
El cambio climático no ha incidido tan severamente sobre la economía del entorno europeo, aunque amenaza con crecer exponencialmente si no hay medidas de contención. Los eventos climáticos "extremos" han hecho perder un 3,9% del Producto Interior Bruto (PIB) español a niveles de 2019 en la etapa comprendida entre 1980 y 2019, según el estudio realizado por Scope Ratings sobre el impacto económico de los efectos ambientales. La media de nuestros vecinos europeos se situa en el 2,7% del PIB, por lo que España ha sufrido en mayor medida al sur del continente.
El análisis pone el foco, precisamente, en la divergencia del impacto según la zona geográfica y en el análisis de los costes de los fenómenos climáticos extremos. Entre los principales retos a los que se enfrentan los gobiernos está la capacidad movilizar inversiones para mitigar los efectos de las temperaturas extremas, las lluvias torrenciales, las inundaciones y las sequías plantean riesgos graves y, con toda probabilidad, crecientes para la vida humana y la actividad económica en Europa. Es, por tanto, una evaluación medioambiental y macroeconómica sobre los riesgos de los desastres naturales.
Así, el subdirector de calificaciones soberanas de Scope, Avise Lennkh, alerta de que las pérdidas económicas derivadas de estos fenómenos climáticos es uno de los mayores riesgos para los países europeos. No es para menos, pues el conjunto de los países del Espacio Económico Europeo (EEA, por sus siglas en inglés) ha perdido casi 500.000 millones de euros acumulados en las últimas tres décadas, de las que España suma 45.300 millones. Por año, esto significaría que la economía española perdería más de 1.100 millones anuales por el impacto del clima, unos 8,5 puntos del impacto del conjunto del entorno (12.800 millones de euros).
Aunque, recoge el informe, por muy significativa que parezcan la suma de las cifras, la relevancia macroeconómica global de las catástrofes naturales relacionadas con el clima a lo largo de los últimos 30 años ha sido "limitada". Así, avisan que varió considerablemente por países. "Los países de Europa Central y del Este, como Croacia, Rumanía, la República Checa, Bulgaria y Hungría, fueron los más afectados, con pérdidas económicas anuales medias derivadas de los fenómenos climáticos extremos a lo largo de 1980-2019 que oscilaron entre el 0,11% y el 0,15% del PIB, muy por encima del 0,07% de la media de países de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA)", señala Lennkh. "Los países de menores ingresos tienden a registrar los mayores costes derivados de los fenómenos climáticos graves", afirma.
Falta de inversión y riesgo
Es un hecho, las economías se están movilizando para hacer frente al cambio climático. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada entre Reino Unido e Italia, ha movilizado a un centenar de líderes globales a alcanzar acuerdos históricos como la reducción de emisiones de metano a un 25% hasta 2030. Antes, en 2016, París fue testigo de un tratado internacional sobre el cambio climático abordado en la COP21. Entonces, el objetivo se cifró en limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2, preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales.
En un futuro, a falta de inversiones de mitigación, se espera que estos costes aumenten en los próximos años y en distintos grados en toda Europa. En particular, los países del sur de Europa y de Europa central y oriental son los más expuestos, informan.
"Aunque los esfuerzos para hacer frente a los cambios climáticos se están acelerando en la región, el impacto adverso de los fenómenos climáticos extremos supondrá cada vez más un reto, a medida que los efectos sean más graves y generalizados, lo que podría llevar a variaciones en los ratings soberanos", afirma Lennkh. En este contexto, es crucial que los gobiernos movilicen recursos y apliquen reformas que reduzcan su exposición a los riesgos naturales y mejoren su capacidad para hacer frente a los fenómenos climáticos extremos.
Los líderes de la UE han acordado destinar al menos el 37% de la financiación de la UE recibida en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, mientras que la Comisión Europea ha propuesto que al menos el 25% del presupuesto plurianual de la UE se destine a la acción climática durante 2021-27. "Sin embargo, los planes de recuperación anunciados hasta la fecha no muestran que la exposición de los países a las catástrofes naturales y sus costes históricos hayan influido necesariamente en la asignación de los fondos de recuperación y resiliencia", afirma Thibault Vasse, analista de Scope. "La influencia de los riesgos físicos en las prioridades políticas a nivel nacional sigue siendo limitada en general".
Los países europeos han empezado a tener en cuenta las consideraciones climáticas en sus marcos presupuestarios. El Gobierno francés, por ejemplo, publicó su primer "presupuesto verde", que identifica los gastos que apoyan la transición ecológica y evalúa los que son perjudiciales para el medio ambiente. "Aun así, se necesitan más esfuerzos para reforzar la resistencia medioambiental de las economías europeas y evitar posibles divergencias de calificación a largo plazo", exponen los expertos.
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