
El presidente ruso, Vladímir Putin, se echa para atrás en su exigencia de pedir el pago en rublos para vender el gas ruso. En una conversación telefónica con el canciller alemán, Olaf Scholz, Putin le habría confirmado que los países europeos podrán seguir pagando en euros.
El líder ruso había anunciado hace una semana que los "países hostiles" deberían asumir el pago de energía procedente de Rusia en rublos, en lugar de en euros o en dólares. Sin embargo, Putin "subrayó en la conversación que para los socios de contrato europeos no cambiará nada," confirmó el representante del Gobierno alemán, Steffen Hebestreit.
"Los pagos seguirán realizándose en euros y serán transferidos como de costumbre al banco de Gazprom, que no se ve afectado por las sanciones," agregó y explicó que la entidad los convertirá a continuación a rublos.
Todo un alivio para Alemania, que el 55% del gas que consume procede de Rusia. Y es que, en vistas de que las cosas se pusiesen peor, ya que la Unión Europea se había negado a pagar en rublos, el Gobierno alemán -también Austria- declaró este miércoles el nivel de "alerta temprana" de su plan de emergencia energética ante el riesgo de un eventual corte del suministro de gas ruso. Esta alerta es la primera de tres y aún no implica una intervención estatal para racionar el suministro, pero, según Financial Times, no se descartaba si la crisis se agravaba.
"Debemos aumentar las medidas de precaución para estar preparados para una escalada por parte de Rusia. Con la declaración del nivel de alerta temprana, se ha creado un equipo de crisis", aseguraba el ministro alemán de Economía, Robert Habeck.
La alarma ha sido de tal envergadura que los principales sindicatos alemanes ya se ponían en lo peor al asegurar que la imposición a corto plazo de un embargo al suministro de energía procedente de Rusia no solo conllevaría el riesgo de cierres y despidos en Alemania, sino también del "colapso" de las cadenas de producción industrial en Europa.
En un comunicado conjunto, los sindicatos industriales germanos IG Metall, IG BCE e IG BAU, habían reclamado al Gobierno que tome medidas a corto plazo, incluyendo apoyo de liquidez y evitar un embargo energético a Rusia, además de introducir cambios a medio y largo plazo en la política energética para amortiguar la carga en sectores particularmente intensivos en energía y así asegurar el empleo.
De este modo, los sindicatos habían advertido de las consecuencias sociales y económicas que supondría imponer un embargo sobre las importaciones de energía rusa y han reclamado a Berlín que evite una interrupción del suministro a corto plazo.