
Hasta dieciséis veces se repite el término recesión en las actas del BCE, publicadas hoy y correspondientes a la reunión del Consejo de Gobierno celebrada entre el 26 y el 27 de octubre. En la anterior cita, en la que el BCE elevó los tipos también 75 puntos básicos, la palabra recesión estaba en nueve ocasiones. Los banqueros, en su discusión, destacan que el escenario base es una "recesión técnica a nivel mundial", pero corta y superficial.
Es complicado medir al peso las preocupaciones del BCE, pero el análisis cuantitativo de las actas, donde se dejan negro sobre blanco el debate interno de las decisiones de política monetaria, ayuda a entender los miedos y temores de la institución. La recesión ha pasado a la primera línea. En junio, cuando el organismo ya había detectado un frenazo en seco de la actividad, la palabra recesión podía estar considerada como una palabra maldita. Ya sobrevolaba la economía europea por la crisis energética y lo expuesta que estaba Alemania al corte de suministro de gas ruso, pero solo era mencionada en dos ocasiones.
A partir de la reunión de julio, cuando el BCE entierra los tipos negativos, subió a nueve menciones. Veces que se repitieron en la reunión de septiembre, cuando el BCE sorprendió al mundo con la mayor subida de tasas de interés de la historia, al elevarlos al 75 puntos básicos. En el último documento de la reunión de octubre, el término recesión está dieciséis veces. No en vano, desde hace unos pocos meses ya es el escenario base de las previsiones del BCE para zona euro.
La visión del Consejo de Gobierno apunta a que "los datos más recientes confirmaron las señales de desaceleración del crecimiento económico en todos los países y sectores e implicaron una reversión sustancial del repunte de la actividad mundial registrado a principios de año y se observa que un número cada vez mayor de economías entrarán en recesión".
Los banqueros acuñan un nuevo fenómeno en la actual crisis de precios: "recesión técnica a nivel mundial", que está provocada por los efectos indirectos del endurecimiento sincronizado de la política monetaria. En los mejores sueños de un banco central siempre están otros bancos centrales de otras regiones coordinándose para aplicar la misma política monetaria y no perjudicar a sus zonas de influencia, pero está vez los esfuerzos de todas las entidades del mundo desarrollado por atajar la inflación van a provocar una recesión inducida.
La opinión mayoritaria de los miembros del Consejo que comparten es de que "la recesión técnica se estaba convirtiendo en el escenario de referencia y el resultado más probable". Y advierten de que en el segundo trimestre se subestimó las proyecciones anteriores del personal técnico sobre el PIB real de la zona euro, la economía creció un 0,2%, pero "en la actualidad era probable que el error de proyección tuviera el signo opuesto en el último trimestre será al revés". Hablando en plata, se espera una caída del PIB. Pero en todo caso, los banqueros europeos confían que el escenario recesivo sea corto y superficial, lo que plantea un serio problema contra la inflación.
"Es poco probable que una recesión superficial o técnica mantuviera la inflación bajo control dado su impulso reciente y el riesgo de que los aumentos de precios serían difíciles de revertir", ha sido una de las conclusiones. Empezando por el economista jefe del BCE, Philip Lane; la idea compartida es que cualquier efecto amortiguador de una recesión en la inflación podría contrarrestarse "por la mayor probabilidad de efectos de segunda ronda como resultado de una mayor inflación en el corto plazo, lo que lleva a una mayor persistencia de la inflación y constituye un riesgo alcista para las perspectivas de inflación de medio plazo".
En este aspecto, las actas dejan un valioso mensaje. "En caso de una recesión superficial, el Consejo de Gobierno debería continuar normalizando y endureciendo la política monetaria, mientras que podría hacer una pausa si hubiera una recesión prolongada y profunda, lo que probablemente frenaría la inflación en mayor medida".
En la reunión, también se abordaron los riesgos a la baja del escenario base: "una guerra de larga duración en Ucrania sigue siendo un riesgo importante, la confianza podría deteriorarse aún más y las restricciones por el lado de la oferta podrían empeorar nuevamente, los costos de energía y alimentos también podrían permanecer persistentemente más altos de lo esperado y el debilitamiento de la economía mundial podría ser un lastre adicional para el crecimiento en la zona del euro"
Uno de los mayores riesgos que contempla el BCE es que se produzca "un círculo vicioso en el que las mayores expectativas de inflación se traduzcan, tanto en precios más altos, como en salarios más altos".