
Tras dos años de restricciones por la pandemia, la operación salida de Semana Santa se encuentra con un nuevo contexto en el que los precios de la energía impactarán directamente en la cartera de los conductores. Y es que, según los últimos datos del Ministerio de Transición Ecológica, en un solo año la gasolina se encarece más de un 36%, el diésel un 55%, la electricidad un 236% y el gas licuado del petróleo (GLP) un 34%. El gas natural comprimido (GNC) incluso experimenta un incremento de tres dígitos, concretamente del 149%.
Se trata de un contexto de inflación motivado por el encarecimiento de la electricidad -consecuencia de la subida del gas y de los derechos de emisión de CO2- y la creciente demanda de carburantes tras dos años del parón de la movilidad por la crisis del Covid-19, a lo que se ha sumado la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia, uno de los principales exportadores a Europa de gas y petróleo.
Desde elEconomista hemos elaborado distintas rutas y los costes que tiene para el consumidor dependiendo del tipo de carburante de su vehículo. Para ello, se han tenido en cuenta los precios de cada tecnología por cada 100 kilómetros, con datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco). Así, hasta el 30 de marzo -últimos datos disponibles que no tienen en cuenta las bonificaciones al carburante- el coste por cada 100 kilómetros en el caso de la gasolina ascendía hasta los 9,18 euros. Esto se traduce en que para un viaje entre Madrid y Alicante, separadas por 423 kilómetros, un depósito costaría alrededor de 38,83 euros.
Asimismo, el coste del gasóleo para cubrir este trayecto alcanza los 28,12 euros, sin tener en cuenta las bonificaciones del Gobierno. En el caso de un vehículo eléctrico, el coste dependerá de si la recarga se ha hecho en casa (menor potencia y más tiempo de recarga) o en un punto de recarga rápida (escasos en la actualidad). En el primero de los casos, el coste ascendería a los 10,7 euros para un trayecto entre Madrid y Alicante, mientras que si la recarga se lleva a cabo en estaciones de recarga rápida, el coste alcanza los 26 euros.
En el caso de una ruta entre Zaragoza y Sevilla, con 845 kilómetros de distancia, la diferencia de coste entre la gasolina y la recarga rápida de eléctricos asciende hasta los 25,52 euros. Asimismo, los 977 kilómetros que separan Bilbao de Cádiz tienen una diferencia de coste de hasta 29,5 euros entre la gasolina y la recarga rápida de eléctricos. La diferencia entre el coste de la gasolina y la recarga rápida de electricidad para el trayecto entre Barcelona y Almería se sitúa en los 24,25 euros, mientras que entre Madrid y A Coruña la diferencia es de 17,88 euros en detrimento de la gasolina.
El problema de la escasa penetración del vehículo eléctrico se debe a la escasa infraestructura de recarga con la que cuenta nuestro país. Así, según datos del Barómetro de Electromovilidad elaborado por la patronal de fabricantes de automóviles y camiones (Anfac), España se sitúa a la cola en el indicador global de electromovilidad, que tiene en cuenta la penetración del vehículo electrificado y de la infraestructura de recarga.
Infraestructura limitada
Por si esto fuera poco, la infraestructura de recarga rápida de acceso público en España es limitada. Así, al cierre de 2021 había 17 puntos de recarga de acceso público con al menos 150 kW y menos de 250 kW (entre 15 y 27 minutos de recarga) y 92 con potencias superiores a los 250 kW (entre 10 y 15 minutos).
Pese a que la gasolina no tiene carburante que se le acerque en precio, el gas licuado del petróleo (GLP) se sitúa por encima del gasóleo, al tiempo que la recarga de vehículos eléctricos en estaciones de recarga rápida (por encima de 150 kW) se sitúa cerca del diésel. Así, según los datos del Miteco, el coste del GLP por cada 100 kilómetros asciende hasta los 6,96 euros, mientras que el coste por cada 100 kilómetros en un punto de recarga rápida se sitúa en los 6,16 euros. El coste del gasóleo por cada 100 kilómetros, por su parte, asciende hasta los 6,65 euros.
Cabe recordar que en el caso de los gases, tanto gas natural comprimido (GNC) como GLP, los depósitos de estos vehículos se complementan con depósitos de gasolina, por lo que la factura que aparece en los monolitos es más elevada. También es cierto que las automovilísticas están apostando cada vez menos por los gases. Si hasta hace poco tiempo esta era una gran alternativa para lograr la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico (DGT), ahora esta tecnología está en declive. En la actualidad, tan solo el Grupo Volkswagen cuenta con modelos propulsados por GNC, los cuales tienen un depósito de 17 kilos de GNC y otro complementario de 9 litros de gasolina. En el caso del GLP, aún quedan algunos fabricantes que apuestan por esta tecnología, como el Grupo Renault, aunque la penetración de estos modelos ha ido descendiendo desde que se inició la pandemia por la escasez de semiconductores, la cual afecta a la producción.
El año 2019 cerró con un total de 25.191 turismos matriculados de gas (tanto GNC como GLP), un 20,8% más en tasa interanual lo que le permitió tener una cuota de mercado del 2%, según datos de Anfac. Al cierre de 2021 se matricularon en España un total de 14.043 turismos propulsados por gases, lo que supuso un 7,3% más frente a 2020 y una cuota de mercado del 1,63%. En el primer trimestre de este año se han comercializado en España un total de 3.020 turismos de este tipo de combustible, lo que supone un 17,8% más en tasa interanual y una cuota de mercado del 1,84%.
Crisis energética
Según los datos actualizados del Miteco, hace exactamente un año el precio medio de la gasolina en las estaciones de servicio nacionales marcaba 1,32 euros el litro, frente a los 1,79 euros por litro que registra en la actualidad. A estos niveles llenar un depósito medio de gasolina -unos 55 litros de capacidad- cuesta 98,45 euros, en relación a los los 72,6 euros que costaba antes, a pesar de los descuentos ofrecidos por el Gobierno.
En el caso del diésel, el precio pasa de 1,18 euros el litro a 1,82 euros. Es decir, llenar un tanque cuesta 35 euros más que hace 12 meses. Por su parte, el gas licuado del petróleo (GLP) se encarece un 32% en este periodo, desde los 0,72 euros el litro hasta los 0,95 euros.
Los incrementos responden a la escalada del precio del barril de petróleo, del que derivan estos combustibles. Sin embargo, el gas natural comprimido (GNC) -popularizado el año pasado por ser una alternativa de movilidad económica- experimenta la mayor subida en este último año. Alcanza los 2,13 euros el kilogramo, desde los 0,85 euros que costaba antes.
El gas natural comprimido logró incluso sobrepasar al del gas natural en medio de una escalada impulsada por la crisis en Ucrania y el actual diseño de los mercados eléctricos, que no están preparados para el nuevo e inminente paradigma de transición energética.
Quizás, una de las subidas más comentadas es la de la electricidad, que se disparara un 236% en estos últimos 12 meses, también motivado por el encarecimiento del gas. Concretamente, el precio medio en el mercado mayorista se situará hoy en en 241,59 euros por megavatio hora (MWh), según los datos del Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE). Hace un año el precio de la luz era de 71,87 euros el megavatio.
España y Portugal ya han presentado a la Comisión Europea una propuesta conjunta para bajar el precio del gas para generación eléctrica, a través del establecimiento de un tope de 30 euros el megavatio hora. El objetivo es reducir el precio de la electricidad hasta los 100 euros, el doble que antes de la crisis energética, pero la mitad que el precio actual. Para lograr reducir la factura y paliar estas escaladas, deberá contar con el visto bueno de la Comisión.
El Gobierno apacigua la escalada con bonificaciones al carburante
La bonificación del Gobierno a los carburantes, aprobada la semana pasada, entró en vigor el 1 de abril con el objetivo de contener el impacto del encarecimiento de la energía en los bolsillos de los consumidores y empresas. Dependiendo del tipo de carburante, de la que el Estado asumirá 15 céntimos y las petroleras un mínimo de 5 céntimos. La Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEES) YA ha advertido al Gobierno que si no atiende las peticiones del sector, la inseguridad jurídica hará inviable seguir vendiendo carburante a apenas unos días de que se inicien las vacaciones de Semana Santa. CEES asegura que la forma en la que la Administración está gestionando la ejecución del RD-L 6/2022 está generando caos y desconcierto en un segmento de actividad económica fundamental para la economía. Por eso, ha exigido a la Administración el cumplimiento de una serie de condicionantes que considera básicos.