Disfrutar de uno de los platos clásicos de Italia acaba de encarecerse notablemente: el coste medio de cocinar una pizza margarita (tomate, queso mozzarella y albahaca) ha subido casi un 30% en diciembre con respecto al año anterior.
Esta cifra supera con creces la tasa de inflación de diciembre (12,3% el IPC armonizado), impulsada por el aumento de los precios de la energía y los alimentos. El contraste subraya que, incluso después de los 75.000 millones de euros que el Gobierno ha gastado en ayudar a los italianos a pagar las facturas del gas y la electricidad, no se puede hacer mucho, ya que los demás precios siguen subiendo.
El análisis del plato italiano por excelencia se revela en el nuevo Índice Pizza Margarita mensual de Bloomberg, que pretende ofrecer una visión del shock en el coste de la vida para los italianos.
A partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística y del Ministerio de Hacienda italiano, el indicador sigue la evolución de los precios de los ingredientes básicos de esta pizza: harina, tomate, mozzarella y aceite de oliva. También se ha calculado el consumo energético necesario para cocinar una pizza con un horno eléctrico doméstico.
El coste de hacerla en casa ha subido mucho más deprisa que el de optar por una versión precocinada. El precio de ese artículo ha subido solo un 9,9%. Las economías de escala contribuyen.
Aparte de la energía, el mayor aumento del coste en el índice fue el de la mozzarella, que ha subido casi un 27% en el mismo periodo, y el de la harina, que ha aumentado algo menos del 22%. Estos y otros ingredientes son bastante comunes en la cesta de la compra de un hogar típico, aunque no todo el mundo se tome la molestia de hacer pizza en casa.
Aunque existe un amplio debate sobre qué ingredientes son admisibles en una auténtica pizza italiana -la piña está prohibida-, la margarita, junto con una versión aún más sencilla sin mozzarella conocida como marinara, son las variedades más apreciadas por los puristas. Probablemente sean las más cocinadas entre los ocho millones de pizzas que, según la guía gastronómica Il Gambero Rosso, se cocinan a diario en todo el país.
Apócrifamente bautizada en honor de Margarita de Saboya, la primera reina de Italia tras su unificación, la leyenda cuenta que la pizza margarita se creó originalmente en honor de su visita a Nápoles en 1889. Los colores del plato, cuando se añade una hoja de albahaca fresca al final para darle sabor, recrean los de la bandera italiana: verde, blanco y rojo.
Existen diversas variantes de pizza, entre ellas la romana, más fina, y la neoyorquina. Aun así, los napolitanos afirman que la suya es única. La Unión Europea la ha reconocido como Especialidad Tradicional Garantizada. Esta designación exige un horno de leña a 485 ºC, garantizar que la corteza tenga al menos 1-2 centímetros de altura y utilizar únicamente productos especificados, como aceite de oliva virgen extra, albahaca fresca, mozzarella de búfala o mozzarella local tradicional y tomates locales.