
El pasado 4 de mayo, Isabel Díaz Ayuso ha tenido la virtud de duplicar en solo dos años el número de diputados con el que irrumpió, por primera vez como candidata del Partido Popular, en 2019, en la Asamblea de Madrid. Un récord del que pocos líderes pueden presumir en tiempos de descomposición y fragmentación política, cuando el bipartidismo se cotiza todavía como objeto de antiguedad.
Nacida en Madrid en 1978, periodista de formación y especialista en Comunicación Política, esta gran desconocida, amiga y fiel discípula de Pablo Casado con el que llegó al PP, ha logrado que su naturalidad, espontaneidad y cercanía reciba un apoyo aplastante en las urnas, a pesar de las miles de críticas, y los ríos de tinta vertidas sobre cualquier aspecto de su vida.
Ayuso ha demostrado tener estoicismo suficiente para aguantar comentarios familiares, sentimentales y políticos, algunos desde los intestinos de su partido, y otros, desde los de la formación con la que ha gobernado en coalición hasta que una moción en Murcia de socialistas y Cs le hizo tomar las riendas del asunto y anticipar elecciones en la Comunidad de Madrid.
Observadora, viajera, paciente, sencilla, genuina, amable, astuta, con criterio propio y sin complejos, su aspecto se aleja mucho del prototipo de la política española de centro-derecha a la que los electores están acostumbrados. Se siente libre, y ejerce la libertad.
Después de acabar sus estudios universitarios en la Complutense de Madrid y de trabajar en algunas agencias de comunicación y en la radio, una de sus grandes pasiones, Ayuso desembarca en la política; primero con Esperanza Aguirre, como portavoz adjunta del Grupo Parlamentario en la Asamblea, y luego, con Cristina Cifuentes con la que llega a ocupar el cargo de vicepresidencia de Justicia.
En una carrera meteórica, su facilidad de palabra y su relación con los medios de comunicación la elevan a la portavocía del Partido Popular. La hoy presidenta en funciones hace campaña por Casado en las primarias en la que la generación más joven del Partido Popular toma las riendas de la formación de centro-derecha.
En 2019, y cuando las quinielas daban por hecho que Ángel Garrido o alguna exministra del PP serían candidatos en la región, Casado apuesta por ella, como por José Luis Martínez Almeida, para el Ayuntamiento de Madrid. El tándem funciona, hoy Ayuso es presidenta y revalida su cargo, y Almeida es alcalde.