
Es la nueva incógnita. El alza de precios -que cada mes marca máximos no vistos en más de diez años en occidente- ha entrado con mucho ruido en la ecuación de la recuperación económica internacional. La inflación, que parece no tener techo por el momento, inquieta ya a los gobiernos, los bancos centrales y los analistas. ¿Ha despertado ya esta escalada de precios al monstruo de la estanflación?
Esta palabra supone el estancamiento económico, el aumento del desempleo y una inflación galopante. El cóctel que todos temen. La situación ha provocado ya reacciones en el seno del Banco Central Europeo (BCE), que está ahora dividido sobre la conveniencia de comenzar a replegar sus estímulos monetarios antes de que sea demasiado tarde. La asimetría de la recuperación entre los socios europeos no lo pone fácil. Mientras las economías más dependientes del turismo y de sectores que conllevan mayor contacto social -entre ellas, España- aún muestran secuelas importantes, el resto está ya en la vía de la recuperación.
La incertidumbre sobre la recuperación mantiene el miedo a replegar los estímulos
Pese a las voces de los halcones de los bancos centrales, que piden comenzar con la retirada, la incertidumbre sobre la recuperación mantiene el miedo a replegar los estímulos. Todo ello en un momento en el que hay un fuerte shock por parte de la oferta. Este cúmulo de estímulos -monetarios y fiscales-, de recuperación vigorosa y de oferta limitada amenaza con derivar en una inflación muy superior al crecimiento real del PIB. Un fenómeno del que varios analistas alertaron de su posibilidad en el medio plazo. Sin embargo, el célebre economista Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, cree que ya está adelantándose en Estados Unidos.
La inflación está en máximos de la década. La eurozona firma un 3%, el conjunto de la OCDE un 4,2%, y en Estados Unidos, de donde proceden las mayores señales de alarma, llega al 5,4%. El debate entre los analistas está ahora en si estas cifras continuarán en el tiempo y si el crecimiento del PIB podrá absorber este alza de precios.
La inflación podría mantenerse por un tiempo por encima del 5%, mientras que el crecimiento de la economía podría haber tocado techo. Ese es el principal temor. Hasta hace poco, los economistas habían puesto el foco más en los riesgos a medio plazo. Ahora ya se atreven a argumentar que la estanflación -aunque leve- ya está en marcha. Los precios están aumentando en las economías avanzadas, y el crecimiento se está desacelerando drásticamente, a pesar de los estímulos monetarios, crediticios y fiscales masivos.
Hay cierto consenso sobre las causas de la desaceleración del crecimiento en América, China, Europa y otras grandes economías. La pérdida de tracción es el resultado de los cuellos de botella en la oferta en los mercados laborales y de bienes. "El giro optimista de los analistas y políticos de Wall Street es que esta leve estanflación será temporal y durará solo mientras duren los cuellos de botella de la oferta", apunta Roubini desde Nueva York.
¿En qué se basan los americanos para decir que será temporal? Creen que el impacto en los precios es debido a la variante Delta del coronavirus. A su juicio, aumenta temporalmente los costes de producción con pequeños confinamientos y restricciones. También reduce el crecimiento de la producción y restringe la oferta de mano de obra.
Además, por parte de la producción, los analistas de Wall Street apuntan a que la variante Delta interrumpe la reapertura de muchos sectores y lanza un nuevo torpedo a las cadenas de suministro, puertos y sistemas logísticos globales. La escasez de insumos clave, como los semiconductores, obtaculiza aún más la producción de automóviles, productos electrónicos y otros bienes de consumo duraderos, lo que impulsa la inflación. Parece una tormenta perfecta, sí. Pero los economistas confían en que no dure demasiado.
¿Y si esta previsión optimista se equivoca y la presión estanflacionaria persiste? Las visiones más negativas predicen que los shocks en la oferta van a persistir a medio y largo plazo. La tendencia hacia la desglobalización y el aumento del proteccionismo, la balcanización y reubicación de cadenas de suministro lejanas, junto con el envejecimiento demográfico de las economías avanzadas y los mercados emergentes clave, asusta a los expertos. Además, la reacción política contra la desigualdad de ingresos dirige a un escenario con un crecimiento fuerte de los salarios. Si esta predicción se cumple, la espiral de precios y salarios amenaza con un entorno estanflacionario peor que en la década de 1970. Este año es clave. ¿Qué visión acertará?