La marcha de Giorgia Meloni hacia la presidencia de Gobierno italiana ha empezado y la líder del partido post-fascista Hermanos de Italia encuentra cada día menos obstáculos en su camino. El pasado miércoles Meloni logró el pleno apoyo de sus aliados: Matteo Salvini de la Liga y Silvio Berlusconi de Forza Italia. Los tres reafirmaron el acuerdo, en vigor desde los años Noventa en la coalición de centroderecha, que prevé, en caso de victoria en las generales, que el partido más votado elija el presidente de Gobierno.
En los sondeos Hermanos de Italia se confirma como primer partido italiano, con el 23,3% (según el promedio de los principales sondeos calculados por la agencia Youtrend), mientras la Liga se queda al 13,7%. Forza Italia llega a duras penas al 7,8% y está sufriendo la salida de ministros y diputados contrarios a la ruptura con Draghi. Así la coalición que durante dos décadas gobernó a Italia, liderada por Berlusconi que siempre mantuvo - a pesar de tensiones, problemas judiciales y escándalos - su anclaje al Partido Popular Europeo, ha cambiado de piel a favor de las fuerzas ultras. Al comienzo de la semana Berlusconi se declaró preocupado que la candidatura de Meloni a la presidencia de Gobierno disuadiera a los votantes moderados.
En la prensa italiana circularon rumores de un plan del Partido Popular Europeo para apoyar como primer ministro al coordinador de Forza Italia y antiguo presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani. Sin embargo, frente a la amenaza de Meloni de romper la coalición, el anciano líder conservador volvió a apoyar a la presidente de Hermanos de Italia.
Una ventaja inalcanzable
Formar coaliciones es importante de cara a la ley electoral italiana, que asigna con el sistema mayoritario el 221 escaños (147 diputados y 74 senadores) y con el sistema proporcional los demás 367 (245 diputados y 122 senadores). En el primer caso las coaliciones compiten en 221 colegios uninominales, donde gana el candidato que tenga más votos. A nivel general la coalición que obtenga más del 40% de los votos obtiene también un premio de mayoría.
Meloni ha conseguido que el 44 por ciento de los candidatos de la coalición de derecha en los colegios uninominales sean de Hermanos de Italia; el 31 por ciento vendrá de la Liga, mientras que Forza Italia tendrá que dividirse el restante 19 por ciento con algunos pequeños partidos de centro. Una reciente proyección del centro de investigación Istituto Cattaneo asigna a la derecha el 70 por ciento de los colegios uninominales.
De hecho en el otro bando político, la crisis de Gobierno abierta por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) ha provocado una ruptura en la alianza del movimiento populista con el progresista Partido Demócrata (PD). Este, liderado por el antiguo primer ministro Enrico Letta está intentando construir una coalición que incluya por un lado formaciones de la izquierda socialdemócrata y post-comunista y por el otro pequeñas formaciones liberales. Las encuestas indican que el M5E sigue perdiendo consensos y ha llegado al 10,1 por ciento, mientras que una coalición de centroizquierda, liderada por el PD (que está al 22,8 por ciento) podría alcanzar el 33,5. La victoria de la coalición liderada por Meloni, que tiene en las encuestas el 46,2 por ciento, no parece en riesgo.
Reformas en vilo
Lo que sí están en vilo son las reformas escritas por Draghi y vinculadas a la erogación de 190.000 millones de euros procedentes del Fondo de Recuperación europeo. Por esto la semana pasada la agencia de rating S&P decidió revisar a la baja las perspectivas de Italia: confirmó la calificación BBB/A-2 pero el outlook pasó de positivo a estable por "riesgos crecientes para la economía y las finanzas públicas relacionados a factores externos e internos". Según los analistas, las consecuencias de la crisis de Gobierno podrían desviar la atención de las reformas claves y tener efectos negativos adicionales sobre la confianza y el crecimiento en un momento de gran incertidumbre y de subida de la inflación". Esto, según S&P podría "perjudicar el rápido cumplimiento de los objetivos vinculados a los fondos europeos de recuperación que para Italia valen el 7,6 por ciento del PIB".
Meloni parece haberse dado cuenta de los riesgos que supone hacerse con la presidencia del Gobierno y está intentando matizar sus posiciones. Con referencia al discurso que el pasado junio pronunció en apoyo a Macarena Olona de Vox en contra de los "burócratas de Bruselas" explicó que "cambiaría de tonos". Mientras tanto, según la prensa italiana, la líder ultra ha llamado varias veces al primer ministro en funciones Mario Draghi para familiarizarse con la situación de la economía italiana y con los problemas de los próximos meses.