El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ha anunciado que el 1 de enero desaparecerá como moneda de uso corriente el peso cubano convertible (CUC), equivalente al dólar, y pervivirá únicamente el peso cubano (CUP), lo que supone una unificación monetaria que pone fin a la dualidad originada en la década de los noventa en la isla.
Díaz-Canel ha explicado que tras concluir los "análisis correspondientes" y estudiar "las normas jurídicas necesarias", se dan ya "las condiciones" para esta unificación. Solo se conservará el peso cubano, al que se pretende revalorizar y al que se le aplicará una tasa de cambio de 24 pesos por dólar. Esta divisa ha sido durante estas últimas décadas la habitual en las nóminas de la mayor parte de la población cubana, mientras que el CUC ha quedado reservado básicamente para el comercio exterior y el turismo, tal y como recoge Europa Press.
El dirigente cubano ha apostado por una medida que ha sido debatida durante años en los últimos congresos del partido comunista cubano y que va en la línea del objetivo del "rediseño del sistema monetario, cambiario, tributario, de precios, de salarios y demás ingresos de los ciudadanos".
Díaz Canel ha advertido de que la reforma no será una "solución mágica" a todos los problemas de Cuba, pero sí espera que la desaparición del CUC tenga "un impacto transversal en toda la economía", buscando "garantizar a todos los cubanos mayor igualdad de oportunidades, derechos y justicia social".
La unificación pondrá a prueba a Cuba ante el peligro de la inflación y la pérdida de poder adquisito de los cubanos
La medida, con toda probabilidad, no será un camino de rosas para el gobierno cubano y la población. El propio Díaz-Canel ha reconocido que la tarea "no está exenta de riesgos" y que puede provocar un aumento de la inflación, ante lo cual su gabinete no permitirá "precios y abusivos y especulativos" y ha prometido "severas sanciones" contra los que los apliquen.
Varios economistas consultados por Reuters han asegurado que "la reforma significaría un dolor a corto plazo para los cubanos", pero la ven como un sacrificio necesario de cara al largo plazo, "ya que las variaciones de los tipos de cambio han oscurecido el funcionamiento real de la economía y han subsidiado de manera efectiva a algunos sectores".
El establecimiento de la tasa de cambio en 24 pesos el dólar (muy similar a la actual) trata, precisamente, de proteger el valor de los ahorros de los cubanos en CUP. Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la población es la posible pérdida de poder adquisitivo, ya que una inflación desmesurada podría reducir significativamente el valor de su dinero ahorrado.
De hecho, durante los últimos meses el miedo de la población a esa pérdida del valor de sus ahorros les ha llevado a vender sus CUC en las casas de cambio ante los crecientes rumores de la desaparición de la moneda. Eso tuvo una consecuencia negativa: el peso convertible se devaluó en el mercado informal. Los ciudadanos cubanos tendrán seis meses extra desde el 1 de enero para poder cambiar el resto de sus CUC.
Por todo ello, y ante ese temor generalizado, el Gobierno cubano ha anunciado una reforma de las pensiones, del sistema salarial y ha garantizado la centralización de los precios de algunos productos y servicios básicos como la leche, la electricidad o el combustible, según informa la Agencia EFE.
El fin de la dualidad monetaria, además, también afectará a las empresas nacionales: pondrá punto y final a un complejo sistema en el que, a ojos de los libros contables, CUPs y CUCs eran equivalentes entre sí y con el dólar (1:1:1), lo que constituía otra distorsión y evitaba tener una fotografía completa y veraz del estado de las empresas y del conjunto de la economía cubana.
Del Che a Raúl Castro: una política monetaria marcada por las restricciones al dólar y que se ha desencantado con la dualidad
Sea como fuere, este no se trata del primer cambio de moneda en la isla desde el triunfo de la revolución castrista. Dos años después de alzarse con el poder, el Che Guevara (entonces presidente del Banco Nacional) impuso el canje de los antiguos pesos por los pesos "revolucionarios", la nueva moneda.
Desde entonces, y hasta 1993, la tenencia de divisas fue constitutiva de delito en parte como represalia al bloqueo estadounidense (con vistas a las remeses que los exiliados cubanos trataban de enviar a sus familiares, generalmente en dólares). Fue un año después, en 1994, cuando Cuba estableció su particular dualidad monetaria creando el CUC, a un cambio de 30 pesos CUP que después ha ido fluctuando en valores cercanos a los 25.
Con el CUC llegó la derogación del dólar en la isla, que tuvo lugar en 2004 y que ya se venía haciendo en las empresas que tradicionalmente operaban con la moneda estadounidense. A esta medida le acompañó una comisión del 10% en el cambio del dólar en efectivo.
Sin embargo, con la entrada de Raúl Castro en el poder, se empezaron a mandar los primeros mensajes gubernamentales contra la dualidad. El objetivo enunciado por el nuevo dirigente era "hacer que el salario de los cubanos valga", llamando a acabar con el sistema monetario. Era 2008, y aún tendrían que transcurrir cinco años más para que el proceso comenzase de verdad a ponerse en marcha.
Fue en 2013 cuando se anunció una reforma "ordenada e integral" que hiciera desaparecer la dualidad y "devolver al paso cubano su "valor y sus funciones como dinero". Durante este proceso, de siete años, se abrieron tiendas (de electrodomésticos o piezas de automoción) de pago exclusivo en divisas en 2019 y tan solo hace unos meses, en julio, se eliminó el gravamen del 10% al dólar y se extendió el pago en divisas a productos de aseo, alimentos y limpieza como respuesta a la crisis económica generada por el coronavirus que ha vaciado de turismo una isla que ahora se enfrenta a un nuevo cambio.