Economía

Las subidas de precios "apocalípticas" obligan a un 27% de los británicos a saltarse alguna de las comidas

  • El Gobierno pone sobre la mesa impuestos a las eléctricas...
  • ...y vuelve a reabrir la posibilidad de una guerra comercial con la UE
Un supermercado en Reino Unido. Foto: Reuters

La mezcla entre la crisis inflacionaria que vive medio mundo y los efectos del Brexit han golpeado con especial dureza a Reino Unido. Según una encuesta de Ipsos para la cadena Sky News, un 27% de los británicos se ha visto obligado a saltarse algunas de las comidas y un 65% ha evitado encender la calefacción todo lo posible en los últimos meses, un señal de que la crisis económica está golpeando de lleno a la sociedad.

El estudio indica que un 80% de los ciudadanos está preocupado personalmente por el efecto de las subidas de precios, y a un 90% le preocupa el efecto que tendrá sobre el país en su conjunto. Los más afectados son, como sería de esperar, los más desfavorecidos. Los ciudadanos que cobran menos de 20.000 libras al año son los que más sacrificios han tenido que hacer, y los que más negro ven el futuro: más de un 50% se muestra "muy preocupado".

El efecto de la inflación está afectando ya a los comedores infantiles. Este martes, varias empresas de cátering escolar advirtieron de que tendrían que recortar las porciones que sirven a los niños o utilizar productos de peor calidad, ya que los ingresos fijos que reciben del Gobierno se están quedando cortos para mantener el servicio actual.

Hacienda no descarta un impuesto extraordinario a los beneficios de las eléctricas

Hasta tal punto llega la situación que el Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, dijo el lunes ante un comité de la Cámara de los Comunes que las subidas de precios están tomando tintes "apocalípticos". La firma de supermercados Marks & Spencer advirtió de que la comida puede sufrir subidas de hasta el 10% este año, empujada por la pérdida de las cosechas de trigo o girasol ucranianas por la invasión rusa y el coste de los fertilizantes, por la subida de los combustibles.

Y el crecimiento imparable de la electricidad ya se está haciendo notar en las facturas de las familias, cuyas cuotas anuales se acaban de elevar, y en las empresas, que ni siquiera tienen un tope de precio anual, y cuyas facturas se están doblando. El ministro de Hacienda, Rishi Sunak, dijo este martes que no descartaban imponer un impuesto extraordinario a las eléctricas, pero les pidió que destinaran sus "beneficios caídos del cielo" a invertir en el Reino Unido para evitar tener que recurrir a los impuestos. La pregunta es qué se puede hacer para no tener que recurrir al 'botón rojo'.

Vuelve la amenaza del Brexit duro

Precisamente, una de las amenazas que pueden hacer crecer aún más los precios de los alimentos es la posibilidad de una guerra comercial con la UE. Pero la ministra de Exteriores, Liz Truss, ha anunciado este martes que en los próximos días volverá a resucitar el proyecto de ley para "enmendar unilateralmente" el acuerdo del Brexit firmado con la UE en 2019, en lo que respecta a Irlanda del Norte. Un movimiento que podría suponer unas represalias inmediatas por parte de Bruselas si la ley en cuestión llegara a aprobarse.

Al contrario que las veces anteriores, cuando el Gobierno admitió que los cambios unilaterales supondrían "romper la ley internacional de forma específica y limitada", esta vez Truss aseguró que los cambios unilaterales en el tratado serían para "proteger los Acuerdos de Paz de Viernes Santo". Los unionistas, derrotados por primera vez en la historia en las elecciones de hace dos semanas, exigen que se derogue el llamado "protocolo de Irlanda del Norte", que regula el comercio de la provincia con la UE (libre) y con el resto del Reino Unido (con controles aduaneros) y se voltee la situación fronteriza.

El problema es que la mayoría de los votantes norirlandeses eligieron diputados favorables al protocolo -con una clara mayoría parlamentaria cercana a los dos tercios-, y su ruptura unilateral encendería los ánimos entre la mayoría no unionista. Un callejón sin salida en el que se ha encerrado el Gobierno de Londres.

La Comisión recuerda que una ruptura unilateral tendría una respuesta inmediata de la UE

Por el momento, Truss insiste en que sigue queriendo negociar con la UE, pero Bruselas debe "estar dispuesta a renegociar el protocolo", una exigencia del Gobierno británico desde el mismo segundo en que Boris Johnson, el primer ministro, lo firmó. Su argumento es que no pretendían que el texto acordado fuera permanente, sino que su idea era renegociarlo una vez el Brexit se hubiera hecho realidad, y no entienden que la UE asumiera que el texto negociado y ratificado por ambos en 2019 fuera a ser el definitivo.

Por su parte, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, ha recordado que el texto firmado es el definitivo, y que la UE sigue ofreciendo negociar dentro de los límites del protocolo, con una posible reducción de los controles aduaneros de un 80% en el horizonte. Pero recuerda que si la ley para romper el acuerdo comercial del Brexit entra en vigor en Londres, todo el tratado, de la primera a la última palabra, correría el riesgo de volar por los aires. "Si el Reino Unido decide seguir adelante con un proyecto de ley que deshabilite el Protocolo, como anunció hoy, la UE deberá responder con todas las medidas a su disposición", afirmó Sefcovic en un comunicado. Con una subida descontrolada de precios, justo lo que necesita Reino Unido es tener que pagar aranceles por todas las importaciones desde su principal socio comercial.

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