
Está previsto que cuando cuando el ministro de finanzas inglés, Rishi Sunak, reciba hoy a sus homólogos del G7 en Londres, los responsables económicos de las siete principales potencias occidentales se reúnan en Lancaster House con la intención de aupar el mayor golpe contra los abusos fiscales de las multinacionales en un siglo.
Las negociaciones han cobrado un renovado ímpetu después de que Estados Unidos haya mostrado un infalible apoyo. De hecho, el mes pasado, el Departamento del Tesoro, liderado por Janet Yellen, facilitó las conversaciones al proponer un impuesto de sociedades mínimo global de al menos el 15%.
Alejándose de su objetivo inicial, que rondaba el 21%, Washington está dispuesto a tratar de poner fin a la espiral descendente de los tipos impositivos de las empresas y disuadir a las multinacionales a trasladar sus beneficios a países con paraísos fiscales. Un elemento clave dentro de su hoja de ruta para financiar el ambicioso plan de infraestructuras en el país.
Un compromiso que deberían avalar los homólogos de Yellen en Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Al menos así se deduce del borrador del comunicado al que tuvo acceso la agencia Reuters donde estos funcionarios tienen previsto comprometerse a no retirar los estímulos demasiado pronto.
Para ayudar a aliviar la presión sobre las finanzas públicas, el G7 apoyará firmemente los esfuerzos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para establecer un nivel mínimo de impuesto de sociedades a nivel mundial que garantice que las grandes multinacionales pagaran su parte justa de impuestos.
De materializarse el aval del G7, cuyo respaldo completo podría oficializarse en la cumbre de la próxima semana de los jefes de Estado y de Gobierno, que se darán cita en Carbis Bay, Cornwall, se agilizarán los avances de cara a la reunión de ministros de finanzas del G20 del próximo mes en Italia.
Otros funcionarios del G7 han aumentado las expectativas. El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, espera progresos significativos en cuestiones relacionadas con el impuesto de sociedades, que incluyan también asuntos más peliagudos cómo gravar a las grandes empresas globales de servicios digitales como Facebook, Amazon, Alphabet, Google, Apple y Microsoft.
Además de Francia, seis países, entre ellos España, han impuesto impuestos unilaterales sobre los servicios digitales dirigidos a estas empresas, lo que provocó esta semana que EEUU impusiera y congelase inmediatamente después durante 6 meses aranceles del 25% sobre productos por un valor aproximado de 2.000 millones de dólares (323 millones corresponden a bienes españoles).
EEUU insiste en que cualquier régimen fiscal para estas empresas no discrimine a las empresas estadounidenses y que se prohíban todos los impuestos individuales sobre los servicios digitales.
En su lugar, ha propuesto que las 100 empresas más grandes y rentables paguen más impuestos en los países donde hacen negocios, independientemente de su clasificación industrial y su modelo de negocio. Dicho plan podría funcionar siempre y cuando se incluyan a las grandes empresas tecnológicas.
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