
La Agencia Tributaria forma parte del día a día del colectivo de autónomos. A diferencia de los asalariados, el trabajador por cuenta propia tiene que ser proactivo a la hora de contabilizar y documentar toda su actividad en materia de impuestos. Esta situación no deja de ser una traba para el autónomo, que, en la mayoría de los casos, tiene que dejar de lado las labores de su trabajo para dedicarse a los deberes que le exige Hacienda.
La Administración intenta agilizar estos trámites con declaraciones y formularios autocompletados. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el trabajador es un profesional en su campo pero no tiene porqué ser un experto administrativo. Esta situación induce a que el autónomo cometa errores graves que pueden ser motivo de una sanción económica.
Este tipo de errores se suelen considerar como infracciones leves, ya que en las graves existe el dolo o la intención de cometer esa infracción. Por lo que las multas que la Agencia Tributaria interpondrá al autónomo no superarán el 50% de lo que se dejó de ingresar.
No diferenciar entre cuenta bancaria y personal
Los expertos advierten de las graves consecuencias de no diferenciar ambas cuentas. Un gran número de autónomos utiliza una sola cuenta tanto para uso personal como profesional.
Esta situación deriva en problemas de contabilidad y de justificación de movimientos financieros, en tanto que el flujo de entradas y salidas debe corresponderse exclusivamente con ingresos y gastos derivados de la actividad desarrollada.
No conservar justificante de todos los ingresos y gastos
Por lo general, el autónomo suele guardar una factura de cualquier ingreso o gasto que derive de su actividad; ya que, posteriormente, deben ser registradas a la hora de tributar el IRFP y el IVA.
Sin embargo, algunos profesionales comenten el error de pensar que los movimientos más pequeños no son susceptibles de ser registrados. La Agencia Tributaria no tiene porqué darse cuenta de este problema pero, en todo caso, esta práctica es perfectamente punible.
Errores en la transcripción de datos contables
A excepción de los 'moduleros' y algún caso extraordinario más, la gran mayoría del colectivo de autónomos tiene que llevar la contabilidad de su negocio para, posteriormente, presentarla a la Agencia Tributaria.
Un error en la transcripción de estos datos es motivo de sanción. No obstante, si el profesional rindiese cuentas del error y presentase un formulario de rectificación correctamente cumplimentado, Hacienda lo tomaría como una equivocación y no presentaría una multa.
No devengar correctamente las amortizaciones
No contabilizar una factura como bien de inversión o registrar una amortización superior a la correspondiente también es motivo de sanción, ya que el resultado contable será inferior al correcto. Para ello, es necesario identificar las facturas de inmovilizado correctamente.
No diferenciar entre gasto e inversión
Básicamente, el problema radica en el uso del capital utilizado. Cuando el dinero está destinado a realizar la compra de un bien de consumo, el autónomo estaría realizando un gasto.
Por su parte, cuando el capital se destina a realizar una compra que generará beneficios a corto, medio o largo plazo, se trata de una inversión. Por lo que lo adquirido pasaría a formar parte del activo del negocio y no se declararía de la misma forma que un gasto.
No deducir correctamente los recibos bancarios
Existen gastos fiscales, como la propia cuota de autónomos o la prima de los seguros, que se pueden deducir del banco. Hay que tener en cuenta que, como trabajador por cuenta propia, es necesario solicitar un documento justificativo en la entidad bancaria que acredite este tipo de ingresos o gastos; estas entidades están estrechamente relacionadas con la Agencia Tributaria y suele comunicar estas entradas y salidas de dinero.
Un ingreso a caja de este tipo o una transferencia que no esté correctamente deducida y justificada puede ser motivo más que suficiente para que Hacienda imponga una sanción.