
El líder chino Xi Jinping conmemoró el centenario del Partido Comunista (PCCh) exaltando el patriotismo y plantando cara a la coerción extranjera, en un velado mensaje a los esfuerzos liderados por Estados Unidos para presionar al gigante asiático.
El pueblo chino "nunca permitirá que ninguna fuerza extranjera nos intimide, oprima o esclavice", dijo el mandatario desde lo alto de la Puerta de la Paz Celestial. "Cualquiera que lo intente será golpeado y ensangrentado al chocará con una gran muralla de acero forjada por más de 1.400 millones de chinos con carne y sangre", añadió entre vítores y aplausos.
Durante más de una hora, el presidente chino habló de la historia y del futuro del Partido Comunista en un discurso pronunciado en la icónica plaza pequinesa de Tiananmen en el que, como era de esperar, obvió sus episodios oscuros.
Las celebraciones del centenario del Partido Comunista chino ayudan a Xi a exhibir sus logros mientras la recuperación económica de China se enfría y las tensas relaciones con otras potencias enturbian la imagen internacional del país.
Las autoridades también han aprovechado las grandiosas festividades para subrayar la influencia de Xi, que se prepara para un congreso del partido que se celebrará el año que viene y en el que se espera que reclame un tercer mandato como jefe del partido.
En su discurso, Xi apenas ofreció nuevas políticas y reafirmó principalmente sus prioridades, como la lucha contra la corrupción, el fortalecimiento del ejército y la búsqueda de la unificación con Taiwán. También aseguró que China quiere contribuir de forma pacífica y positiva al orden mundial, contrarrestando las críticas a lo que los gobiernos occidentales han calificado de diplomacia abrasiva de Pekín.
Xi también habló de garantizar que "los hongkoneses gobiernen Hong Kong", pero la ley de seguridad nacional impuesta por Pekín hace un año y la reforma del sistema electoral de la antigua colonia británica prácticamente han excluido a la oposición prodemocrática del debate político.