
A poco más de un mes de poner punto final a la era de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, muchos líderes mundiales respiran aliviados, especialmente en Europa. No es el caso del húngaro Viktor Orbán o del brasileño Jair Bolsonaro, por mentar algunos. Aquellos afines al populismo reaccionario abanderado por el republicano consideran que su derrota elimina del escenario geopolítico global a su portavoz más enérgico y eficiente.
De momento, las expectativas pasan porque la caída del populismo en la primera oleada, con la marcha atrás de muchas actuaciones proteccionistas, puede dar un margen de alivio y respiro a la economía mundial, especialmente con el triunfo del demócrata Joe Biden.
Volatilidad política
Las políticas proteccionistas de Donald Trump y los continuos reveses arancelarios, no solo a China sino también a los tradicionales aliados de Washington, ya amenazaban antes del revés provocado por la pandemia con borrar hasta 700.000 millones de dólares de la economía global entre 2018 y 2020, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo su legado quedará marcado por los 14,1 millones de infecciones por Covid-19 y casi 276.000 muertes provocadas por el coronavirus. Cifras que aumentan continuamente.
Si bien la derrota de Trump es un duro golpe para sus aliados, sus consecuencias para el populismo como movimiento político global son más ambiguas. El republicano, después de todo, ganó 74,1 millones de votos el pasado 3 de noviembre, más votos que cualquier candidato presidencial estadounidense en la historia, justo por detrás del presidente electo, Joe Biden, lo que demuestra la perdurabilidad de su mensaje.
Al menos eso considera Rosa Balfour, directora del think thank Carnegie Europe, quien considera que el pobre desempeño de muchos gobiernos populistas a la hora de lidiar con el coronavirus, no implicará que el populismo vaya a ser eliminado "por arte de magia".
Por su parte, la gestora Neuberger Berman coincide en afirmar que el ocaso de la presidencia de Trump no marca el final del populismo político o de sus causas, ni en EEUU ni en el resto del mundo. Según explican, probablemente, esta situación entrañe una volatilidad política y geopolítica persistente pero, sobre todo, aumenta la posibilidad de que se produzca un estímulo fiscal adicional, en la medida en que los gobiernos adopten políticas de endeudamiento y gasto destinadas a abordar las causas del descontento populista.
A diferencia de la política del "América Primero" de Trump, el próximo mandatario demócrata buscará una coalición con sus aliados para lograr los objetivos comerciales y económicos de su país. Es decir, una política más ordenada y basada en las relaciones con los socios comerciales tradicionales.
"Es probable que la sustitución de un presidente republicano de derecha por un candidato demócrata de izquierda siente mejor en términos de voluntad de colaborar con Europa que comparten la inclinación política de la nueva Administración", adelanta George Buckley, economista de Nomura.
De esta forma, algunos sectores corporativos, como el automovilístico, la tecnología y los bienes de capital, podrían beneficiarse de una menor incertidumbre en torno a los aranceles y una mayor claridad en la toma de decisiones. Está previsto que Biden negocie con Bruselas para retirar lo antes posible los gravámenes del 25%a impuestos contra productos europeos como el aceite, vino o lácteos por valor de 7.500 millones de dólares (unos 6.900 millones de euros) anuales. Y más cerca de casa, podría considerar la posibilidad de iniciar negociaciones con Canadá para abordar el arancel actual.
Para Chad P. Bown, experto en comercio global del Peterson Institute for International Economics la lista de tareas de primer orden incluye "eliminar los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio así como negociar una solución duradera con la Unión Europea a las disputas sobre los subsidios a Boeing y Airbus además de participar activamente en las negociaciones sobre la reforma fiscal multilateral y resolver así las preocupaciones sobre los regímenes fiscales de los servicios digitales ".
Una tarea complicada
Dicho esto, la tarea en materia comercial no será sencilla. En el Capitolio habrá que hilar fino para lidiar con la división entre los demócratas moderados y los progresistas, sin olvidar las rencillas que también se extienden entre los republicanos, donde el establishment y la base populista difieren.
Donde existe cierto frente común es en lo referido a China. Con la Fase 1 del acuerdo comercial estancada, el propio Biden ya adelantó que mantendrá, de momento, los aranceles sobre más de la mitad de las importaciones de bienes procedentes de China. Esto, combinados con las represalias de Pekín, reducirán directamente entre 20 y 30 puntos básicos el PIB estadounidense en los próximos 12 meses, según los cálculos de S&P Global.
Su economista, Beth Ann Bovino, advierte que "más importantes pueden ser los efectos secundarios, como el aumento de la incertidumbre y la consiguiente reducción de la inversión empresarial". "Eso ralentizará el crecimiento de EEUU ante una recuperación que solo está ganando terreno lentamente", añade.
Desde S&P Global estiman que EEUU crecerá un 4,2% en 2021 y un 3% en 2022 sin embargo no será hasta finales de 2023 cuando se puedan volver a recuperar los niveles de empleo previos a la pandemia. En el caso de la Eurozona, la expansión será de un 4,8% y un 3,9% respectivamente. Así que China, junto con la India, retoman su papel como las locomotoras mundiales.
"Vamos a recordar 2020 como el año en que el centro del poder económico y geopolítico mundial viró definitivamente hacia Asia. Esto ya venía ocurriendo, pero en 2020 se ha acelerado marcadamente porque la región ha manejado la pandemia desde un punto de vista sanitario y económico de manera muy superior a Occidente", reconoce Alejo Czerwonko, director de inversión en mercados emergentes de UBS Wealth Management.
La desafección ciudadana
Precisamente, desde la consultora BCA Research resaltan como las condiciones económicas y la fatiga monetaria en Occidente, principalmente EEUU y Europa, continuarán fomentando las tendencias populistas. "Las tasas nominales no pueden caer más, mientras que las grandes desigualdades y la inmovilidad social están fomentando el populismo", insisten en sus perspectivas para 2021, que llevan por título "Un Nuevo Mundo Valiente". En este sentido, consideran que la pandemia ha profundizado la insatisfacción ciudadana con los responsables de las políticas económicas. Por lo tanto, es poco probable que los votantes recompensen a los políticos que continúen imponiendo presiones deflacionarias a consecuencia de los ajustes.
De hecho, según insisten, el populismo seguirá vigente y podría traducirse en una regulación más estricta, al menos en la Unión Europea y EEUU. Medidas que a su vez acabarán por erosionar la tasa de crecimiento del lado de la oferta una vez se disipe el repunte cíclico derivado los estímulos fiscales. Esto limitará la competencia, la protección de los trabajadores y será más costoso hacer negocios.
Más allá de las fuerzas políticas, no puede obviarse el deterioro demográfico. Una población que envejece significa que la tasa de dependencia (el número de dependientes por trabajador) seguirá aumentando. Un análisis de Naciones Unidas destaca que en la vejez, el consumo aumenta debido al aumento del gasto en salud. Por tanto, es probable que seamos testigos de una desaceleración de la expansión de la oferta en relación con la demanda de la economía.
Crisis e incertidumbre
Desde España, el analista y consultor político de GAD3, Narciso Michavila, hace una observación y contrapone la reacción de la primera oleada de la pandemia, con la segunda. En la primera etapa -destaca-, en el caso español, suben PSOE y PP en las encuestas, mientras que las nuevas formaciones, entre las cuales están Unidas Podemos y Vox -clasificados de partidos populistas de izquierdas y de derechas-, bajan.
En Alemania, Merkel remonta en esta crisis, pese al varapalo que recibió con el asunto de los emigrantes. Alternativa para Alemana baja, en Italia baja La Liga, pierde Trump, y Boris Johnson sufre un gran desgaste. Pero en esta segunda oleada, "hay que ver si la tesis de la caída del populismo es real". Porque -explica-, "a diferencia de la primera oleada en la que la gente compartía el espíritu de solidaridad, el espíritu empresarial, a medida que se agudiza la crisis económica, con esta segunda oleada, vemos que el populismo va subiendo. Sucede en España con VOX, que "ahora está muy fuerte. Y se podrá ver en Cataluña". Si bien, Unidas Podemos está cayendo", puntualiza.
El consultor José Luis Sanchís, por su parte, también coincide con Michavila al remarcar que en la primera oleada de la covid-19 cayó el populismo, aunque cree que en esta segunda oleada, aun es pronto para decirlo.
Allende Martín, consultora y CEO de CompoLider, Comunicación Política y Liderazgo y, recientemente elegida Mujer a Influyente Compol 2020 por los Napolitan Awards de Washington, admite que los líderes populistas como Donald Trump o Boris Johnson, el negacionismo del covid-19 y no llevar mascarilla les ha pasado factura. Pero no por ello deja de señalar que Donald Trump fue capaz de remontar de marzo a el mes de agosto, y que ha estado a punto de ganar las elecciones en Estados Unidos con su imagen, un discurso simple, proteccionista y nacionalista, y utilizando la desinformación, las fake news.
Martín recuerda que los populismos se alimentan de las crisis económicas y de la incertidumbre. Y ésta es una de ellas. Esa es la razón por la que no aun no se puede decir que el populismo ha caído definitivamente, mantiene. El termómetro -subraya- estará en las próximas elecciones en Francia, en Alemania y en Austria, entre otros países. Lugares en los que existen partidos populistas. En el caso galo, la líder del Reagrupamiento Nacional sigue liderando las encuestas a las elecciones francesas.
Y respecto a EEUU, Allende Martín sostiene que, tras la marcha de Donald Trump, el país vivirá un proceso de transición, y no van a ser tan proteccionistas- Alertando, no obstante, de que Joe Biden "no va a virar toda la política del dirigente republicano".