
Los teletrabajadores dedican horas a la semana a intentar que sus sistemas informáticos y de productividad en remoto funcionen correctamente, un agujero negro de horas que muchos reconocen, según una reciente encuesta de Intel.
El sondeo, realizado en el Reino Unido, reveló que más del 40% de los empleados encuestados afirmaron que pasaban de dos a tres horas a la semana intentando solucionar problemas tecnológicas relacionados con las aplicaciones de productividad y un tercio afirmó que pasaba la misma cantidad de tiempo solucionando problemas en programas de videollamadas.
El estudio reveló que casi la mitad de los empleados encuestados dijo que un dispositivo más actualizado les permitiría ser más productivos en sus funciones, y el 37% dijo que podría recuperar más de seis horas semanales de tiempo perdido o improductivo.
A medida que las empresas se estabilizan tras la pandemia de COVID-19, el debate sobre cómo los trabajadores en remoto deben obtener los medios adecuados para realizar su trabajo sigue encima de la mesa. En España, la nueva Ley de Teletrabajo obliga a firmar un acuerdo entre ambas partes que clarifique qué medios se necesitan y cómo serán proporcionados por la empresa.
En el mismo sondeo, el 76% de los empleados y el 88% de los directores de informática encuestados dijeron que los más importante es contar con una buena conexión a internet, y el 60% le daban la mayor importancia al dispositivo que usaban.
Las videollamadas innecesarias, otra pérdida de tiempo
El debate sobre la productividad y el teletrabajo ha sido constante en este último año. Anteriormente, otra encuesta entre más de 1.000 empleados realizada por la empresa de soluciones de seguridad informática Twingate revelaba que el 45% de los empleados afirma haber asistido a más reuniones durante la pandemia que cuando trabajaba en la oficina, frente al 21% que asistió a menos reuniones.
Independientemente del software de videollamadas que se utilice, el concepto de fatiga de las llamadas sigue siendo el mismo: las reuniones virtuales requieren más energía que una reunión convencional en la oficina, sobre todo cuando la comunicación se siente tensa o el uso de esta tecnología sigue siendo poco natural. Combinado con el aumento de las reuniones en general, la presión añadida de aparecer en las videoconferencias puede ser agotadora para los equipos.
Dos de cada cinco empleados se declaran cansados de las videoconferencias, ya que asisten a tres videollamadas cada día, de media, o hasta siete horas de llamadas semanales. En cambio, los empleados preferirían tener sólo dos videollamadas al día (10 a la semana), en lugar de las 15 llamadas semanales que tienen ahora.