Economía

Los costes de las pymes subieron un 23% en el primer trimestre de 2022

  • Por contra, la evolución de las ventas para las empresas es del 19,8%
  • España es el país de la eurozona con mayor número de empresas vulnerables
Foto: Dreamstime
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El contexto empresarial español no consigue repuntar tras la pandemia. La sucesión de problemas que se han ido encadenando y sus repercusiones en la economía y en la empresa las sitúan en una posición muy complicada. En el caso de las pequeñas y medianas empresas, la situación ha explotado a raíz de la escalada inflacionista. Lo que provoca que, aún habiendo actividad, esta sea mucho menos rentable. El aumento de los costes totales, especialmente los suministros y la energía, es más rápido que el de las ventas. Según los datos del último Indicador sobre la Situación de la Pyme, elaborado por Cepyme, para el conjunto de las pymes los costes totales subieron un 23% en el primer trimestre de 2022 mientras que las ventas crecieron un 19,8%. Esto reduce los márgenes empresariales y deriva en un empeoramiento de la liquidez y de la competitividad de la empresa.

Este indicador, que analiza la situación de la pyme para el año 2021 y el primer trimestre del 2022 muestra que, a pesar de la recuperación del número de compañías, el 99% del tejido empresarial atraviesa su situación más difícil desde 2014. El indicador de 2021 se sitúa en los 5,4 puntos sobre 10, el mismo nivel que tenía hace ocho años.

Durante el pasado año, también hubo un aumento en los costes laborales que tuvieron las pymes, y que se incrementaron en un 5,1% (eliminando el efecto de los Erte). Ya en los primeros tres meses de de este año la tendencia se agravó, aumentando los costes un 5,7% de media. Además, las pequeñas son las que sufrieron un incremento mayor con una subida del 6,3% frente al 4,1% de las medianas. Cabe señalar que también las cotizaciones sociales se han elevado de forma exponencial en los últimos años.

Esta aumento de coste y la reducción de los márgenes, provocan que las empresas tengan que acudir a pedir un crédito para poder sobrevivir. En 2021, el pasivo de las pymes sobre su patrimonio neto creció 10 puntos porcentuales, hasta el 96%, lo que supone una clara debilidad frente a la subida de tipos en ciernes y al endurecimiento del crédito que ya se empieza a registrar.

La suma de estos tres factores provoca que la rentabilidad de las pymes se haya desplomado y vuelva a niveles de hace 6 años. En concreto, la rentabilidad neta sobre el activo, que había comenzado a recuperarse en 2013 volvió a retroceder con el inicio de la pandemia. En el primer trimestre de 2022 se produjo el octavo descenso interanual en la rentabilidad neta sobre el activo. En 2019 se encontraba en el 3,7% y ha descendido al 3%.

Abiertas pero menos rentables

En los últimos meses, la empresa española ha realizado un gran esfuerzo para continuar su funcionamiento y crear empleo, a pesar de que sus condiciones hayan empeorado drásticamente durante los últimos años, como describe el indicador. En lo inmediato, las compañías han sufrido el mayor aumento de costes en las últimas décadas a lo que se añade una ralentización del crecimiento de las ventas reales de la s empresas y también del crédito desde 2018, lo que ha contribuido a que las pymes tengan una productividad cada vez más debilitada.

Las pequeñas y medianas empresas continúan funcionando, pero son cada vez menos rentables. Su rentabilidad se ha desplomado y ha vuelto a niveles de 2016. A esto se suma que la falta de actividad en la pandemia les obligó a endeudarse, lo que compromete en algunos casos su viabilidad. De hecho, la prima de riesgo que sufre la pyme tiende a elevarse desde 2020 y a esto se añade un escenario de inminente subida de tipos por parte del Banco Central Europeo, un endurecimiento de las condiciones crediticias que ya se empieza a apreciar y el agotamiento de la moratoria concursal.

Este escenario dibujado por el Indicador de Cepyme refleja una tendencia negativa iniciada entre los años 2017 y 2018 y que la pandemia ha agravado. El tejido productivo español se encuentra descapitalizado y en peores condiciones que las compañías de otros países europeos para hacer frente a la ralentización económica. La falta de ayudas directas efectivas, su menor cuantía y la burocracia han sido algunas razones que han llevado a que las pymes españolas sufran una peor salud que las del resto de la Unión Europea. De hecho, según lo recogido en las últimas encuestas del Banco Central Europeo, las empresas españolas se encuentran entre las más vulnerables de las grandes economías del euro.

Estos problemas estructurales explican en gran medida que la empresa española sea un 30% menor que la europea. Además, en cuestión de tamaño, la empresa española retrocede cada vez más como síntesis de sus problemas estructurales y ha vuelto a caer en número de empleados por debajo del nivel que tenía en 2018.

Desde Cepyme se urge a una actuación urgente (tributaria, normativa y crediticia) para facilitar la adaptación de las pymes, donde trabajan casi 9 millones de personas, a un entorno económico que tenderá a complicarse por la evolución de la situación financiera, el fin de la moratoria concursal o la cronificación de la inflación debido a los efectos de segunda vuelta que generan la traslación del IPC a salarios.

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