Economía

La inflación pone fin a la política en Latinoamérica

  • La brecha entre ricos y pobres aumenta en la región más desigual del mundo

En toda América Latina, la floreciente clase media está viendo cómo sus perspectivas se erosionaron. Para los más pobres, los aumentos de los precios al consumidor serán un punto porcentual más altos según las estimaciones de La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal) .

Un tercio de toda la región está preparada para cumplir los criterios de pobreza, definido como aquellos que viven con 1,90 euros al día. La evidencia de que el impacto está pesando más en los más pobres ya está burbujeando en el malestar social.

En Panamá, los manifestantes ya bloquearon carreteras y puertos incitando la congelación de los precios de 72 artículos esenciales en julio. Las huelgas en Perú el mismo mes, forzaron una promesa de más ayuda estatal para los más pobres.

Por otro lado, el Gobierno de Ecuador está en conversaciones con organizaciones de indígenas después de que estallaran los disturbios por el alto coste de la vida. Un clamor común es que solo los ricos pueden permitirse ahora incluso productos alimenticios básicos.

El aumento de los tipos de interés en 250 puntos básicos o más, este año, en al menos siete de las naciones de la región, pero tienen que hacer mucho, dejando que los gobiernos implementen recortes en impuestos y creen programas sociales a expensas de las frágiles finanzas públicas.

Sin embargo, arrojar dinero sobre el problema podría ser contraproducente, y puede recaer sobre las divisas, aumentando aún más los precios de los alimentos, según explica Adriana Dupita, economista para América Latina de Bloomberg. "Los líderes latinoamericanos están luchando por calmar la angustia de la población por los precios con las herramientas que tienen en la majo", dijo.

Los votantes de Perú, Chile y Colombia han optado por dar un cambio radical en los últimos 18 meses, debido a que la pandemia avivó la ira causada por las desigualdades. La inflación descontrolada, así como las interrupciones en la cadena de suministro, chocaron con la invasión de Ucrania está agravando las protestas: "esta ronda de inflación es aún más perjudicial para la pobreza a niveles de distribución de ingresos", explica Ernesto Revilla, jefe economista para la región Latam de Citigroup. "Está claro que ahora hay mayor probabilidades de disturbios".

Los 'reais' electorales

Los precios al alza están dominando las elecciones en Brasil, donde Luz Inácio Lula da Silva, expresidente de izquierdas, está intentando derrocar al actual dirigente del país, Jair Bolsonaro.

El primer primer mandato del actual jefe del ejecutivo brasileño fue eclipsado por su manejo de la pandemia, que dejó a más de 650.000 muertos. Esta pérdida de popularidad hizo que en agosto dio un empujón a través de un paquete de casi 8.000 millones de euros, en pagos en efectivo, a las clases más pobres, al mismo tiempo que aplica recortes de impuestos sobre bienes, incluida la gasolina.

Esto puede ser demasiado tarde para que tenga algo de repercusión sobre Jessica Couto, de 32 años. Esta brasileña está en el paro y depende de trabajos de limpieza, en los que no le dan de alta, con los que en un buen mes puede ganar 500 reales (95 euros). Esto le permite pagar el gas para cocinar, arroz, frijoles y aceite y, a veces, puede comprar huevos y salchichas. En esta cesta de la compra, solo los frijoles y el arroz son más baratos que el año pasado y apenas es suficiente para compensar el aumento del 18% del gas de la cocina.

Los efectos de estos aumentos de los precios se perciben de manera muy desproporcionada entre los más pobres, que gastan casi un tercio de su sueldo en alimentos y bebidas, y los más ricos, que no llega al 13%. El hambre ahora afecta a 33 millones de personas en Brasil, la mayor cifra desde 2004.

Esto es dinamita la política en un año electoral: Lula está liderando todas las encuestas, entrando en la primea ronda que se celebrará el segundo de octubre. La inflación está alcanzando su punto máximo después de disminuir un solo dígito a mediados de agosto por primera vez en un año. En ese sentido, Bolsonaro está apostando porque, en el momento que sus medidas empiecen a surtir efecto, la brecha con Lula se irá cerrando. Da Silva, de hecho, llamó a los brasileños a "coger el dinero extra, comprar cosas para comer y votar por mí". Aún así, Bolsonaro está centrado en atraer el voto femenino, sobre todo el de las mujeres negras, que son las más afectadas por la desigualdad.

Couto espera que las cosas mejoren cuando tenga el cheque de pago mensual de Auxilio Brasil, un programa de ayuda para los más pobres creado bajo el mandato de Lula y complementado bajo el mandato de Bolsonaro con 200 reales al mes (38 euros), en un intento de volver a salir reelegido.

Este cheque le ayudará, dice, pero no será suficiente para asegurar su voto. En cualquier caso, todavía está esperando para ver si es apta para recibir dicha ayuda.

El coordinador de economía de Oxfam Brasil, Jefferson Nascimento, utiliza una analogía futbolística para describir la dinámica de la campaña: "el Gobierno trata de demostrar que está respondiendo a las demandas de la población cuando ya han pasado 45 minutos de la segunda mitad del juego", dijo. "Simplemente no es suficiente tiempo".

El giro a la izquierda de Colombia

El tiempo es un lujo también negado al recién instalado presidente colombiano, Gustavo Petro. Jurado como primer líder de izquierdas de su país en agosto, Petro tiene muchos problemas por delante, pero poco son tan importantes como la crisis del precio del combustible, impulsado por la inflación.

Durante décadas, el contrabando permitió a los colombianos en la región fronteriza nororiental del país disfrutar de combustible barato de Venezuela, donde se vendía a una fracción de euro por casi cuatro litros, el precio más bajo de la tierra. Cuando entonces el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, endureció las sanciones a Venezuela en 2019, las refinerías cayeron y se detuvo por falta de piezas de repuesto, y el gas de contrabando comenzó a fluir en la dirección opuesta.

Hoy en día, una lata de gasolina de 23 litros puede costar alrededor de 14 euros en la parte colombiana, revendido a 37 euros  en Venezuela, según un traficante de combustible que habló cerca de la entrada a una pista de contrabando en el desierto de Guajira a unos cientos de metros de la frontera. Aquí, jóvenes de todo el mundo lanzan nubes de polvo a medida que avanzan a lo largo de las rutas para sacar provecho de las diferencias de precio, desde la Coca-Cola hasta neveras llenas de pescado fresco.

La Guajira siempre ha vivido del contrabando", dijo el hombre, que pidió no ser identificado debido a la naturaleza ilegal de sus negocios. "Nadie intenta detenerte, solo piden algo de dinero".

La inflación anual se aceleró en 10,8% en el mes en el que Petro asumió su cargo, el más rápido en más de dos décadas. Para los más pobres, todavía es un índice más alto, un 12,7%, y puede volverse peor, mientras el gobierno busca eliminar los subsidios a la gasolina que el Ministerio de Finanzas dice que están costando el equivalente a tres puntos porcentuales del PIB del país.

Los altos cargos del ministerio dicen que los subsidios introducidos por el anterior Gobierno benefician a la guerrilla y a los clanes familiares que controlan el contrabando y tendrían que quitarlos si Pietro quiere cumplir con las promesas de su campaña de aumentar los pagos de asistencia social. Pero él sabe que ese gran riesgo solo a unas semanas después de que en Ecuador, Panamá y Perú -todos sus vecinos- estallasen los disturbios contra sus Gobiernos: el enfado por la inflación que elevó a Petro al poder, podría volverse fácilmente en su contra.

En Riohacha, una ciudad en la costa caribeña de Colombia cerca de la Frontera venezolana, la crisis del coste de vida ya golpea duro a la gente. En el Mercado Viejo, donde las cabras recién sacrificadas cuelgan de ganchos, los compradores se quejan del alto coste de los alimentos básicos como aceite para cocinar, tomates, plátanos y arroz. El café se vende en bolsas de 50 gramos y el aceite en 220 mililitros botellas, para clientes que no pueden permitirse comprar más. "Tienes que ser millonario para comer huevos en estos días", dijo Angie Mozo, de 23 años de edad, compradora en el mercado.

Los precios del combustible se integran en el coste de casi todos los otros bienes físicos, mientras que los grupos más afectados — taxistas y camioneros— son precisamente las personas con más poder para paralizar carreteras y ciudades. Las expectativas sobre Petro para actuar son altas.

"Esperamos un cambio y que todo mejore", cuenta Daniel Lorgia, de 21 años de edad, y votante de Petro, que vende fruta a lo largo de la playa. "Una caja de plátanos que costaba alrededor 25.000 pesos (6 euros) al por mayor a principios de año ahora cuesta 40.000; el costo de los melones se ha duplicado", dijo.

"La mayoría de la gente de aquí votó por Petro para ver si bajaban los precios", dijo Nelson Delgado, dueño de un puesto que vende frutas y verduras en el mercado. Pero no dijo qué sucedería si no lo hiciesen.

Pero la inflación no solo golpea a América Latina. En Europa, que no se ha experimentado un aumento de precios como este desde 1970, ha habido protestas exigiendo la intervención desde Londres a Praga.

En una encuesta global realizada por Open Socienty Foundations en julio y agosto, el 80% de los encuestados en Brasil, Colombia y México coincidieron en que "están muy preocupados" por si su familia pasa hambre, seguido de un 77% en el África Subsahariana y un 56% en la India. Incluso en los Estados Unidos, el 39% dijo que se preocupa por el hambre hasta cierto punto. En México, esa preocupación se traslada al 83% de los encuestados. Sin embargo, el gobierno ha logrado convencer a los votantes que es la mejor opción que han elegido.

López Obrador desbanca a la oposición

El presidente Andrés Manuel López Obrador se ganó la reputación por su austeridad desde su aplastante victoria en 2018, gastando una fracción de lo que gastaron sus colegas durante la pandemia. Pero para combatir la explosión de los costes del consumo, ha presupuestado cercad de 22 mil millones de euros par subsidios a la gasolina este año y reorientado el gasto social.

Su índice de aprobación se ha mantenido por encima del 50% y su partido está compitiendo para ganar una de las últimas zonas que está en manos de la oposición: el Estado de México, un bastión del partido revolucionario. Si morena gana las elecciones a gobernador el próximo año, sería una señal para muchos de que la oposición está muerta.

Ya en 2017, los habitantes del Estado de México bloquearon carreteras y asaltaron supermercados en respuesta a un aumento de los precios de la gasolina. Hoy no hay tanta indignación, pero eso no significa que la gente no esté luchando.

María Ofelia Cobos García, de 63 años, suspira mientras mira los mariscos salados en su mercado de Toluca, la capital del estado. El precio del camarón importado del norte ha subido a 19 euros el kilo y los pescados del tamaño de de un dedo han subido un 75%. Tras meses en números rojos, su jefe le recortó el sueldo. "No vendemos nada, y nos sobra el producto", dice. "Pero no creo que los precios suban por culpa de ese señor".

López Obrador asegura a diario a los votantes que su predecesor lo habría hecho mucho pero en la actual coyuntura económica. Máximo Jaramillo-Molina, del Instituto de Estudios sobre Desigualdad señala que, a pesar de toda su percepción de generosidad, el presidente no ha gastado más, sino que ha repartido las ayudas de manera menos amplia, lo que significa que los más pobres han acabado recibiendo menos.

En algunas partes del Estado de México, incluidas zonas de clase media y las zonas industriales más prósperas, situadas junto a Ciudad de México, parte de su encanto se ha agotado. En Naucalpan, donde los residentes votaron a nivel local a Mporena en 2018, volvieron a la oposición en 2021.

Bertha Bennetts, de 56 años, que regenta un restaurante argentino en Naucalpan, dejó de repartir limas a menos que la gente pidiera y pidió a sus vendedores de carne y vino que dejaran de pagar con retraso ante la ausencia de préstamos o ayudas del gobierno. Dice que otra gente, cuyos negocios fueron golpeados por esta crisis, se desilusionaron con los políticos elegidos. Pero no quiso predecir el resultado de la votación del próximo año. Espera que cualquier gobierno sea empático y ayude a la gente a responder ante la inflación. "Si la mayoría de la gente no está contenta, va a buscar un cambio", dijo.

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