
Si los PMI adelantados de julio en la eurozona han sido este viernes un duro golpe de realidad, los de EEUU han redoblado el impacto. Los índices de gestores de compra (PMI), uno de los termómetros de la situación económica, dibujan un panorama más que sombrío en la primera potencia económica mundial.
El PMI compuesto flash de julio baja a 47,5 desde el 52,3 de junio, tocando mínimos de 26 meses. El sector servicios es el más afectado en esta lectura, bajando el índice de 52,7 a 47, tocando mínimos de 26 meses también. Cabe recordar que, en estos índices, menos de 50 implica contracción. Menos doloroso ha sido el retroceso en el PMI manufacturero, quedándose en 52,3 frente al 52,7 anterior y al 52 esperado por los analistas. Aun así, marca un mínimo de 24 meses.
La catastrófica lectura, especialmente dañina en el sector servicios, no ha tardado en notarse en los mercados. El dólar ha comenzado a retroceder con fuerza. El índice dólar (DXY), comparativa de la divisa estadounidense con una cesta de monedas globales, ha llegado a bajar un reseñable 0,7%. El bono americano a 10 años ha bajado momentáneamente del 2,8% al 2,74%.
"Los datos preliminares del PMI de julio apuntan a un preocupante deterioro de la economía. Excluyendo los meses de bloqueo por la pandemia, la producción está cayendo a un ritmo que no se veía desde 2009 en medio de la crisis financiera mundial, y los datos de la encuesta indican que el PIB está cayendo a una tasa anualizada de aproximadamente el 1%", explica Chris Williamson, economista jefe de negocios en S&P Global Market Intelligence.
"El sector manufacturero se ha estancado y la recuperación del sector de los servicios tras la pandemia ha dado marcha atrás, ya que el viento de cola de la demanda reprimida se ha visto superado por el aumento del coste de la vida, la subida de los tipos de interés y el creciente pesimismo sobre las perspectivas económicas", añade Williamson.
"El aumento de la tasa de deterioro de la cartera de pedidos, con una fuerte caída de la cartera de pedidos en julio, refleja un exceso de capacidad operativa en relación con el crecimiento de la demanda y apunta a que la producción, tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, se reducirá aún más en los próximos meses", agrega el experto constatando lo que viene por delante.
Este devastador informe sobre los PMI llega la semana previa a dos citas clave en EEUU: la reunión de la Fed el 27 de julio y la publicación del primer dato oficial de PIB del segundo trimestre. En el primer caso, la Fed parece decidida a subir los tipos 75 puntos básicos de nuevo, como en junio, habiendo descartado una subida de 100 puntos que los datos de vivienda han difuminado y que estos PMI de hoy casi borran por completo.
En el segundo hito, un nuevo dato negativo de PIB tras el del primer trimestre evidenciaría dos períodos seguidos de contracción, lo que se suele considerar recesión técnica. Aunque no se cumplen las condiciones que fija la NBER para hablar de recesión, los titulares negativos estarían garantizados y la confianza quedaría aún más minada.
Por buscarle un aspecto positivo a los datos de hoy, Williamson se fija en la inflación: "El debilitamiento del entorno de la demanda ha contribuido a aliviar las presiones inflacionistas. En consecuencia, los precios medios de los bienes y servicios aumentaron a un ritmo muy reducido en julio, y la tasa de inflación sigue siendo elevada en comparación con los niveles históricos, pero ahora ha descendido a su nivel más bajo en 16 meses, lo que proporciona algunas buenas noticias muy necesarias en medio de la actual crisis del coste de la vida."