
"El dato de inflación de este martes causará sudores en las manos (de los miembros del BCE), pese a que no existe gran evidencia sobre unos precios estructuralmente más altos", asegura Bert Colijn, economista de ING en Ámsterdam. La presión aumenta sobre el Banco Central Europeo y puede generar algún quebradero de cabeza, pero por ahora no parece suficiente como para que el banco central cambie su hoja de ruta.
Este martes se ha producido una nueva sorpresa al alza de la inflación en la zona euro. El índice de precios al consumo (IPC) se ha situado en el 3% anual frente a las previsiones que vaticinaban una tasa de variación del 2,7% y al 2% que tiene como objetivo el BCE.
Con este dato, el IPC toca máximos no vistos desde noviembre de 2011, hace ya casi diez años, justo además cuando se acercan las elecciones en Alemania, uno de los países que peor tolera las desviaciones al alza de los precios. Además, la inflación subyacente o core (no pondera alimentos frescos ni energía) ha pasado del 0,9% de julio al 1,6% actual (mes de agosto).
Todos los grandes componentes han puesto su granito de arena, pero una vez más ha sido la energía la que ha sumado una mayor aportación al crecimiento de los precios. Según desglosa Eurostat, la energía ha mostrado la tasa anual más alta en agosto (15,4%, frente al 14,3% en julio), seguida de los bienes industriales no energéticos (2,7%, frente al 0,7% de julio), alimentación, alcohol y tabaco (2,0%, frente al 1,6% de julio) y servicios (1,1%, frente al 0,9% de julio).
Un dolor de cabeza en el BCE
Desde la agencia Reuters aseguran que este auge de la inflación supone "un gran dolor de cabeza para el BCE", porque todo hace indicar que los precios aún no han tocado techo en la zona euro y seguirán subiendo en lo que resta de año.
Mientras que las 'palomas' del BCE siguen argumentando que esta subida del IPC es transitoria, cada sorpresa al alza de la inflación da alas a los 'halcones' del banco central, que defienden una política monetaria más restrictiva para intentar contener los precios.
A pesar de que el crecimiento de los precios está muy por encima del nivel del 2% que el BCE pretende lograr a medio plazo, los funcionarios encabezados por la presidenta Christine Lagarde insisten en que el IPC volverá a desacelerarse el próximo año. El gobernador del Banco de Francia, Francois Villeroy de Galhau, aseguró el lunes que no ve ningún riesgo de sobrecalentamiento en el bloque monetario.
El recorte temporal del IVA en Alemania en la segunda mitad del año pasado está elevando las lecturas de inflación estos meses, mientras que el banco central del país espera tasas de hasta el 5% hacia finales de 2021. La tasa de este mes también se ve reforzada por el buen momento de ventas de verano, que se retrasaron el año pasado debido a las restricciones relacionadas con la pandemia.
¿Qué pasará con la inflación?
Con ese telón de fondo, la opinión del Consejo de Gobierno del BCE sobre la inflación sigue siendo optimista. Si bien los precios se están acelerando, las perspectivas se han oscurecido levemente en las últimas semanas, con las infecciones por coronavirus en aumento nuevamente y la tasa de vacunación disminuyendo, lo que da fuerza a la amenaza de nuevas restricciones.
Según Colijn de ING, una inflación más alta de lo esperado sigue siendo un riesgo con interrogantes sobre si los mayores costes de las materias primas y el transporte se trasladarán a los bienes, y si la reapertura del sector de servicios provocará saltos en los precios.
"Existe alguna evidencia de que este efecto comenzará a ser más prominente hacia finales de año", sostiene. "Así que manténgase firme: la inflación tiene el potencial de subir más a partir de aquí".