Economía

Fedea alerta de un retroceso en la supervivencia de los empleos fijos tras la reforma laboral

  • La permanencia de los asalariados de menos de un año marcan su mayor caída de la serie
  • Una docena de ocupaciones mantiene una temporalidad superior al 25%
  • El menor número de empleos eventuales no mejora la productividad
Foto: EP.

En el primer año de la reforma laboral la tasa de permanencia en la empresa de los trabajadores indefinidos con una antigüedad de ente 6 y 12 meses ha caído a niveles "cercanos a los de los años posteriores a la 'Gran Recesión'". Una evolución que parece incoherente con el incremento de la contratación indefinida y que lleva al investigador de Fedea, Florentino Felgueroso, a lanzar una contundente advertencia: "Que haya caído la temporalidad no significa que se haya reducido la precariedad".

Felgueroso ha realizado este análisis en el marco de la presentación del IV Observatorio Trimestral del Empleo, una iniciativa del Instituto EY-Sagardoy de Talento e Innovación con la participación de BBVA Research y Fedea.

Su planteamiento toca de lleno una de las claves a tener en cuenta a la hora de analizar la reforma laboral: que una cosa es la duración legal de los contratos y otra la de los empleos que generan. En este sentido, los datos muestran que la proporción de trabajadores indefinidos que llevan trabajando más de un año en la misma empresa se han mantenido sin apenas variación.

Sin embargo, la tasa de permanencia de trabajadores de duración inferior a un año se ha reducido, lo que no resulta coherente con el importante incremento del empleo que han registrado gracias a la reforma. Pero para Felgueroso sí es compatible con el aumento de bajas de afiliación de indefinidos en el Régimen General, tanto por abandono voluntario como por causas como no superar el periodo de prueba, que se ha disparado por 7 en el primer año de la reforma.

Este último caso explica, a juicio de Felgueroso, la reducción de la tasa de trabajadores con una antigüedad inferior a seis meses, si bien estos ya venían reduciéndose desde 2017, con la única excepción de 2020.

Lo llamativo es lo que ocurre con los trabajadores indefinidos con una antigüedad entre seis y doce meses, que ya han superado el periodo de prueba. Su peso ha registrado el mayor descenso de la serie histórica, que registró un descenso inédito desde la crisis financiera: 3,5 puntos porcentuales.

Esto lleva su tasa de permanencia (que en 2021 alcanzó el 97%) hasta niveles inéditos desde 2015, en plena salida de la crisis financiera (y tres años después de una reforma laboral de 2012), que flexibilizó los despidos de indefinidos.

Felgueroso ha precisado que el análisis de estas transiciones no permite discernir cuántas de las salidas de empresas de estos trabajadores de entre 6 y 12 meses corresponden a abandonos voluntarios y cuántas a despidos. Además, hay que tener en cuenta que las bajas de afiliación no recogen las bajas de fijos discontinuos que pasan a la inactividad (que es la primera causa de baja entre los fijos discontinuos).

Respecto a estos trabajadores, Felgueroso ha lamentado que el Ministerio de Trabajos sigue sin presentar los datos de fijos discontinuos que trabajan o no, ni ha clarificado el impacto de estos últimos en las cifras de desempleo. Felgueroso ha confirmado que las cifras de paro efectivo alcanzaron los 3,56 millones de personas arrojan un decalaje de 652.000 respecto al paro registrado (636.000 descontando los afectados por ERTE).

Además, ha señalado que se mantiene la "paradójica evolución" de estos contratos: con la reforma laborales han multiplicado por 10,4, pero la afiliación "apenas ha variado". En este sentido, ha llamado la atención sobre el elevado peso de estos contratos firmados por ETTs.

Aunque según sus estimaciones, los fijos discontinuos inscritos como demandantes  triplican a los que cobran prestación, ha recordado que el número de fijos discontinuos en Francia y otros países la empresa abona un salario o una compensación económica a los trabajadores intermitentes y estacionales a los que manda a la inactividad.

En este sentido, el también investigador de Fedea, Marcel Jansen, ha lamentado que "las empresas releguen a la inactividad a los trabajadores a coste cero" y ha pedido que "compensen" por este coste.

Aunque en este punto hay que recordar que el coste no es exactamente cero para las empresas. Los fijos discontinuos no cobran indemnización por despido al pasar a la inactividad --como ocurre con un temporal-- pero sí cobran un "finiquito" por las vacaciones, pagas extra y otros conceptos. 

Menos temporalidad sin mayor productividad

En cualquier caso, el análisis del Observatorio recalca que la reforma laboral ha cumplido su objetivo de reducir la temporalidad. Los contratos indefinidos ordinarios también se han triplicado, mientras los temporales por obra y servicio se han suprimido y los de por circunstancias de producción se han reducido un 27%.

Con ello, la tasa de temporalidad ha alcanzado el 17,9%, su nivel mínimo de los últimos 35 años. Eso sí, el descenso es desigual: a finales de año 2021, existían 27 ocupaciones en la Clasificación Nacional de Ocupaciones a 2 dígitos que tenían una tasa de temporalidad superior al 25%, a finales del 2022, este número se había reducido a 12.

Principalmente se trata de ocupaciones de menor cualificación y en las que el sector público tiene un peso relevante, incide Felgueroso, que llama la atención sobre sectores somo el sanitario donde la brecha de temporalidad entre empleo público y privado se acerca a los 30 puntos.

Las horas trabajadas no despegan

Por su parte, el responsable de BBVA Research, Rafael Doménech ha señalado que el PIB por ocupado disminuyó el 0,2% en el cuarto trimestre de 2022 a pesar de que el producto por hora trabajada creció por tercer trimestre consecutivo. La causa se encuentra en la caída en la intensidad del empleo (horas por ocupado) en un 0,6% intertrimestral.

Como resultado, aunque la productividad por hora trabajada se situó por encima del nivel anterior a la pandemia, la jornada laboral por trabajador y el PIB por ocupado siguen por debajo de los niveles del cuarto trimestre de 2019.

Las horas semanales trabajadas por los asalariados crecieron, sobre todo en el sector privado, pero el avance significativo de las bajas por enfermedad, accidente o incapacidad laboral desde 2019 limitó la recuperación del tiempo de trabajo.

En este sentido, ha advertido que pese a lo que refleja la doctrina económica, la reducción de la temporalidad no está mejorando la productividad del trabajo. Esto refleja que muchas ineficacias y rigideces del mercado laboral se mantienen tras la reforma, si bien los expertos han alertado de que aún faltan datos concluyentes para arrojar un diagnóstico concluyente sobre el impacto de la reforma en la productividad.

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