La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no es la mayor admiradora de la jornada de cuatro días. Aunque es consciente de que el tiempo de trabajo "es el gran reto del siglo XXI" su respuesta pasa por una flexibilidad de los horarios para facilitar la conciliación. Eso sí, para ello plantea reforzar los controles para garantizar que se "respete" la normativa de tiempo de trabajo".
"Sin duda avanzamos hacia una reducción de la jornada máxima", afirmó este miércoles en un evento sobre oportunidades para el empleo femenino, en el que ha reiterado que se ha hablado "largo y tendido" sobre establecer "jornadas más cortas y de periodos de descanso semanal más largos". Pero a pesar del "indudable interés" que para la ministra supone esta modalidad, sus planes no pasan por generalizarla.
"Es necesario garantizar que efectivamente se respeta la normativa de tiempo de trabajo", advierte la ministra, para quien no se deben "configurar contextos de disponibilidad permanente invisible".
Con ello señala una de las dudas principales que surgen por la aplicación de la jornada de cuatro días: que las empresas utilicen el trabajo en remoto como una forma de 'maquillar' una reducción de días de trabajo que no es tal. O que las jornadas diarias se disparen a las 10 horas.
Para Díaz, las largas jornadas y las conexiones permanentes son dos caras de la misma moneda. "Tienen mucho que ver con climas de trabajo extremadamente competitivos y a veces incluso tóxicos, que debiéramos acometer como factores de riesgo", sostiene la ministra, que pone como ejemplo las actuaciones de la Inspección de Trabajo con relación al tiempo de trabajo en las empresas consultoras y auditoras, las conocidas como 'Big Four'.
La vicepresidenta ha presumido de la repercusión internacional de estas actuaciones para alimentar un debate sobre la necesidad de un tiempo de trabajo "presidido por la flexibilidad" y la conciliación.
De hecho, Trabajo ha marcado distancias con la que, hoy por hoy, es la única iniciativa gubernamental para explorar la jornada semanal de cuatro días: un programa piloto lanzado en diciembre por el Ministerio de Industria con una financiación de 10 millones y con el que se espera llegar a unas 70 empresas. Un plan pactado por el ala socialista del Ejecutivo con Más País.
Díaz defiende que se pacte en convenios
Aunque en los últimos meses Díaz ha modulado sus recelos al proyecto, en el mercado de un acercamiento político a la formación que lidera Íñigo Errejón, sus posiciones se acercan más a la de los sindicatos, que hablan de una rebaja general del tope de horas de trabajo.
Aunque Díaz no habla de 32 horas como hacen UGT o CCOO, si destaca que esta reducción de la jornada máxima vía negociación con las patronales "viene sucediendo desde hace un siglo" y actualmente se refleja "en buena parte de los convenios colectivos".
De esta forma, Díaz intenta presentar esta transición como una iniciativa de los sindicatos, cuando la mayoría de los proyectos realizados, como el recientemente realizado en Reino Unidos, han sido planteado por las propias empresas o por organizaciones independientes o partidos políticos. Esto deja fuera del debate a las centrales a ojos de la opinión pública. Algo que en España se ve reforzado por el programa piloto de Industria).
Una reforma que añade rigidez
Sin embargo, la tesis de Díaz se encuentra con un escollo inesperado un año después de la reforma laboral. "Si se trata de introducir mayor flexibilidad en la jornada, ¿por qué han recuperado la prevalencia de los convenios sectoriales sobre los de empresa?", reflexionó el director de BBVA Research, Rafael Doménech, al ser preguntado por este asunto en la presentación de IV Observatorio Trimestral del Empleo.
En este contexto, la reforma laboral recupera la rigidez de las empresas al alejar la mesa de negociación de la situación concreta de cada empresa. Algo que añade otra capa de rigidez a los acuerdos de flexibilidad que plantea Díaz. Y eso tiene consecuencias.
Precisamente el Observatorio pone el foco en una cuestión ya analizado hace unas semanas por el Banco de España: el retroceso de la jornada laboral por trabajador. De hecho, según el informe elaborado por BBVA Research y Fedea las horas de trabajo y el PIB por ocupado siguen por debajo de las cifras del cuarto trimestre de 2019.