
Al cierre de la semana pasada, las búsquedas en Google relacionadas con la estanflación tocaron niveles no vistos desde febrero de 2008, a medida que los inversores y ciudadanos de a pie observan una escalada continuada de precios en medio de una recuperación que muestra síntomas de fatiga. Pese a que el Fondo Monetario Internacional reiteró hasta la saciedad que la economía global no se asoma ni de lejos al escenario vivido en la década de los 70, su sombra se alarga en Estados Unidos.
Al fin y al cabo, los datos de la actividad han decepcionado, véase por ejemplo el dato de empleo de septiembre a este lado del Atlántico, mientras que los indicadores adelantados apuntan a una nueva pérdida de impulso de la economía mundial. Al mismo tiempo, la preocupación por la inflación sigue aumentando y esa preocupación se ha extendido también a los bancos centrales, que hace un tiempo sostenían casi uniformemente que la alta inflación era sólo transitoria.
Sin embargo, con unos precios que repuntaban un 5,4% interanual en septiembre en EEUU y una "tormenta perfecta" de factores entre los que se incluyen los cuellos de botella y problemas de suministro así como la falta de mano de obra, un mercado laboral que no consigue agilizar su recuperación y un invierno marcado por el repunte de los precios energéticos,.
¿Inflación transitoria?
La propia Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, reconocía al ser preguntada por este periódico haber quedado impresionada por "el debate profundo y exhaustivo" que mantuvieron los banqueros centrales y a los ministros de finanzas en los últimos días al hilo de la asamblea anual de la institución. Georgieva dijo que la inflación debería ser transitoria pero aclaró que debemos estar "muy atentos" porque hay otros factores que podrían presionar los precios.
Aún así, en EEUU hay más indicios de un aumento algo más permanente de la inflación que de una preocupante desaceleración del crecimiento. La rápida normalización del consumo de servicios es todavía algo más incierta pero el consumo de bienes se ha mantenido mucho mejor de lo esperado, en parte apoyado por el importante exceso de ahorro. Prueba de ello quedó patente en las ventas minoristas de septiembre, que subieron un 0,7% intermensual.
"Los inversores se centran, con razón, en el papel que han desempeñado los cuellos de botella de la cadena de suministro y el aumento de los precios de las materias primas en la ralentización de la economía mundial y el aumento de los costes de los insumos" explica Ellen Zentner, economista de Morgan Stanley. Aún así insiste en que la ralentización del crecimiento y el aumento de los precios no definen la estanflación. Además, recuerda no hay que subestimar el papel de la demanda. Según Zentner, en EEUU, la desaceleración del crecimiento ha tocado fondo, la tasa de desempleo sigue disminuyendo y gran parte -aunque no toda- del aumento de la inflación desaparecerá el próximo año.
El aumento de los precios de las materias primas, en particular de la energía, que ha sido el epicentro de la historia de la estanflación, refleja tanto el aumento de la demanda como la falta de oferta. La escalada de los márgenes de refinado, la mejora de las estadísticas de movilidad y la fuerte reducción de los inventarios mientras la producción aumenta, refuerzan la solidez de dicha demanda. Y lo que es más importante, la subida de los precios del petróleo hasta superar los 80 dólares por barril sugiere que aún no se ha producido una destrucción de la demanda de petróleo, lo que desafía la narrativa de la estanflación.
Si bien en EEUU muchas mesas de inversión, economistas y funcionarios de la Fed se resisten a equiparar el panorama actual con el vivido en los 70, desde Citi ya observan un corto periodo de estanflación para China. Su economista, Aaron Liu, avisaba en un informe distribuido entre sus clientes cómo los cortes de electricidad en el gigante asiático ponen de manifiesto la posibilidad de que este riesgo se materialice.
"La limitación de la energía térmica causada por la escasa oferta y el aumento de los precios del carbón, junto con el auge industrial impulsado por las exportaciones y el "control dual de la energía", han provocado repentinos cortes de electricidad en China. Sus implicaciones económicas son coherentes con la contracción del PMI. Es por ello que el país podría entrar en un breve periodo de estanflación", justifica Liu.
Los precios de producción aumentaron un 10,7% respecto al año anterior en septiembre, el ritmo más rápido desde noviembre de 1995, según informó el jueves por la mañana la Oficina Nacional de Estadística del gigante asiático. Además se estima que el PIB creció solo a un 5% en el tercer trimestre.
La energía pesará en el bolsillo de los estadounidenses
Los estadounidenses recibieron la semana pasada otra mala noticia. Este invierno, las facturas de la calefacción serán más elevadas. Según la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés), casi la mitad de los hogares estadounidenses que calientan sus casas principalmente con gas natural pueden esperar gastar una media del 30% más en sus facturas en comparación con el año pasado.
La agencia añade que las facturas serán un 50% más altas si el invierno es un 10% más frío que la media y un 22% más altas si el invierno es un 10% más cálido que la media.
Al mismo tiempo, el consumidor patrio ya sufre en los precios de la gasolina el repunte de más del 65% de los precios del petróleo en lo que va de año mientras que los del gas natural se han disparado más del 112% desde enero.
Desde el pasado mes de octubre, los precios de la gasolina han subido alrededor de 1,10 dólares por galón (3,1 litros) y actualmente oscilan los 3,27 dólares por galón, según la Asociación Americana de Automóviles. El precio podría continuar escalando a media que el West Texas Intermediate superaba esta semana los 80 dólares por barril por primera vez desde 2014 y mantiene su carrera hacia los 100 dólares.
Bruce Kasman, economista jefe de JPMorgan, reconocía en una nota a sus clientes que los periodos de subida de los precios del petróleo suelen dar problemas dado que traen consigo elementos perturbadores más amplios con posibles lastres para el crecimiento. "Tenemos un aumento de la energía que será un lastre para el crecimiento del cuarto trimestre", avisa al tiempo que aclara que no atisba una recesión "pero sí en el que hay que preocuparse de que afecte al crecimiento de forma importante".
Según Bank of America, la subida de la inflación a este lado del Atlántico ha costado ya a los consumidores estadounidenses 87.000 millones de dólares, o el 0,6% del PIB, desde enero a agosto de 2021. Esto ha sido probablemente un factor importante en las revisiones a la baja del crecimiento en 2021.
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