Los impuestos al trabajo en España son más altos que en la media de los países desarrollados, quedando incluso por encima de Dinamarca o Noruega, economías que presentan una presión fiscal general de las más elevadas del mundo. Así queda reflejado en la nueva edición 'Taxing Wages' (impuestos sobre los salarios) que publica anualmente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), más conocida como la cuña fiscal.
La cuña fiscal para los trabajadores solteros y sin hijos es el indicador más usado para comparar los impuestos al trabajo entre los diferentes países. En 2020, la cuña fiscal en la OCDE supuso el 34,6% (frente al 39,3% en España) de los costes laborales totales, un descenso de 0,39 puntos respecto a 2019 causado por la crisis del covid. Esta es la mayor caída desde 2008 y 2009, cuando la cuña fiscal se redujo en 0,48 y 0,52 puntos respectivamente.
La OCDE aclara que en este trabajo, el término 'impuestos' pondera el peso del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF por rendimientos del trabajo), las contribuciones a la seguridad social (tanto del trabajador como del empresario) y de los impuestos sobre la nómina (que se suman a las contribuciones sociales del empleador en el cálculo de las tipos impositivos) sobre los ingresos salariales brutos. Esta suerte de presión fiscal sobre el trabajo no incluye impuestos como el IVA, Sociedades o los impuestos sobre las ganancias del capital, por ejemplo.
La cuña fiscal de España
En el caso de España, la cuña fiscal es del 39,3%, tras sufrir un leve descenso de 0,12 puntos respecto al año pasado. Esta caída queda reflejada totalmente en el descenso del IRPF, que ha caído hasta el 11,4% del coste laboral total. Por el contrario, las cotizaciones que paga el empleador o empresario se han mantenido en el 23% (de todo el coste laboral) y las que abona el trabajador en el 4,9%, siendo estas las tres patas que conforman la cuña fiscal del 39,3%.

La OCDE calcula que el coste laboral anual de un trabajador soltero y sin hijos en España es de 55.937 dólares en paridad de poder adquisitivo, unos 46.260 euros. Con la paridad de poder adquisitivo se unifican o igualan los precios a los de EEUU. De esto se puede deducir que 21.983 dólares (18.180 euros) se van impuestos, mientras que el trabajador medio percibiría 33.954 dólares al año (unos 28.000 euros). Parece un salario muy elevado, pero la clave está en que la OCDE utiliza datos medios de los costes laborales de trabajadores a tiempo completo (35 horas o más a la semana).
Volviendo a los impuestos al trabajo, Bélgica vuelve a liderar la clasificación con una cuña fiscal que alcanza el 51,5%, pese a haber sufrido un descenso de 0,73 puntos. En segunda posición aparece Alemania (49%), Austria (47,3%), Francia (46,6%) e Italia (46%). Todos estos países, salvo Austria, tienen un IRPF que pesa mucho más en la cuña fiscal que el de España, generando gran parte de la diferencia. En Bélgica, el IRPF supone 19,2 puntos de los costes laborales, frente a los 11,4 de España.
Países por debajo de España
Algunos países que, sorprendentemente, presentan unos impuestos más bajos al trabajo que España son Dinamarca (con una cuña fiscal del 35,2%) o Noruega (35,8%). En el caso de Dinamarca, el 100% de su cuña fiscal está compuesta por el IRPF, que supone ese 35,2% del coste laboral, puesto que ni trabajadores ni empresarios tienen que hacer contribuciones sociales. En el caso de Noruega, el IRPF por rendimientos del trabajo supone un 17% del coste laboral, mientras que las contribuciones del empleado un 7,3% y la del empleador un 11,5%.
Si los impuestos al trabajo son inferiores en Dinamarca, ¿por qué recauda mucho más en términos de PIB que España? Dinamarca recauda en impuestos el equivalente al 46% del PIB, mientras que España solo el 35%. La respuesta es que los impuestos al trabajo son solo una parte de la presión fiscal general. Por ejemplo, Dinamarca recauda muchísimo más que España a través de los impuestos indirectos (principalmente el IVA) o los impuestos sobre la ganancias del capital. Los daneses recaudan el equivalente a casi 15 puntos de PIB con los impuestos indirectos, mientras que España apenas llega a los 10 puntos de PIB. Dinamarca tiene un tipo único de IVA al 25%, mientras que España cuenta con un tipo general del 21%, uno reducido del 10% y otro superreducido. Dinamarca también ingresa relativamente más en Sociedades o ganancias del capital.
Volviendo al ranking, Colombia destaca por no tener impuestos al trabajo. En Colombia, un trabajador soltero medio no pagó impuestos sobre la renta personal en 2020, mientras que sus contribuciones a los seguros de pensión, salud y riesgos laborales se consideran pagos obligatorios no tributarios (son pagos obligatorios a fondos de gestión privada, agencias de asistencia social o planes de seguro social fuera de las administraciones públicas)y, por lo tanto, no se contabilizan como impuestos en los cálculos de impuestos sobre salarios.
Por último, si analiza la cuña fiscal de un asalariado casado y con dos hijos, los impuestos al trabajo caen en España hasta el 33,9% (de todos los costes laborales), frente al 39,3% de los solteros. Este descenso que se aprecia en casi todos los países es menos intenso en España, que queda como el octavo país de toda la OCDE con una cuña fiscal a las familias más elevada. Turquía encabeza los impuestos al trabajo a las familias con un 38,2%, seguida de Francia (37,9%) y Suecia (37,5%).