El impacto de la pandemia marcará el último año del presidente saliente, Donald Trump en la Casa Blanca. La crisis de salud y posterior debacle económica cerró el año pasado con la peor destrucción de empleo desde que se registran estos datos desde 1939 mientras que solo en diciembre se destruyeron otros 140.000 empleos y las ventas minoristas cayeron un 0,7%.
Para hacer frente a esta situación, el masivo desembolso público, en forma de dos paquetes de estimulo, uno por algo más de 2 billones de dólares y otro por alrededor de 900.000 millones de dólares, incrementó sensiblemente la deuda del país. Sin embargo, incluso antes del azote del Covid-19, la Administración del republicano ya había puesto en una senda ascendente el apalancamiento del gobierno.
Durante los cuatro años de Trump la deuda nacional ha aumentado en casi 7,8 billones de dólares hasta un total de 27,7 billones de dólares, según la plataforma USDebtClock.org.
El aumento bajo su mandato equivale casi al doble de lo que los estadounidenses deben en préstamos estudiantiles, para automóviles, tarjetas de crédito y cualquier otro tipo de deuda que no sean hipotecas. Es decir, alrededor de 23.500 dólares por contribuyente, según los datos de la Reserva Federal de Nueva York que recoge el portal ProPublica.
Por su parte, la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) estima que el déficit cerró el año pasado en los 3,3 billones de dólares, alrededor del 16% del PIB. En estos momentos se prevé que, en el ejercicio en curso, el déficit baje considerablemente pero seguirá rondando casi el 9% del PIB.
Eso sí, estas cifras todavía no digieren el potencial plan de estímulo de 1,9 billones de dólares presentado por la Administración del presidente electo, el demócrata, Joe Biden. A la espera de una actualización, la CBO estima que, para 2023, el déficit disminuirá al 4,9% a medida que los gastos relacionados con la pandemia disminuyen y la economía mejora.