Economía

Bruselas señala a España como el país con mayor volatilidad del empleo

  • Con la reforma laboral, registra la mayor rotación entre los trabajadores de 25 a 54 años
  • El 8% de los trabajadores y el 20,3% de los desempleados corresponde a los últimos tres meses
  • Un tercio de las pérdidas de empleo por despido o temporalidad se localiza en España
La presidenta de la Comisi?n Europea, Ursula von del Leyen

Cuando se habla de la precariedad del empleo en España, el análisis se centra en los trabajadores más jóvenes, condenados a encadenar contratos de muy escasa duración hasta que su carrera profesional se estabiliza, a partir de los 25 años. Sin embargo, un reciente estudio de Eurostat muestra que descontando este efecto nuestro mercado de trabajo también registra la mayor volatilidad del empleo de la Unión Europea. Ello a pesar de la entrada en vigor de la reforma laboral.

El organismo de estadísticas europeo ha realizado un análisis de los datos de la Encuesta de Fuerza Laboral (Labor Force Survey) del tercer trimestre en la que muestra que España es, a la vez, el estado miembro de la UE con mayor porcentaje de nuevas incorporaciones de trabajadores y el de trabajadores que acaban de perder su trabajo. Un doble récord que no sorprenderá a muchos analistas, a tenor de las tasas de paro y temporalidad del empleo entre los jóvenes.

Pero el informe de Bruselas se centra entre los trabajadores de entre 25 y 24 años, la conocida como "prime age" o 'edad madura' de los ocupados. Par ello saca de la ecuación tanto a los colectivos de jóvenes que aún no han terminado sus estudios, con lo cual su vinculación al empleo es menor, tanto a aquellos de mayor edad que están más cerca de la edad de retiro.

Esta definición empieza a pecar de cierta rigidez, ya que no tiene en cuenta la evolución demográfica de la población activa, especialmente en países como España, pero sigue teniendo el valor de eludir el impacto de políticas de empleo dirigidas a la activación de los colectivos de trabajadores menores de 25 años y a partir de los 55 años. Es decir, mide una especie de "volatilidad estructural" del mercado laboral entre trabajadores sin incentivos a la contratación o al mantenimiento del empleo.

El 7,6% de los trabajadores españoles en el tercer trimestre llevaban menos de tres meses en su empleo actual. El dato implica un leve retroceso desde el 8% registrado un año antes, aunque el descenso se produjo en todos los países. España queda solo unas centésimas por encima del segundo puesto: Dinamarca, seguido de Finlandia y Suecia.

A priori estos datos parecen positivos, ya que nos sitúa por encima de países como los nórdicos y en las antípodas de los países del este como Rumanía, con los que solemos empatar en otras categorías de debilidad laboral. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nuestro mercado laboral presenta ciertas particularidades, empezando por su elevada tasa de temporalidad.

Tras la reforma laboral, los contratos temporales que se firman cada mes han pasado de suponer 9 de cada diez a 6 de cada diez. Pero la ratio de nuevas incorporaciones apenas se ha visto afectada. Algo que resulta más llamativos si tenemos en cuenta que el único estado europeo que supera nuestra tasa de temporalidad, Países Bajos, presenta una tasa de nuevas incorporaciones al empleo 1,3 puntos porcentuales inferior a la de España.

Expulsados de la "fuerza laboral"

Para analizar la particularidad de España, hay que estudiar la situación de los que transitan el camino inverso: del empleo al desempleo. 

A diferencia de las estadísticas convencionales del mercado laboral, para hacer este cálculo Bruselas no tiene en cuenta solo a los parados registrados, sino a todas las personas "fuera del mercado laboral". En España, la tasa llega al 20,3%, la más alta de la Unión, y más de tres veces superior a la de Países Bajos (6,3%).

Esto incluye a personas en paro que quieren trabajar, ero que no buscan o no están inmediatamente disponibles. Pero el valor del nuevo informe de Eurostat es que distingue entre causas no laborales (como cuidar a familiares o educación) y laborales, como un despido o el fin de un empleo eventual.

Si analizamos el impacto de estas causas laborales entre los que acaban de abandonar su empleo en España, se aprecia que llega al 81,6%, un porcentaje elevado pero inferior al de Italia (89,6%), Hungría (88,6 %) y Grecia (87,6%), aunque a mucha distancia del 27.6% que registra Países Bajos.

Pero como España tiene una tasa mucho mayor de abandonos recientes, la cifra absoluta es la más elevada de la UE. Así, el 31% de las personas que han perdido su empleo por alguno de estos motivos en la UE en los últimos tres meses eran españoles, seguido de Italia (22,9 %) y Francia (19,6 %), dos países con una población mucho mayor.

La evolución de España en los tres primeros meses del año apunta a un efecto nulo de la reforma laboral en la volatilidad a corto plazo del empleo. El menor peso del empleo temporal (y con ello de las pérdidas de empleo por el fin de estos contratos) se habría visto compensado por la mayor volatilidad de los indefinidos, especialmente entre los fijos discontinuos dados de baja por pasar a la inactividad.

En este sentido, hay que tener en cuenta que las personas que dejan de trabajar incluirían a los fijos discontinuos que dejan de trabajar (ya sean parados propiamente dichos o inactivos) como hace la EPA. Pero como en el caso del INE, Eurostat no está desagregada esta casuística. En todo caso, en los tres trimestres que analiza el organismo europeo se produjeron 1,8 millones de bajas de afiliación, según los datos de Seguridad Social, 3,64 veces más que en el año anterior.

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