
A medio camino del auge del teletrabajo ocasionado por la pandemia y el regreso a las oficinas de los trabajadores, el concepto de 'oficina caliente', una nueva modalidad que trata de aprovechar la combinación del trabajo presencial y en remoto... pero que llega a la vez con dudas y ventajas a partes iguales.
Obviemos por un momento la broma fácil. Este concepto, que en inglés se traduce como hot-desking (escritorio caliente), trata de aprovechar los espacios de trabajo de empresas que tienen a la totalidad o parte de su plantilla teletrabajando alquilándolo a terceros, ya sean freelance u otras organizaciones.
En España, empresas como Bayer ya han hecho algo parecido en su sede en Sant Joan de Espí, después de que el 35% de los empleados teletrabajan a tiempo completo y el 60% lo hiciera con un modelo híbrido. También en nuestro país, empresas como Bookker están intentado implementar sistemas que faciliten a las empresas ocupar esos espacios vacíos, como si fuera un alquiler o un renting de puestos de trabajo. Fuera de nuestras fronteras, este modelo también ha sido explorado por WeWork.
Qué es una 'oficina caliente' en concreto
El hot-desking u oficinas calientes es un sistema de organización del espacio de trabajo en el que los escritorios son utilizados por diferentes personas en diferentes momentos. Normalmente, el objetivo es maximizar la eficiencia del espacio y disminuir el coste inmobiliario de tener espacios vacíos.
En nuestro día a día, si nuestra empresa adoptara esta oción, nos afectaría de la siguiente forma. Al llegar a la oficina tendríamos que buscar un escritorio, conectarnos y ponernos a trabajar.
¿Más ventajas o inconvenientes?
Esto, por supuesto, aporta flexibilidad, pero seguramente no a todo el mundo le guste ver 'invadido' su espacio de trabajo.
Las ventajas de las oficinas calientes "varían en función del estilo de trabajo de cada uno y de lo que necesites", afirman desde el blog de WeWork.
Mientras que los autónomos aprecian tener un lugar donde trabajar y reunirse con posibles clientes, a los empresarios les gusta la flexibilidad de las condiciones de alquiler y la posibilidad de contratar o enviar empleados a espacios de trabajo en diferentes ciudades.
Para los trabajadores autónomos o freelance que hacen malabares con múltiples proyectos en varios lugares, este sistema permite encontrar un espacio de trabajo y mantenerse conectado, incluso entre ciudades. Esta comodidad fomenta la productividad y proporciona las ventajas de un espacio de oficina (un lugar dedicado al trabajo; un entorno profesional para reunirse con los clientes) en muchos más sitios.
En cuanto a las empresas, además del ingreso económico que puede suponer alquilar parte de estos espacios, aporta flexibilidad de emplear a trabajadores remotos que pueda acudir a un lugar físico sin una gran inversión inicial.
Pero, por contra, supone la desaparición del 'lugar de trabajo fijo', ese sitio que casi es una segunda casa para muchos empleados en el que guardan incluso algún recuerdo personal y carpetas en cajoneras que no han abierto en años pero que pueden considerar 'sus cajoneras'. El futuro parece que será híbrido en muchos lugares, según apunta ya el modelo por ejemplo de Google. Veremos.