Economía

El bono británico toca máximos de 1998 y los mercados se preparan para un 'viernes de terror'

  • Truss se niega a retirar las bajadas de impuestos ni a recortar el gasto
  • El ministro de Hacienda dice que "solucionar la crisis es tarea del BoE"
Liz Truss. Foto: Reuters

"Este Gobierno ha aguantado con vida una semana, tanto como una lechuga en el supermercado". Así de brutal se muestra el semanario británico The Economist en su editorial de esta semana, en medio de una crisis económica que está descontrolándose por completo. Y los mercados ya se están preparando para el impacto que se avecina este viernes, cuando el banco central retire las medidas de emergencia con el bono a 30 años en máximos de 1998.

En la compra de bonos de esta tarde, el BoE ha vuelto a adquirir casi 2.000 millones de libras por segundo día consecutivo. Esta vez, sin embargo, solo ha rechazado ofertas por 38 millones, lo que indica que, por mucho que se haya ofrecido a comprar hasta 10.000 millones al día, simplemente no quedan vendedores suficientes. Eso pese a las advertencias del gobernador, Andrew Bailey, que anoche recordó a los fondos de pensiones que "solo quedan tres días" para vender todo lo que necesiten antes de que termine el programa de apoyo del regulador.

Sin embargo, los mercados de deuda siguen batiendo récords históricos. Esta tarde, el 'gilt' -el bono británico- a 10 años ha superado la rentabilidad que tenía cuando intervino el Banco de Inglaterra (BoE) el pasado 28 de septiembre y ha alcanzado máximos que no se veían desde enero de 2008, poco antes de estallar la crisis financiera mundial. Y el de 30 años ha superado el 5%, alcanzando máximos de 1998, antes de que el Gobierno de Tony Blair independizara al BoE del Ministerio de Hacienda y le diera el mandato de controlar la inflación de forma autónoma.

El motivo detrás de estas alzas es el caos que sigue acompañando al Ejecutivo de Liz Truss. La primera ministra lleva dos semanas sin admitir que su paquete de rebajas fiscales históricas y fuerte aumento del gasto público ha aterrorizado al mercado, y parece completamente incapaz de responder al problema al que se enfrenta. Esta mediodía, en la sesión de control, repitió que no iba a retirar las bajadas de impuestos y que tampoco iba a recortar el gasto público, pese a que analistas externos calcularon ayer que haría falta un 'tijeretazo' de 60.000 millones de libras para cuadrar las cuentas.

La respuesta dejó en shock a periodistas y analistas. "O abandona los recortes de impuestos, o el mercado se va a hundir el viernes", apuntaba el periodista conservador Tom Newton Dunn, haciéndose eco de las palabras de ayer de Mohamed El-Erian, economista principal de Allianz. Mujtaba Rahman, director general del Grupo Eurasia para Europa y exmiembro del Tesoro británico, comparó la situación con la crisis de deuda griega de hace una década, y aventuró que "esta no es una pelea que Truss y [el ministro de Hacienda, Kwesi] Kwarteng puedan esperar ganar. No veo vuelta atrás para el Gobierno, dado el desorden económico y político que han causado". Sin embargo, Truss ha insistido esta mañana que la culpa de la subida de la rentabilidad de los bonos es "culpa de la Reserva Federal" de EEUU y sus fuertes subidas de tipos, y Kwarteng se ha desentendido de la crisis: "Solucionarla es tarea del Banco", ha asegurado a los medios.

La gran duda ahora es qué pasará cuando el BoE retire su programa de compra de deuda este viernes. La propia institución lleva unas horas sin aclararse del todo, con directivos sugiriendo que podrían extender las medidas de emergencia durante más tiempo a la vez que Bailey insistía en que "solo quedan tres días". Sin un giro radical por parte del Gobierno, al que el banco central ha acusado en repetidas ocasiones de causar esta crisis en lo que llevamos de semana, el último día laborable de la semana puede pasar a los anales de la historia económica europea, y no para bien.

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