
El Ingreso Mínimo Vital se configuró a mediados de 2020 como una herramienta de apoyo a los hogares y personas sin recursos, y tras casi un año de implantación va aumentando el número de destinatarios a los que beneficia, todavía en plena pandemia de coronavirus y con sus efectos económicos aún latentes.
En mayo, el IMV fue recibido por más de 680.000 personas que forman parte de más de 260.000 hogares. En tan solo dos meses, se ha aumentado hasta el 115.000 personas (y 57.000 hogares) el campo de ampliación de esta ayuda, de acuerdo con los datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Debido al aumento de beneficiarios, el coste mensual para la Seguridad Social también ha subido: en mayo, el pago de estas prestaciones fue de 195 millones de euros frente a los 152 millones de euros de marzo. El importe medio de la ayuda baja ligeramente, de 460 a 448 euros mensuales.
Según los datos ministeriales, el hogar medio que recibe la prestación está formado por 2,62 personas. El impacto sobre los menores parece claro: el 61% de los hogares tiene al menos un menor a cargo, más de 160.700 de los cuales 73.300 son monoparentales (el 28% del total).
El 70% de los titulares de la prestación y más de 313.000 de los beneficiarios son mujeres, lo que determina un claro sesgo de género en el perfil de la persona que solicita el IMV.
Por edad, la edad media del titular de la prestación es de 44,34 años. El grupo de 36 a 45 años es el más numeroso, ya que aglutina el 34% del total. Le sigue el gruppo de 46 a 55 años, que suma un 28%. Estos datos dejan entrever que la ayuda es solicitada y percibida por personas de mediana edad.

Atendiendo al tipo de unidad de convivencia, la más habitual es la formada por un único adulto. Un 28% de los titulares pertenecen a unidades familiares monoparentales.
