Karim Benzema, actual balón de oro, ha dejado el Real Madrid para abrir una nueva etapa en Arabia. Esta aventura, que hace unos años parecía implanteable, sigue la estela de la de Cristiano Ronaldo este mismo 2023 procedente del Manchester United. Además, la liga nacional del país de Oriente Medio también estará presente, según los medios, en las negociaciones por Lionel Messi. Estos posibles movimientos en el mundo del fútbol no son más que la última fase de una ofensiva de miles de millones de dólares por parte de la monarquía árabe para hacerse dueños del deporte.
En declaraciones a elEconomista, Aymen Khoury, socio del bufete Dorsey y especialista en Oriente medio, explica que estas inversiones entran dentro del plan a siete años para diversificar los ingresos del petróleo. En ese sentido, Khoury añade que "la inversión en el deporte es un elemento clave de todo el plan porque pretende mostrar a Arabia Saudí como una sociedad dinámica, moderna y emocionante".
Pero no es solo una cuestión de pura imagen el experto explica que esperan fuertes retornos en los próximos años. "La inversión permitirá atraer turismo y gasto en el país, ingresos por publicidad, patrocinios, ingresos por retransmisiones y, además, atraer personas líderes en otros campos". Sin embargo remarca que la clave para entender este ingente gasto es que "están enviando un mensaje al mundo, "todos son bienvenidos ahora, cuando hace poco, el país tenía sus puertas cerradas". Se trata del anuncio de una nueva era.
Solo en el mundo del fútbol han pujado fuerte. El Fondo Soberano Saudí se ha hecho con el Newcastle, un histórico club de la Premier League, la liga más valiosa del mundo según Transfermarkt con un valor de 11 billones de dólares. Los árabes se hicieron con el club de la ciudad norteña por 360 millones de euros y planean convertirlo en uno de los grandes referentes de la competición, tal y como sus vecinos de Qatar hicieron con el Paris Saint Germain en Francia. El país se ha hecho con otros clubes como el Sheffield United o el Almería en España.
Además de comprar clubes, el emirato se ha lanzado a 'comprar' competiciones extranjeras para que se juegue en su territorio. En ese sentido, destaca el caso de la Supercopa de España, que, tras cambiar de formato, se llegó a un acuerdo entre la Federación Española y el país del medio oriente por 40 millones de euros anuales. La supercopa italiana también se juega en Riad y para lograrlo paga 25 millones por temporada durante cuatro años.
Respecto a su propia competición, el Gobierno ha optado por pujar fuerte por grandes leyendas del mundo del fútbol para llevar la atención del mundo a su liga nacional. Aunque las cifras no son públicas, según destaca Bloomberg, el Al-Nassr FC estaría abonando al portugués una ficha cercana a los 200 millones de dólares anuales. Además, según The Telegraph, el salario ofrecido a Messi podría ascender por encima de los 400 millones.
Según Khoury, la lógica detrás de estos fichajes es clara. Arabia invierte "en los jugadores más populares porque garantizan audiencia, especialmente para gente que nunca antes ha visto su liga". En ese sentido destaca que "aunque estos jugadores ya no están en la cima de su nivel competitivo, se mantienen en lo más alto respecto a la publicidad y aseguran incluso contratos de patrocinio".
Además, para ver a las nuevas estrellas en acción, el Gobierno ha emprendido una ambiciosa remodelación de sus estadios. Para empezar, van a elevar la capacidad del Rey Fahd a 92.000 asientos, por encima del Bernabéu (81.044). Al calor de ese gran proyecto van a realizar otros tres estadios por encima de los 45.000 espectadores (el Príncipe Faisal Bin Fahd, el Jalawi de Al-Khair y el New Riyash Stadium. Por último van a ampliar el Mohammed Bin Fahd Stadium hasta los 30.000 estadios.
Gracias a estas ampliaciones van a dar cobijo a la Copa Asiática en 2027, lo que desde el Reino esperan que sea solo un aperitivo para lo que será su gran proyecto. Siguiendo la estela de Qatar, esperan que la península arábiga vuelva a albergar el mayor evento del mundo de este deporte. Para lograrlo, la monarquía ha presentado una candidatura conjunta con Grecia y Egipto. Además, quiere convertir a sus flamantes fichajes en embajadores de este mundial con un salario y posición para este fin hasta el año de celebración del evento.
La locura de 38.000 millones en los eSports
A principios de octubre de 2022, el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, anunció una nueva inversión. Esta vez su plan era convertir al país en el "nodo definitivo del sector de los videojuegos y los eSports" con unos 38.000 millones de dólares de inversión en los próximos ocho años, con el objetivo de atraer empresas y talento y, además, adquirir una de las grandes distribuidoras. En un principio se hablaba de Electronics Arts, pero ahora mismo es demasiado grande para ellos. Aún así tienen 13.000 millones preparados para invertir en un "editor de juegos líder".
"Estamos aprovechando el potencial sin explotar en el sector de los eSports y los videojuegos para diversificar nuestra economía, impulsar la innovación en el sector y aumentar aún más la oferta de entretenimiento y competiciones de deportes electrónicos en todo el Reino", afirmó Bin Salmán.
Golf, Fórmula 1, equitación e incluso la WWE
Arabia realizó su primera incursión en el mundo del deporte gracias al golf femenino que, a través de Aramco, la mayor exportadora de petróleo del mundo, lanzó en 2020 las ATS (Aramco Team Series), una competición que forma parte del Ladies European Tour, el circuito profesional de golfistas femeninas. "Antes de comenzar con este proyecto jugaban 10-20 mujeres; ahora tenemos a 3.000", relata Mike Oliver, director de Eventos de Golf Saudí.
En el lado masculino también han hecho sus primeros pinitos gracias a LIV Golf, un circuito de golf profesional fundado en 2022, con el patrocinio de Public Investment Fund (es el fondo riqueza soberano de Arabia Saudita). El circuito rivaliza con el PGA Tour (Estados Unidos) y el DP World Tour (Europa), ofreciendo premios en dinero sustancialmente más elevados, como el que se llevó el español Eugenio López-Chacarra, por un valor de 5 millones de dólares, el mayor premio para un deportista español.
La Fórmula 1 es otro de los deportes en los que los saudíes tienen puestas grandes esperanzas. Por medio de Aramco es uno de los principales patrocinadores de esta competición (paga 10 millones al año), además de serlo también de la escudería Aston Martin, en la que el español Fernando Alonso es su principal baza para finalizar por delante de Ferrari en el Mundial de Constructores. También cuentan con un Gran Premio, el de Arabia Saudí, precisamente en el que Max Verstappen y Lewis Hamilton protagonizaron una de las carreras más espectaculares de la historia de esta competición. Sin embargo, sus ambiciones en el motor no se han limitado a esto.
El Fondo de Inversión Pública del país lanzó una oferta a comienzos de este año, según confirmó la FIA (Federación Internacional del Automóvil), para hacerse con toda la Fórmula 1 por más de 20.000 millones de dólares. El actual presidente de la patronal confirmó en Twitter que existía esta oferta y que fue rechazada porque, al margen de la astronómica cifra, no había "un plan presenta, claro y sostenible".
Por último, destaca la compra de los eventos de lucha libre, una de las apuestas más extrañas de la corona árabe en su periplo por los deportes. El país ha comprado desde 2008 los derechos de la competición para un evento en Riad conocido como el Crown Jewell. Este evento forma parte de una serie bianual cuyos datos son públicos: 50 millones de dólares por cada uno. Es decir, Arabia ya se ha gastado en la WWE más de 350 millones, más del doble de lo que genera en EEUU por derechos televisivos en ese periodo (175 millones de dólares).