Combatir la inflación es la misión del momento de los bancos centrales y la subida de tipos, el camino que han emprendido para lograrlo. El alza de los precios no conoce fronteras y asedia incluso a quienes consiguieron blindarse de otros males globales, como la pandemia. El ejemplo es Australia. El Banco de la Reserva del país (RBA) ha sorprendido al mercado elevando el precio del dinero más de lo esperado, en 50 puntos básicos, hasta el 0,85%, para relajar la presión inflacionista que está viviendo el país.
Suele decirse que los males nunca vienen solos y este dicho tampoco discrimina por ubicación. En el caso australiano, a la inflación derivada de los problemas en la cadena de suministro global, provocados primero por la crisis sanitaria y después por la guerra en Ucrania, se han unido otros factores que han generado la escasez ciertos productos y colaborado en disparar los precios, llevando al país a alinearse con el resto del mundo.
Las inundaciones de principios de año son el ejemplo perfecto de los problemas crecientes de Australia. Las lluvias torrenciales en la costa este del país dieron al traste con gran parte de la cosecha de lechugas en el país oceánico.
KFC, la cadena de restaurantes de comida rápida que ya sufrió escasez de pollo durante la pandemia, ha avisado a los clientes que utilizará una mezcla de lechuga y repollo en sus hamburguesas y burritos para sortear la situación.
Los lineales de los supermercados tampoco se libran y hacerse una ensalada empieza a ser un lujo. A 12 dólares australianos (unos 8 euros) se están vendiendo las lechugas tipo iceberg, un precio es cada vez más inasumible para los hogares.
El mal se extiende más allá del mercado de la planta herbácea. La sandía supera los 25 dólares australianos (casi 17 euros) en los estantes de la cadena local de supermercados Woolworths.
La herida en la cadena de suministro agudiza los problemas
Según la Oficina Australiana de Economía y Ciencias Agrícolas y de Recursos (Abares), dependiente del Departamento de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de Australia, en condiciones normales el impacto de los fenómenos climáticos se solventaría con producción de otros lugares para suplir la escasez, pero no con la cadena de suministro herida.
Abares, recoge Bloomberg, prevé que la situación se prolongue en el tiempo al estimar que las presiones inflacionarias se extenderán al menos lo que queda de año e incluso el siguiente. Más optimista es el banco central australiano, que si bien espera "que la inflación aumente aún más [...] luego disminuirá hacia el rango de 2 a 3% el próximo año".
Australia, importante exportador agrícola, empieza a ponerse en línea con el resto del mundo en la subida del coste de los alimentos. Desde que Rusia invadiera Ucrania, el precio de insumos agrícolas, como fertilizantes y diésel, y de las materias primas se ha disparado. Sin olvidar la escasez de mano de obra que sufre el país.
867.000 australianos ahora tienen dos trabajos
Los datos de la Oficina de Estadísticas de Australia sitúan la inflación en el 4,8%, a falta de que se conozca la cifra para junio esta semana, que se espera por encima de la previsión del 4,25%.
En datos de ABS, 867.000 australianos ahora tienen dos trabajos para hacer frente al aumento de los precios. Se trata del nivel más alto desde antes de 1994, cuando comenzó a realizarse la estadística.
También en este punto el RBA muestra optimismo al considerar que "el escenario central es de un fuerte crecimiento del consumo de los hogares este año", ha indicado en un comunicado este martes. Se basa en que "los balances generales de los hogares y las empresas están en buena forma en general, se está produciendo un repunte en la inversión empresarial y hay una gran cantidad de trabajos de construcción por completar".