, que en junio subió al 6,4%, y la caída de la confianza de sus empresarios que el mes pasado dio su peor lectura desde noviembre de 2022. 

La sombra del banco central no queda ahí. Las réplicas del terremoto se extienden por los países del ancho y largo viejo continente, incluido España, el primer estado de la UE en rebajar su tasa de IPC por debajo del objetivo del 2%, y del 5,5% de la media comunitaria. El empleo sigue mostrando fortaleza, y las exportaciones dinamismo, pero de nuevo todo podría agotarse por la agonía germana. La afección de su economía terminará por socavar el principal motor que mantiene el ritmo de crecimiento español. BBVA Research prevé una desaceleración de la industria turística que llevará a la economía a crecer menos de lo esperado, al 2,1% en 2024. La entidad calcula que el PIB de regiones clave -como Baleares o Canarias- pasarán de avanzar del 3,6% y el 3% pronosticado para 2023, al 1,5% y 1,4% el próximo año, respectivamente.

"La caída de Alemania provocará un contagio al resto de economías europeas, sin duda", apunta Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial de IMD. "Hemos empezado a notar una leve desaceleración en las reservas del turista alemán de cara al último trimestre de 2023", afirma Carlos Abella, secretario general de la Mesa de Turismo. A ello se añade el efecto que los avisos procedentes de Frankfurt están provocando sobre el viajero nacional, "esos anuncios no ayudan, porque la mayoría de ciudadanos que están soportando una hipoteca, y esto se nota porque han comenzado a acortar los días de estancia", añade. 

Hasta el momento, nuestro PIB sigue contando con el impulso que aportan las exportaciones procedentes de la mejora de la demanda europea, principal combustible de la actividad peninsular, pero un traspié en mercados clave -como Alemania, Reino Unido o Francia- pondrán en apuros a España. Aún así, ha margen para el optimismo. "Las perspectivas de que la inflación germana continúe descendiendo mejorarán la capacidad adquisitiva de las familias, lo que sumado a la posibilidad de recurrir a parte del ahorro extra acumulado durante la pandemia que todavía tienen (equivale a casi un 2,5% de su renta bruta) sostendrá el gasto de estas en los próximos meses", apuntan los expertos de CaixaBank Research. Todo depende de lo quirúrgico que sea el BCE en su reunión de septiembre, después de dar por descontada una nueva subida de los tipos de interés este mes de julio. "La experiencia de los últimos meses indica con claridad que el problema de la inflación y las estrategias para combatirla no pueden limitarse a un análisis de técnicas de política monetaria", afirma Francisco Cabrillo, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.

Además, a los problemas ya conocidos -encarecimiento de los créditos hipotecarios- se suman otros que podrían poner en riesgo el preciado ritmo del PIB español. El Banco de España advierte de que la inversión registró una pérdida progresiva de dinamismo ya en la segunda mitad de 2022 debido a la caída de la confianza de los agentes y al empeoramiento de las perspectivas de crecimiento para España, "en un contexto de enorme incertidumbre geopolítica". La tendencia se mantiene en la primera mitad de año. La formación bruta de capital fijo del primer trimestre se mantuvo en mínimos de los últimos doce meses lastrada por la fuerte caída de la inversión en equipo. Marcó un -3,4%. 

Aun así, los fondos europeos siguen siendo el gran salvavidas. Sin embargo, la lentitud de implantación sigue evitando que trasladen todo su potencial a la economía. "Actualmente, los 'Next Generation' parecen tener una trasmisión más lenta a la inversión privada con un deterioro mayor en las regiones en las que, anteriormente, se observaba un mayor efecto", apuntan los analistas de BBVA. Una realidad que confirma Arturo Bris, de IMD. "No llegan, los directivos no lo ven. Existen buenos planes pero el proceso político impide que se apliquen", apunta. Para el economista Javier Santacruz, "es necesario que la llegada sea más efectiva y para eso en necesario un nuevo modelo implantado por un nuevo Gobierno. A través de créditos fiscales o instrumentalizando un sistema que coordine a banca, fondos institucionales y publicas", afirma. 

El petróleo y la sequía

No es el único elemento que desafía el segundo semestre español. El Gobierno teme un pronunciado repunte del precio de la energía, especialmente del petróleo. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, no ocultó su preocupación el pasado martes en el Consejo de Ministros en el que -entre otros- el Ejecutivo prorrogó la bonificación de 10 céntimos al gasóleo para el transporte profesional y el tope en el precio máximo de venta de la bombona de butano, cuyo coste lo determina la cotización del brent, que podría sufrir un futuro repunte debido a los designios del conflicto en Ucrania.

Menor capacidad de reacción tiene el Ejecutivo sobre otro de los grandes retos que se presentan en el corto plazo. La sequía amenaza con disparar -más aun- el precio de los alimentos, que bajan a un ritmo mucho más lento de lo que lo hacen el resto. El dato de IPC adelantado correspondiente a junio, sitúa la tasa general en el 1,9%, pero la subyacente se mantiene en el 5,9%, según el INE. Además, la crisis climática puede sesgar el ritmo de creación de empleo, pilar fundamental sobre el que se sostiene la economía. La escasez de precipitaciones durante la primera mitad del año ya ha dado cuenta de ello. Según BBVA Research, habría reducido el crecimiento trimestral del valor añadido bruto (VAB) agrario en un 2%, impactando en aquellas comunidades con mayor peso del sector primario. En concreto las previsiones de PIB de Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha cerrarán el año con un alza inferior a la media por los estragos que la falta de lluvias están provocando sobre el campo español. La entidad calcula un recorte del 2% en la afiliación de aquí a final de año por este motivo. 

Aun así, las previsiones parecen dar un respiro. "Parece que ha cambiado la dinámica atmosférica en la parte europea y eso nos va a beneficiar. Todo apunta a un otoño bastante lluvioso en España", explica jorge Olcina, catedrático de análisis geográfico en la Universidad de Alicante. Eso sí, los próximos dos meses serán muy duros, especialmente en Cataluña y Andalucía, afectadas ya por la sequía.

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