
La polémica sobre los datos de los fijos discontinuos empieza a repercutir en el seno del propio Gobierno. Crece el temor a que la incapacidad del equipo de Yolanda Díaz para ofrecer estadísticas, siquiera provisionales, que acallen las críticas repercuta en la credibilidad de España incluso en la Unión Europea. Y ante este escenario, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, están marcando distancias.
A primera vista, la posición del Gobierno parece unánime con la del Ministerio de Trabajo: los fijos discontinuos no cuentan como parados registrados en términos de Servicio Público de Empleo Estatal, nunca lo han hecho, y nada ha cambiado con la reforma laboral. Pero este argumento no responde a las serias dudas expresadas por los expertos y reputados analistas del mercado laboral. Dudas reforzadas además en las propias estadísticas públicas.
El pasado mes de octubre el SEPE realizó una revisión de todas las demandas de empleo "en cualquier situación administrativa", correspondientes a personas que han celebrado contratos fijos discontinuos y llamamientos desde el 1 de enero de 2022. Esto se tradujo en que 89.971 personas pasaron de un mes a otro a convertirse en demandantes con relación laboral, de los que 52.288 eran parados.
En el conjunto del año han sido 207.707 demandantes, de los que 121.813 eran parados, pero los datos de octubre son llamativos porque se trató, con diferencia, de la mayor revisión. Y la única notificada por el SEPE a las comunidades autónomas.
Hay que recordar que, en ese mes, tradicionalmente malo para el empleo, los datos de paro publicados por el Gobierno recogían un excepcional descenso de 27.000 personas. El ajuste se inició el 25 de octubre y se comunicó a las comunidades autónomas (responsables de la gestión de las demandas), pero a nadie más. Ni siquiera cuando los expertos de Fedea lo denunciaron públicamente y las peticiones de transparencia se multiplicaron, Trabajo reconoció lo ocurrido.
Ello pese a que la operación provoca dudas razonables de maquillaje en las estadísticas. Y lo que es más, afecta a las estadísticas de Eurostat por la manera en la que se calcula el paro mensual en la Encuesta de Fuerza Laboral (LFS por sus siglas en inglés) europea.
Habitualmente este indicador usa los datos de la EPA trimestral para calcular la media mensual, pero en los meses en los que aún no se ha publicado los datos del INE, como es el caso de octubre y noviembre, lo que hace Eurostat es utilizar los del SEPE, 'cocinados' con una fórmula específica para acercarlos a los que resultan de la LFS.
Economía destaca a los fijos discontinuos
El procedimiento europeo no es excepcional y suele pasar desapercibido en España, ya que los datos se publican con un decalaje de dos meses. Pero que se vean afectados por este ajuste y, sobre todo, salpicado por la polémica es un motivo de preocupación en Economía. Especialmente en un momento en el que la Confederación Europea de Empresas, a instancias de la española Asempleo, ha pedido, precisamente, a Eurostat que revise las cifras.
Ello explica que, en sus propios análisis, los técnicos de Nadia Calviño hayan empezado a destacar el peso de los fijos discontinuos en el desempleo, más allá del paro registrado, al analizar los datos de paro mensual. Así, en su análisis de los datos de noviembre y diciembre han destacado el fuerte incremento de los demandantes no parados "al incluir estos los fijos discontinuos que se encuentran en periodo de inactividad". De hecho, destacan que estos datos se sitúan muy por encima de la media de los años anteriores.
Esta información no se facilitaba en los boletines anteriores y solo se incluye tras el estallido de la polémica. Aunque no habla del ajuste en las cifras de demandantes y parados fijos discontinuos realizado por el SEPE, este análisis marca claramente distancias con el relato presentado por el Ministerio de Trabajo.
En este sentido, hay que recordar que el INE, que depende de Economía, tiene su propia metodología para determinar si un fijo discontinuo inactivo debe contar cómo parado o no en la EPA: la clave es si buscan trabajo mientras esperan volver a ser llamados por la empresa con la que tienen el contrato. El problema es que estos datos no se publican desagregados.
Un retraso de diez meses del SEPE
Trabajo lleva meses prometiendo un registro claro de la situación de los fijos discontinuos. Algo que ha vuelto a presentar como novedoso en los últimos días, pero que ya reconoció en septiembre. De hecho, la comunicación del SEPE a las comunidades autónomas justificaba la revisión para "incrementar la calidad de estos datos" y mejorar "la identificación de las personas demandantes de empleo con una relación laboral a través de un contrato fijo discontinuo".
Aunque lo que también revela la comunicación es que el Ministerio tardó 10 meses en darse cuenta de que había problemas en la forma de computar a los demandantes fijos discontinuos, algo que también afecta a Inclusión y Seguridad Social.
Cuando un fijo discontinuo pasa a la inactividad es dado de baja como afiliado en la Seguridad Social, hasta que el trabajador vuelve a ser llamado y se le da de alta de nuevo. En ese caso su nota se anota como "por pase a la inactividad".
Así, la verificación de la situación de la relación laboral de los demandantes fijos discontinuos como demandantes de empleo se hace automáticamente mediante el cruce con estos registros de Seguridad Social.
En este sentido, llama la atención que el SEPE haya tenido que mantener "provisionalmente" las revisiones a través del propio organismo. Esto explica que se hayan incrementado sustancialmente las altas de nuevos demandantes con relación laboral en octubre, noviembre y, en menor medida, diciembre.
La cuarentena de Seguridad Social
Más sorprendente resulta que la Tesorería General de la Seguridad Social ha puesto "en revisión" desde octubre la estadística que detalla las causas de las bajas de afiliación para cada tipo de contrato. Sobre todo, porque todas las demás, incluyendo la que detalla el número de altas y bajas, se siguen publicando con normalidad.
Desde el Ministerio que dirige José Luis Escrivá aseguran que esta revisión se debe a la necesidad de "mejorar la información sobre el mercado laboral" e insisten en marcar distancias con la polémica de los fijos discontinuos, que ciñen a la órbita del SEPE.
Seguridad Social afronta sus propias polémicas sobre la contabilidad de la afiliación por la estimación de los datos 'desestacionalizados' y el interés del ministro por avanzar una estimación de los datos a final de mes, pero por ello mismo se informa habitualmente de los ajustes que se producen.
En cualquier caso, el desmarque de los dos ministerios respecto a Trabajo tiene una lectura política. Habida cuenta que la polémica de los fijos discontinuos no desluce los resultados generales de la reforma laboral en términos de creación de empleo (la afiliación de trabajadores indefinidos se ha disparado en 2,3 millones de personas en 2022, de los que solo un 19% son fijos discontinuos), Calviño y Escrivá pueden permitir que Díaz asuma en solitario el coste de la polémica con los datos de paro.