Gerardo Cuerva (Granada, 1971) recibe a elEconomista.es en su despacho de Cepyme, tras la actualización del salario mínimo un 8% para 2023. El líder patronal desde 2019 está preocupado por la posición que está tomando el Gobierno con las empresas y las medidas preocupantes que aplica y que tendrán efecto sobre toda la economía.
Ya en 2022 Cepyme calculaba que las rápidas alzas del SMI borraron más de 200.000 empleos desde 2019. ¿Qué podemos esperar con la nueva subida del 8%?
Habrá unos efectos directos, que se dejarán notar rápido, y luego habrá otros que se irán viendo. Para la pequeña empresa española, esas subidas salariales tan vertiginosas, que no obedecen a ningún criterio más allá del demagógico y político, conllevan a una restricción en la competitividad y la productividad. Desde el año 2016 el salario mínimo ha subido el 64,8%. El PIB ha subido un punto y poco al año, la inflación un 15%. ¿A qué obedece? Nos refugiamos en que la Carta Social Europea dice que el SMI debe ser el 60% del salario medio, pero es que hay provincias, como Zamora, en la que el SMI supone el 85%. Hay 22 provincias que con el SMI tienen más del 65% del salario medio. Estamos condenando a esa España despoblada.
En cualquier negocio, para pagar 1.080 euros tienes que producir 3.600. Creo que el Ministerio de Trabajo, está confundiendo las políticas sociales y el salario mínimo. ¿Hay gente que tiene dificultades en estos momentos?: ayudémosla y para eso están las políticas sociales, pero no confundamos las cosas. Esas subidas del SMI lo que están haciendo es intervenir los mercados. Cuando un Gobierno socialista toma decisiones comunistas, es preocupante.
¿No se habría conseguido algo si las patronales hubiesen acudido el pasado martes a la reunión con Trabajo y sindicatos?
Rotundamente no. El acuerdo estaba pactado y, de hecho, espero que no se convierta en una tónica general ese desprecio al diálogo social. Si no me gusta lo que voy a escuchar, dicen en Trabajo, contrato una comisión de expertos que digan lo que yo quiero, y que me avale. En cinco minutos se tomó la decisión del 8%. Por tanto, me sumo a lo que dijo el presidente de CEOE, que dice que claramente buscaban una foto y es la evidencia. No buscaban un acuerdo, no buscaban una negociación. De hecho, CEOE y Cepyme, mandamos una propuesta hace más de 20 días en la que, con el esfuerzo máximo y el compromiso empresarial, poníamos unos incrementos salariales con unas condiciones.
¿Y cree que la subida tendrá repercusión en el Gobierno? Porque vimos cómo chocaban Díaz y Calviño.
Desgraciadamente se ha impuesto una corriente que yo entiendo que no obedece a las necesidades y a la situación que España está atravesando. Estamos viendo cómo el BCE está subiendo los tipos de interés. En este contexto, cuidado con tomar decisiones que dejen la economía congelada. Nadia Calviño lo ha dicho: hay que ser moderado en las subidas salariales. Pero parece que ha ganado la otra parte, la propia de Díaz.
¿Tienen pensado volver a sentarse a la mesa con Yolanda Díaz?
El empresario en su ADN lleva la negociación. Yo soy empresario y negociamos con los ayuntamientos, con los proveedores, con los clientes e incluso con nuestros propios socios. Dentro de nosotros está la negociación y por tanto siempre vamos a negociar. Le pido al Ministerio que seamos serios y, aunque no estemos de acuerdo en todo, lo que no podemos llegar a un acuerdo y luego cambiarlo. Yo creo que España se merece que seamos más serios.
¿Y cambia el clima con los sindicatos para la negociación de los convenios colectivos?
El ritmo de la negociación colectiva no ha parado. Al final lo que no puede suceder en España es que, en este caso, Trabajo pretenda usurpar el espacio de los sindicatos. No vale que el Gobierno de España los fagocite. No me parece justo, porque los sindicatos están haciendo una labor muy importante y, de hecho, el diálogo social, en este caso la negociación colectiva, funciona perfectamente, con sus mejores y peores momentos, en las más de 4.500 mesas de negociación que hay abiertas en España. En éstas, además, sí se tiene en cuenta el territorio, el sector y la situación, estamos llegando a acuerdos. Por tanto, querer utilizar el SMI como arma política, a lo único a lo que puede conducir es a un desastre económico.
Es significativo que después de no acudir a la mesa del SMI, Antonio Garamendi tampoco fuese al encuentro empresarial en Marruecos...
El presidente de la CEOE ha sido claro. Un problema personal la he impedido estar en Marruecos. En su lugar acudió el vicepresidente primero. Vamos a dejar las cosas en su sitio, somos gente muy seria, Antonio Garamendi es muy serio y toda la patronal funciona con seriedad.
"El Ministerio de Trabajo pretende usurpar el espacio de los sindicatos y eso no es justo"
Para la pyme es muy complicado llegar a ese 8% de alza en el SMI, pero también a los 1.040 euros que se propusieron desde la patronal...
Por supuesto que sí. Por eso digo que nosotros hacemos muchas veces de tripas corazón, porque creemos que hay que seguir hacia adelante y cada vez nos encontramos con más problemas. El Gobierno de España ahora mismo atosiga, acusa y maltrata a la gran empresa. Pero es que a la pequeña la está asfixiando con esas medidas y nosotros intentamos dar otro pasito, y solo nos encontramos con más trabas. Al final todos los pasos que se están dando ponen en jaque a la pequeña y mediana empresa.
Nuestra propuesta demuestra esfuerzo y nos encontramos con que al Gobierno le da igual. A mí me preocupa que el Gobierno esté empezando a coger el hábito de penalizar el sistema económico y puentearlo para ayudar al individuo. Yo apoyo un Estado de Bienestar fuerte, unas buenas políticas sociales cuando se necesitan, pero que nadie olvide que eso emana de la actividad empresarial. El ecosistema empresarial genera unos recursos que los que gobiernan destinan a las políticas sociales y el Estado de bienestar. En este país parece que queremos acabar con ese ecosistema empresarial.
¿Afectaría esto a la reforma de pensiones?
La reforma de pensiones está parada, al menos en el diálogo social. El Gobierno no ha mandado ningún papel, Europa ha dado más plazo y parece que se ha relajado un poco el Ministerio; pero también tenemos conocimiento de que están negociando con los distintos partidos, pero volvemos a lo mismo. ¿Vamos a esperar al último minuto para imponer una decisión y avalarla dentro del diálogo social? Eso no me parece justo.
Escrivá ha dicho que la quiere cerrar este mes, ¿son realistas los plazos?
Si todavía hoy no tenemos ni un solo papel, es difícil que pueda aportar o negociar algo. A mí lo que no me gustaría que se produjera lo que se produjo en julio del 2021, cuando se acordó el primer paquete de reforma. Había un hito que fue acceder, tanto sindicatos como empresarios, a sustituir el factor de sostenibilidad por un mecanismo nuevo que se iba a estudiar en 6 meses. Al final resultó que no se estudió ninguno y se subieron las cotizaciones. Si el sistema de pensiones solo se va a atacar por la vía del ingreso, la sostenibilidad del mismo será muy complicada. Lo que hay que trabajar es en la sostenibilidad del sistema y, para ello, o exprimen más a los que están cotizando o amplían el espectro de cotizantes y suman más ingresos. Aquí parece que el Gobierno prefiere no potenciar el sistema económico para que haya más trabajadores, sino esquilmar más a los que estamos. ¿Por qué no atacamos con políticas generales, ya no del sistema de pensiones sino más amplias, para incrementar este número? Ahí es donde deberíamos trabajar.
"Veo con estupor que un día se cuentan según un método que cambia poco después"
¿Y en la reforma laboral también?
Como por ejemplo en la reforma laboral; como por ejemplo en el SMI; como la bajada de impuestos; como la reducción de la burocracia, como tantas y tantas cosas. O creemos en un sistema económico potente que pueda generar recursos, o acabamos con él y ayudamos al individuo de forma particular. Son modelos diferentes y yo abogo por el primero.
¿Cómo ve Cepyme la polémica sobre los datos del paro y los fijos discontinuos?
La veo con estupor. Llega un momento en el que no doy crédito. Yo prudentemente diría: "Vamos a esperar un año a ver si podemos comparar". Lo que no es de recibo, y ojalá no sea la tónica habitual que cojan los Gobiernos, es cambiar las métricas y las formas de contar en función de los resultados que salgan. Y ahora vamos a contabilizar así y mañana contabilizamos de otra manera, cuidado. Esto es muy serio; la contabilidad, la organización y la métrica del dato tiene que ser escrupulosa y hay que comparar churras con churras y merinas con merinas. Yo no soy capaz de seguir cuál es la evolución del paro en esta situación. Vamos a aclararnos y ojalá no vayamos por esos derroteros en los próximos trimestres.
Tuvo que ser complicado firmar la reforma laboral entonces...
¿Es la reforma que nosotros queríamos?: pues claro que no, pero en cualquier negociación uno sabe que se deja muchos pelos en la gatera. En este caso, el papel que se quedaba en la mesa, si no se firmaba, era muchísimo peor que si lo firmábamos. Por tanto, yo creo que fue una buena acción enfriar la reforma laboral. Quizá perdimos entonces una oportunidad para hacer una reforma laboral mucho mejor desde el punto de vista empresarial, pero así son las negociaciones, y en este caso conseguimos revertir ese mantra de acabar con la reforma laboral del año 2012. Se mantuvieron los pilares y no fue poco esfuerzo el que se hizo para para lograr esa victoria.
¿El cambio en Ley Concursal es el que necesitaba la pyme?
El concurso de acreedores deber ser una herramienta de tránsito en la compañía, y debemos trabajar para que no conlleve la liquidación de la empresa.
¿Por qué el Gobierno arremete ahora contra los empresarios?
No encuentro la causa. Lo único que lo explica es querer acabar con el sistema económico, cambiar el modelo económico. El Gobierno ataca a las grandes empresas públicamente y asfixia a las pequeñas. Por tanto, no hay por dónde cogerlo. Yo creo en la empresa privada, creo en la libre competencia, en el libre mercado y creo que es el sustento del Estado del bienestar. Es una vergüenza que, en el año 2023 tengamos que seguir defendiendo el bien social que hace la empresa en España.
¿Se ha resentido su relación con Garamendi desde la reforma laboral?
Yo creo que no. Antonio me parece una persona seria, comprometida, trabajadora y profesional. Tiene como aspecto fundamental la defensa de intereses de la empresa. El hecho de que discrepemos en ciertos temas no es relevante, pues también me ocurre en mi casa o con mis amigos. La amistad que tenemos está por encima de todo eso. Habrá veces que no estemos de acuerdo y lo pongamos de manifiesto, pero yo creo que siempre con el ánimo de construir, de sumar y mejorar en la defensa de los intereses empresariales y del mundo empresarial, porque hay una cierta desazón con estas posiciones tan radicales en contra de la empresa que advertimos.
"Solo espero que el próximo Gobierno ponga a la empresa en el centro, no en la diana"
¿No valoró entonces presentar una candidatura para las elecciones?
Nunca pensé en presentarme. De hecho, cuando Antonio puso su candidatura encima de la mesa, le dije que lo apoyaba y, a los pocos días, el Comité Ejecutivo de esta casa se reunió y fue unánime la postura de apoyo a Antonio. Yo estoy aquí para para lo que me han encomendado, que es defender los intereses de la pequeña y mediana empresa.
Da la sensación de que hubo un castigo con el nuevo organigrama...
Es una decisión que toma Antonio. No es la primera vez que en esta organización hay un vicepresidente primero y no es el presidente de Cepyme. En la figura de Miguel Garrido confluyen una serie de atributos y cualidades, tanto a nivel personal como a nivel de la institución que representa, inmejorables. Cepyme tiene la misma posición que tenía, con vicepresidentes estatutarios; sea cual sea la decisión del presidente que esté en cualquier momento en la historia de CEOE, el vicepresidente seguro, innato, de la organización, será el presidente de Cepyme.
Centrándonos más en la pyme, con la Ley Crea y Crece, ¿se crean más empresas y éstas crecen más?
Hemos perdido una gran oportunidad. Nosotros propusimos al Gobierno de España 100 medidas que podíamos meter en la Ley Crea y Crece. No cogieron ninguna. Es cierto que en estas modificaciones que se están haciendo, han recogido algunas. Pero parece un poco incoherente que no haya ninguna de las 100 medidas. Disponemos de un estudio que refleja que tenemos una media de trabajadores de 4,6 personas por empresa. La media de Europa es de 6. Alcanzando la media de Europa incrementaríamos el número de empleados en 1,2 millones en España, el PIB en un 5% y, lo que es más importante, la recaudación en más de 20.000 millones de euros. Fíjense si hay manera de recaudar. Hemos tenido una oportunidad que desgraciadamente no la hemos utilizado para hacer crecer al tejido empresarial español.
Como con los fondos europeos...
Pues sí, desgraciadamente el sentir sobre los fondos europeos es ese. Si bien es cierto que hay algunos programas que funcionan, como el propio del Kit digital. Nosotros hemos llegado a decir que por qué no copiamos de alguna manera los procedimientos establecidos y los llevamos a otros. Cepyme hace ya más de un año propuso dar una necesaria ayuda a la empresa, que se nos dijo que era imposible, y ahora la Unión Europea permite cambiar el flujo de los programas para que vayan directamente a las compañías. Estamos en una situación muy complicada y no podemos repetir procedimientos que están llevándonos al fracaso. Aquí no vale echarse las culpas entre Ejecutivo y comunidades autónomas.
¿Si hay un cambio de Gobierno habrá una nueva reforma laboral?
Yo no sé si habrá un cambio de Gobierno, eso lo diremos los españoles con nuestra responsabilidad y nuestro voto en las próximas elecciones. En este caso de ejecutivos municipales, autonómicos y, cuando se proceda, en el Gobierno español. Espero que el Gobierno que esté, que me da igual su color, su nombre y su posición, ponga en el centro a las empresas y no en la diana como se está haciendo hasta ahora. Ojalá que las políticas que se hagan en este país, sea el Gobierno que sea, estén encaminada a la potenciación del sistema económico y no a su deterioro como está ocurriendo ahora.