Economía

El fiasco en Afganistán deja ya a EEUU una factura de 2,26 billones de dólares

  • El país es el mayor beneficiario de la ayuda al desarrollo de la UE en el mundo
  • Bruselas teme una potencial crisis migratoria por los talibanes
La caótica situación en Kabul, Afganistán. eE
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La toma de Kabul por parte de los talibanes durante el fin de semana puso fin súbitamente a dos décadas de presencia estadounidense y sus aliados de la OTAN en Afganistán. Un abrupto desenlace a la misión de combate más larga jamás iniciada por Washington que deja a su paso un desembolso de más de 2,26 billones de dólares, según los cálculos del The Costs of War Project de la Universidad de Brown.

En esta cifra se incluyen más de 143.270 millones de dólares en labores de reconstrucción, algo que supera con creces el Plan Marshall con el que EEUU resucitó a Europa tras la II Guerra Mundial. Sin embargo no incorpora los fondos que el gobierno estadounidense está obligado a gastar en la atención de por vida de los veteranos que han participado en la guerra ni los futuros pagos de intereses del dinero prestado para financiarla.

Además, la gestión de muchos de estos fondos también se ha puesto en entredicho. En un informe presentado al Congreso en octubre de 2020, el organismo de control responsable de la supervisión de los esfuerzos de reconstrucción en Afganistán estimó que se habían perdido unos 19.000 millones de dólares por esta vía entre mayo de 2009 y el 31 de diciembre de 2019.

Recursos de la UE

Pese a que la mayor parte del dinero y las tropas para las operaciones de la OTAN en Afganistán han estado suministradas por EEUU -que ha perdido más de 2.300 soldados durante su misión-, la Unión Europea y sus países miembros también han destinado importantes recursos. Desde 2002, Bruselas ha proporcionado más de 4.000 millones de euros en ayuda al desarrollo a Afganistán, lo que convierte al país en el mayor beneficiario de la ayuda al desarrollo de Bruselas en el mundo.

Paralelamente, muchos países europeos, entre ellos España, también aportaron tropas a las diversas misiones militares dirigidas por Washington. Reino Unido y Alemania, que contaban con el mayor número de tropas en Afganistán después de EEUU, gastaron unos 30.000 y 19.000 millones de dólares respectivamente en el transcurso de la guerra. Alrededor de 450 soldados británicos y 59 alemanes perecieron en combate.

De todas maneras, tras el anuncio del inicio de retirada de sus tropas, EEUU y la OTAN prometieron un total de 4.000 millones de dólares anuales hasta 2024 para financiar las fuerzas propias de Afganistán, y solo en lo que va de año, la OTAN ha enviado a Afganistán suministros y equipos por valor de 72 millones de dólares.

Hasta la fecha, la economía afgana ha estado sostenida por la ayuda internacional, especialmente la procedente de EEUU. A día de hoy, cerca del 90% de la población afgana vive con menos de 2 dólares al día. La llegada al poder de los talibanes hacen aún más inciertas las perspectivas económicas del país, que cuenta con reservas minerales por valor de hasta 3 billones de dólares, así como oro y otros metales industriales, según calcula el New York Times.

Lo más importante para el futuro del país, quizás, son los enormes depósitos de litio, un material clave para las baterías eléctricas.

Aún así, el repentino cambio de rumbo en el país abre la puerta a otros países, como es el caso de Rusia o China. Este país comparte una frontera de 76 kilómetros, y ha tratado de mantener vínculos no oficiales con los talibanes a lo largo de la retirada de EEUU. Precisamente, una delegación talibán de alto nivel se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en Tianjin el mes pasado, ofreciendo apoyo e inversiones para reconstruir del país. Así pues, la toma de control de los talibanes abre una puerta estratégica al país asiático.

Entretanto, el país sigue sumido en el caos. Las imágenes en el aeropuerto de Kabul eran el vivo reflejo de la complicada situación que vive, con miles de personas invadiendo las pistas del aeródromo, e intentando agarrarse a una aeronave de Estados Unidos. Al menos cinco personas resultaron muertas.

En esta clima de convulsión, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instó a las partes en conflicto en Afganistán, "especialmente a los talibán", a ejercer la "máxima moderación", asegurar la ayuda humanitaria y "proteger" a los civiles, después de que los insurgentes hayan conquistado la capital, Kabul.

Bruselas teme una crisis migratoria

Uno de los mayores temores de Europa es que la perspectiva de un gobierno talibán puedan desencadenar una nueva ola de migración masiva, con un gran número de afganos que busquen asilo en el Viejo Continente. De hecho, según indica Politico, los afganos fueron la principal nacionalidad entre las llegadas irregulares a la UE en 2019 y 2020. Los funcionarios europeos no esperan una crisis migratoria inminente, pero temen que se produzca una en los próximos meses. A finales del pasado mes, Bruselas ya sopesaba un nuevo paquete de ayuda financiera a Afganistán y sus vecinos para ayudar a limitar el flujo de refugiados del país. El plan incluiría fondos a Pakistán y otros países de la región para evitar un nuevo flujo de solicitantes de asilo a la UE. No obstante, por aquel entonces, se condicionó cualquier apoyo futuro al mantenimiento del progreso democrático en Afganistán.

En el año en curso, la UE tiene previsto destinar unos 57 millones de euros a la ayuda humanitaria al país. La semana pasada, el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, pidió a los talibanes que respetaran los derechos humanos.  También advirtió que si se tomaba el poder por la fuerza y se restauraba un Emirato Islámico, los talibanes se enfrentarían "al no reconocimiento, al aislamiento y a la falta de apoyo internacional". 

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