España recibió el jueves una de cal y otra de arena en las previsiones económicas de invierno de la Comisión Europea. En la parte negativa, la CE avisa que encara algunos riesgos importantes, como un aumento de las quiebras empresariales, "principalmente concentrada en aquellos sectores más afectados por las restricciones a la actividad". En la cara amable, pronostica que la economía española crezca este año un 5,6%, y un 5,3% el que viene, frente al 5,4% y el 4,8% previsto en noviembre, tal y como adelantó elEconomista este miércoles.
Las quiebras empresariales se materializarán además por la retirada de las medidas de apoyo y pueden llevar a un aumento del desempleo y a una caída de la productividad, advierte la Comisión. Fuentes comunitarias explicaron que estas insolvencias representan "un riesgo importante" para España en comparación con otros países, dado el peso que tienen las pymes, sobre todo aquellas de menor tamaño y con menor capacidad para lidiar con una crisis de esta envergadura.
Las mismas fuentes añadieron que este riesgo depende "mucho" de las medidas de apoyo que ponen en marcha los Gobiernos, como las ayudas directas. Sin embargo, las fuentes comunitarias apuntan que el Ejecutivo español "no dio tanto apoyo como otros Gobiernos", aunque valoraron que Madrid esté actualmente considerando medidas de apoyo directo para los sectores más afectados.
Desde el Ministerio de Economía apuntan sin embargo que no han detectado "una preocupación especial" con el riesgo del aumento de quiebras en España por parte de la Comisión. El riesgo de las insolvencias en Europa precisamente llegará al próximo encuentro de los ministros de Finanzas de la UE del 16 de febrero.
Cauto optimismo
Pero vuelve a la CE un tímido optimismo sobre el horizonte económico. La pandemia continúa sin control, la llegada de las vacunas no es un camino de rosas, y todavía la incertidumbre es elevada. No obstante, existe algo más de claridad en el camino por delante, y una moderada esperanza despunta hacia el segundo semestre, y sobre todo al pensar en el próximo año.
Este "cauto optimismo" empapó las previsiones económicas de invierno y, sobre todo, salpicó al mirar a la economía española, pues España se convertirá en el país europeo que más crezca en el presente año, en parte por el efecto rebote de haber sido la que más se desplomó entre los socios de la UE en 2020, con una caída del 11%.
Según explicó en rueda de prensa el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, la mejora del crecimiento español respecto a las previsiones anteriores también se produjo porque en otoño no se tuvo en cuenta los buenos datos del tercer trimestre español.
Estas previsiones de invierno no revisan los indicadores de deuda, déficit o desempleo. En el caso de la inflación, que también se actualizó, Bruselas espera que los precios suban en nuestro país un 0,8% este año y un 1,1% el que viene.
La subida del PIB español se situó bien por encima de la media de la eurozona (3,8%) y del conjunto de la UE (3,7%), que la CE revisó en ambos casos a la baja. No obstante, el Ejecutivo comunitario mantiene un moderado optimismo respecto a la salida de la crisis, ya que espera un impulso más decidido en 2022, por lo que espera recuperar los niveles previos a la pandemia para mediados del próximo año, antes de lo inicialmente previsto (2023).
La CE no obstante fue más moderada que el Gobierno en su optimismo, que ha mantenido hasta ahora que la economía española crecerá alrededor del 7% este año. A pesar de ello, la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, resaltó que las previsiones confirman que España será el país con el crecimiento más fuerte "entre los grandes europeos", y esta tendencia continuará los próximos años.
España recibirá a mediados de este año 10.000 millones de euros de adelanto del fondo
El crecimiento español también podría sorprender positivamente, dado que las cifras presentadas este jueves no tienen en cuenta el impulso que traerán los fondos de recuperación, por faltar todavía mas claridad sobre los planes de inversiones y reformas, según resaltó Gentiloni. Este impacto será significativo en el caso español, por ser uno de los principales beneficiarios del fondo.
España recibirá a mediados de este año 10.000 millones de euros de adelanto del fondo. No obstante, el Gobierno tiene presupuestado utilizar hasta 27.000 millones en 2021, de los 70.000 millones en transferencias no reembolsables que le corresponden, para lo que recurrirá a emisiones de deuda.
El Gobierno todavía baraja la previsión de enviar a finales de este mes, o principios de marzo, su plan de inversiones y reformas para acceder al estímulo europeo, y que actualmente negocia cooperando "en buena dirección" con la Comisión Europea.
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