
La pandemia y la capacidad de ahorro derivado de los confinamientos, junto con la disponibilidad de crédito y los bajos tipos de interés, parece haber azuzado un periodo en el que la contratación de hipotecas ha ido al alza.
En concreto, durante el primer semestre de 2021 se han conseguido cifras que no se veían desde 2010. El conjunto del sector concedió en el primer semestre de este año casi 30.000 millones para la adquisición de vivienda a los particulares, una cifra no vista desde el final del boom inmobiliario, en 2010. Entonces, la cuantía ascendió a los 37.000 millones.
Pero, más allá del debate sobre si elegir una hipoteca a tipo fijo o variable, ¿cuánto podemos permitirnos gastar en el pago de una hipoteca? O, de forma similar, ¿de un alquiler?
La regla más común para determinar cuánto podemos gastar en una vivienda es que no debe ser más del 25%-30% de los ingresos brutos mensuales de la unidad familiar.
En el caso de los inquilinos, ese 30% incluye el alquiler y los gastos de servicios como la calefacción, el agua y la electricidad. Si estamos hipotecados en nuestra casa, debemos incluir los intereses, el seguro de la vivienda, los impuestos sobre la propiedad y los servicios públicos (como el IBI), además de la hipoteca.
La regla del 30% se basa en la cantidad que una familia puede gastar razonablemente en la vivienda y seguir teniendo suficiente dinero para afrontar los gastos cotidianos, como la comida y el transporte, además de poder ahorrar o afrontar imprevistos.
De la regla del 30% a las del 28/36
Peor como recoge Make it, algunos financieros también recomiendan utilizar la regla del 28/36 para determinar lo que nos podemos permitir.
La regla del 28/36 estipula que, para que una casa se considere dentro de un presupuesto adecuado, los gastos de vivienda (como los pagos de la hipoteca, los impuestos y el seguro) no deberían superar el 28% de los ingresos brutos mensuales. El resto de deuda total (incluyendo tarjetas de crédito y préstamos) no debe superar el 36% de los ingresos brutos mensuales.
Si estamos casado o tenemos pareja, debemos tener en cuenta que este cálculo incluye a toda la familia
Esto es especialmente relevante para personas que hayan comprado su casa o estén pagando la letra de un coche nuevo, y que cuentan con un nivel de endeudamiento superior. En total, el coste de la vivienda y el resto de deudas nunca debería superar según este criterio el 64% de los ingresos brutos.