Economía

La UE frena sus reformas económicas a la espera del nuevo Gobierno alemán

  • Los liberales, claves en todos los pactos, exigen parar ya los estímulos
  • Lindner quiere una agenda económica que mantenga el techo de deuda
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La falta de claridad sobre el próximo Gobierno alemán obliga a la Unión Europea (UE) a congelar sus decisiones sobre política económica. Pese a que el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, es el favorito para conseguir la Cancillería, los liberales, liderados por Christian Lindner, son clave para formar Gobierno. Lindner puede determinar el futuro de la política económica europea. Su partido exige "terminar con la orgía de deuda" y la contención ya de las políticas expansivas en la UE por la crisis del coronavirus. Además, la paralización incluye otras políticas urgentes, como la exterior y la defensa.

La composición del Ejecutivo alemán será fundamental para decidir una serie de cuestiones clave, desde la política monetaria de la eurozona tras el Covid-19, hasta sus relaciones con Estados Unidos, Rusia y China. En los próximos meses, Bruselas tendrá que decidir si flexibiliza las reglas presupuestarias para los miembros, un cambio que podría afectar la trayectoria económica del bloque. También Francia exige a Europa establecer sus propias capacidades de seguridad y defensa, en respuesta a la retirada de Estados Unidos de Afganistán y al creciente enfoque del Pentágono en Asia.

Los liberales alemanes presionaron a los conservadores para mantener al partido en el poder. El secretario ejecutivo del Partido Liberal (FDP), Marco Buschmann, pidió al bloque conservador que defina si quiere intentar formar Gobierno o si quiere pasar a la oposición para que los otros partidos puedan fijar una agenda de negociaciones. El candidato a la Cancillería del bloque conservador, el jefe de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Armin Laschet, ha mostrado su disposición a intentar formar una coalición con el Partido Liberal (FDP) y los Verdes, pese a haber obtenido los peores resultados de la historia de su agrupación.

Los liberales buscan mantener el rigor presupuestario de la política económica de Angela Merkel de los últimos años. Sin embargo, de parte de la CDU y del partido hermano, la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera, se oyen cada vez más voces que apuntan a que los conservadores deben pasar a la oposición tras la derrota electoral ante el Partido Socialdemócrata (SPD) y desde la segunda fila hay quienes ya piden la dimisión de Laschet como jefe de la agrupación.

La situación complica la formación de Gobierno a Scholz. Cualquier coalición tripartita con la formación socialdemócrata y los Verdes de Annalena Baerbock garantiza menos exigencias del Gobierno de Alemania sobre la política de austeridad al resto de socios de la UE. Este Ejecutivo también tendrá menos presión sobre el ritmo de la retirada de estímulos fiscales y del Banco Central Europeo (BCE) -los programas de compras de deuda soberana y corporativa y los tipos de interés en mínimos han sido el principal sustento respecto a la liquidez y a las condiciones de financiación de la recuperación- y más sensibilidad hacia las necesidades de los estados periféricos.

Europa, a la espera

El futuro Gobierno será decisivo para las próximas políticas europeas. La situación política señala a unas nuevas reglas de juego para la Unión Europea. El nuevo Ejecutivo se verá obligado a revisar el cálculo de los topes de deuda y déficit que del Tratado de Maastricht. El consenso de los grandes partidos, sobre todo de los socialdemócratas, apunta en este sentido. Sin embargo, los liberales no lo pondrán fácil. El rigor presupuestario es todavía hoy un pilar fundamental para un gran sector de la población. Alemania mantiene la menor deuda pública de las grandes economías del euro. En concreto, el 71,1% del Producto Interior Bruto (PIB). Una cifra que representa casi la mitad de las deudas de Francia (118%), Italia (160%) o España (125,2%). Alemania ha conseguido contener su pasivo tras un durísimo 2020 con coronavirus.

La UE espera el final de la contienda electoral para revisar su política de estímulos. Hasta ahora, Alemania presionaba por una retirada de estímulos ante el temor que provoca ya en los Bancos Centrales la inflación y la desaceleración económica. Al final, verdes y liberales parece que fijarán, o al menos influirán en el rumbo económico alemán. La política fiscal es el ámbito que más separa a verdes y socialdemócratas de los liberales.

Lindner ha subrayado en varias ocasiones que no aceptará subidas de impuestos ni tampoco tocará el freno de la deuda. Esta herramienta de la Constitución alemana limita la capacidad del Gobierno de endeudarse con un déficit anual por debajo del 0,35% del PIB. Según distintas voces, Scholz prefiere una alianza tripartita con ellos y los Verdes. El Gobierno que resulte de este pacto podría frenar las laxitud de la UE con las cuentas.

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