Economía

El 'flotador' del empleo contra la pobreza se desinfla en España

  • Se sitúa en cabeza de la UE en hogares en riesgo con todos sus miembros trabajando
  • El indicador ha empeorado entre 2015 y 2021 pese a una subida del 49% del SMI

España es el segundo país de la zona euro, después de Grecia, por tasa de trabajadores en riesgo de pobreza o exclusión social, un 15,7%. Pese a la gravedad de este dato, se considera que el impacto se ve amortiguado por el 'colchón' familiar: es decir, la suma de los ingresos salariales de miembros del hogar. Sin embargo, un nuevo estudio de Eurostat muestra que, en el caso de nuestro país, este 'flotador' tiene un comportamiento irregular en el marco europeo.

El organismo europeo ha analizado la relación entre el riesgo de pobreza de los hogares, que define como percibir unos ingresos inferiores al 60% de la renta media equivalente después de transferencias sociales, y la intensidad del trabajo. Esta se calcula en función de cómo trabajan todos los miembros del hogar en edad de trabajar en comparación con su "pleno potencial". Es decir, si se emplean a jornada completa. 

El estudio se centra en las personas de menos de 65 años, eliminando así el efecto de los ingresos de los pensionistas en el riesgo de pobreza, que en España se consideran parte fundamental de este colchón de las familias.

Los datos de Eurostat confirman con rotundidad que cuanto mayor es la intensidad de trabajo en un hogar, es decir, cuanto más cerca están del pleno empleo todos sus miembros en edad de trabajar, menor es la probabilidad de estar en riesgo de pobreza. Para ello establece una clasificación con tres tipos: baja intensidad, media y muy alta.

En el caso de España, el porcentaje de hogares del primer tipo en riesgo de pobreza llegan al 63,5% según los últimos datos, correspondientes a 2021. Para una intensidad laboral media, caen al 29,9% y para los de muy alta intensidad se quedan en el 7,8%. Una variación que ilustra el positivo impacto de la actividad a la hora de reducir la pobreza de los hogares. Sin embargo, los datos de nuestro país contratan con los de nuestros vecinos.

Escalando el ranking europeo

La tasa de pobreza de los hogares españoles con menor intensidad del empleo ocupa un moderado puesto 17 en el ranking de la UE. Aunque queda por encima de la media de los 27, situada en el 62,2%, sigue por debajo de de otras grandes economías como Francia (66,8%) e Italia (64,2%). En Alemania, por su parte, este riesgo se sitúa en el 52%.

Pero según aumenta la intensidad del empleo, el riesgo de pobreza empieza a superar al de nuestros vecinos, Así, para los hogares con una ocupación media de sus miembros, el riesgo de pobreza se convierte el quinto de la UE, por detrás de Luxemburgo, Rumanía, Portugal y Malta.

Y si nos fijamos en los hogares los hogares en los que sus componentes más se acercan a la actividad laboral plena, llega al tercer puesto de la UE, solo superado por Rumanía y Luxemburgo.

Esto confirma que el empleo impacta de manera muy diferente (y deficitaria) en el riesgo de pobreza de los hogares españoles que en el resto de Europa. Dicho de otra forma: cuanto más intensa es la ocupación, más se sitúa la tasa de pobreza de los hogares por encima de la del resto de economías europeas.

El SMI no frena el riesgo de pobreza

Así, del grupo de países que compone Alemania, Francia, Italia y España, es el nuestro en el que más se ha elevado la tasa de pobreza con todos o casi todos sus miembros trabajando a jornada completa, saltando de un 6% en 2015 a un 7,8% en 2021.

Aunque la pandemia ha hecho que este riego aumentara con fuerza en 2020, la economía germana logró contener la tendencia, aunque más llamativo aún es el caso de Italia, que tras superar a España en 2018 logró reducir este riesgo, hasta llegar al estallido de la pandemia en muchas mejores condiciones.

Eurostat centra su análisis en el impacto del empleo en el riesgo de pobreza, sin entrar a explicar por qué unos países es menor que en otros. Pero, al tratarse de una estadística que se utiliza en los modelos de análisis de redistribución de la renta, apuntaría a que en el caso español los salarios están contribuyendo menos contribuyen menos que en otros países.

En este sentido, hay que tener en cuenta que intensidad salarial implica que más personas trabajan más horas y, por ello, cobran mejores salarios. Aunque, eso sí, su impacto sobre el riesgo de pobreza depende del tipo de empleo que realicen. 

El Gobierno ha planteado que la solución para garantizar una mejor distribución de las rentas salariales es elevar el salario mínimo interprofesional. Pero tampoco esto no parece haber tenido un impacto positivo en el riesgo de pobreza de los trabajadores y sus hogares: recordemos que desde 2015 el SMI ha subido un 49%. 

En ese periodo, el riesgo de pobreza no ha dejado de aumentar en los hogares donde más se trabaja. La única excepción fue 2020, aunque esto no se debió a una mejora, sino a un efecto estadístico provocado por la destrucción de empleos durante la pandemia.

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