
Que las tareas domésticas y de cuidados recaen de forma mayoritaria en las mujeres no comporta ninguna sorpresa, pero la tensión laboral que esto genera tiene consecuencias en el presente, con trabajos más precarios o carreras laborales abandonadas a la fuerza, y en el futuro, con pensiones precarias. Las cifras actualizadas materializan hoy un concepto de principios de los años 80: 'generación sándwich', aquella que tiene a cargo a menores y mayores de forma simultánea y en la que ellas también son mayoría.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este martes la Encuesta de Características Esenciales de la Población y Viviendas, que vuelve a confirmar una realidad asumida de forma mayoritaria por ellas que apuntala una situación social de estrés en aumento.
La última estadística indica que el 45,9% de las mujeres se encarga de la mayor parte de las tareas del hogar frente al 14,9% de los hombres. Entre quienes declaran que rara vez participan de estas labores, el mayor porcentaje lo acumulan ellos (15,7%) frente al 6% del género femenino.
En la convivencia, el resultado se mantiene. Atendiendo a la situación en el hogar, el 49,7% de las mujeres que viven en pareja se encargan de la mayor parte de las tareas domésticas, frente al 4,3% de los hombres en la misma situación, según los resultados del INE, que añaden que solo el 1,5% no participa habitualmente en este tipo de tareas frente al 12,6% de los hombres.
Tampoco es novedad que los cuidados recaen más sobre las mujeres que sobre los hombres. Es una de las cuestiones relacionadas con su precariedad laboral que repercute en la pensión de jubilación, más baja de manera generalizada que la de los hombres como consecuencia de una vida laboral marcada por jornadas parciales, contratos temporales o renuncia forzosa del desarrollo profesional ante la imposibilidad de conciliar trabajo y hogar.
La encuesta del INE apunta a que el 47,1% de la población de 16 años y más reside en hogares con alguna persona dependiente: enfermos crónicos, personas con discapacidad, mayores de 70 años y menores. Casi ocho de cada 10 de estos dependientes son menores de edad y el 39,8% de los cuidadores dedica entre tres y seis horas diarias a los cuidados de estas personas.
Tanto el cuidado de menores como de personas dependientes que conviven en el hogar recae mayoritariamente en las mujeres (40,2% y 48,3% respectivamente frente al 4,8% y 20,5% que asumen los hombres). El cuidado de dependientes a cargo fuera del hogar (afecta al 29,7% de la población de más de 16 años) requiere entre una y tres horas diarias a sus cuidados y lo asume en mayor parte la mujer (11,3% frente al 2,6% de hombres).
Atrapadas entre cuidar de unos y de otros
Esta doble derivada (cuidados a menores y a mayores) genera un contexto que aprieta más a la denominada 'generación sándwich', una generación que se define por vivir 'atrapada' entre los cuidados de los menores (un pan) y de sus padres (otro pan) y a la que puso nombre la trabajadora social Dorothy Miller, en un artículo publicado en 1981 en el que alertaba de cómo esta situación que afectaba a las mujeres.
Ahora, con mayor presencia en el mundo laboral que entonces, el estrés aumenta. Un efecto boomerang del acceso al mercado de trabajo que aumenta la carga que tienen que soportar a cambio de desarrollar sus carreras y adquirir independencia económica.
En datos del INE, el 64,3% de los cuidadores se concentran en la franja de edad que va de los 30 a los 50 años, aunque previsiblemente esta franja se vaya atrasando. Las estadísticas reflejan una realidad en la que cada vez se tienen hijos más tarde, la esperanza de vida es mayor y un mercado laboral hostil con los jóvenes solo retrasa la emancipación del hogar familiar hasta entrada la treintena ante la inviabilidad de independencia económica para asumir el coste de pagar un alquiler o asumir una hipoteca.
El panorama promete un 'bucle infinito'. Los cuidadores (en su mayoría mujeres) están abocados a hacer malabares durante varias décadas de su vida en las que tendrán que compaginar los cuidados simultáneos de menores y adultos con la vida laboral.
Además de la dificultad para labrar una carrera profesional, los problemas de salud pueden ser más recurrentes por el estrés. Un estudio del Journal of the American Geriatrics Society apunta a que los cuidadores de la 'generación sándwich' tenían el doble de probabilidades afrontar dificultades financieras y emocionales.