Con la hazaña por delante de asegurarse que la recuperación económica de Estados Unidos se consolida, el presidente electo, Joe Biden, busca crear un gabinete diverso pero sobre todo de confianza compuesto principalmente por caras conocidas del gobierno de Barack Obama, en el que ya sirvió como vicepresidente. El equipo de transición del demócrata ha comenzado ya a dar forma a la nueva Administración y se reunió la semana pasada para tantear potenciales nominaciones. Dicho esto, todavía pasarán algunas semanas antes de conocer decisiones concretas.
Durante el proceso de selección, Biden debe contar con múltiples opciones que logren convencer a un Senado que podría estar controlado por los republicanos pero también resulten de cierto agrado para el ala más progresista de su partido. Si los republicanos logran hacerse con al menos uno de los dos escaños en juego el próximo 5 de enero en la segunda vuelta de Georgia, es poco probable que aspirantes como la senadora por Massachussetts, Elizabeth Warren, vayan a formar parte de la lista final para carteras clave, como es el Departamento del Tesoro de EEUU.
En estos momentos, la persona con más posibilidades de suceder a Steven Mnuchin en el puesto es la gobernadora desde 2014 de la Reserva Federal, Lael Brainard. Brainard, quien ya militó el Departamento del Tesoro bajo la era Obama como subsecretaria de asuntos internacionales, no solo se convertiría en la primera mujer en liderar el equivalente al Ministerio de Economía español sino que también supondría una opción lo suficientemente reformista para convencer a la bancada progresista.
Esta economista educada en Harvard ya advirtió en un discurso el mes pasado que el mayor problema para las perspectivas económicas es "que no se materialice el apoyo fiscal adicional", lo que, según ella, corre el riesgo de generar cicatrices a largo plazo para la economía. A bordo del Consejo de Gobierno de la Reserva Federal, Brainard se ha resistido a flexibilizar las regulaciones bancarias pero, en general, ha votado a favor de lo propuesto por la mayoría de los integrantes.
Brainard y Yellen se disputan el Tesoro de EEUU
Sin embargo en esta carrera también suena fuerte el nombre de Janet Yellen, ex presidenta de la Reserva Federal. Su elección congeniaría con conservadores y progresistas especialmente tantp por su experiencia en política monetaria como el reciente llamamiento para que los responsables económicos del país aborden problemas relacionados con el cambio climático. Desde que abandonó el banco central de EEUU, Yellen ha sumado fuerzas con JPMorgan, Goldman Sachs y petroleras como Exxon Mobil, ConocoPhillips y Shell Oil, para instar a los responsables políticos a considerar un impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono.
Otros postulantes al Tesoro incluyen a Jeff Zients, codirector del equipo de transición de Biden, Sarah Bloom Raskin, antigua funcionaria de la Fed e incluso Ruth Porat, directora financiera de Alphabet. Algunos miembros del Caucus Negro de la Cámara de Representantes quieren una persona de color como el exvicepresidente de la Fed, Roger Ferguson, o la inversora Mellody Hobson ambos con profundos vínculos al tejido empresarial del país.
Hobson también suena como parte de las quinielas para liderar el Departamento de Comercio. Sin embargo, en este ámbito, Biden podría tender la mano a los republicanos y nombrar a Meg Whitman, empresaria que ha liderado eBay, Hewlett Packard y más recientemente Quibi. Esta decisión podría hacerle ganar puntos con la oposición en un momento en que éste área enfrenta duros retos por delante, especialmente en relación con las prohibiciones impuestas a la china Huawei por el gobierno de Trump y el actual secretario de Comercio, Wilbur Ross.
Para el Departamento de Energía, el demócrata podría repetir con Ernest Moniz, quien ya lideró este mismo puesto bajo la Administración Obama y jugó un papel clave durante las negociaciones del acuerdo nuclear con Irán. Precisamente este hecho puede generar fricciones con los republicanos dado que EEUU abandonó sus compromisos y ha restaurado sanciones contra Teheran bajo el gobierno de Trump. Es por ello que Elizabeth Sherwood-Randall y Arun Majumdar, que también han formado parte de dicho departamento suponen sólidas alternativas.
En la Casa Blanca, el Consejo de Asesores Económicos perfila a Jared Bernstein, uno de los confidentes económicos de la campaña de Biden, como principal candidato. Como economista especializado en el mercado laboral fue el encargado de redactar la regulación que casi duplica el umbral salarial para el pago de horas extra. Se le considera una opción moderada que podría servir de puente con los demócratas más progresistas. Para el Consejo Económico Nacional, el mandatario electo puede decantarse por la economista Heather Boushey, quien fue una de las principales asesoras económicas de Hillary Clinton en 2016.
Guiños a los republicanos
La exsenadora Heidi Heitkamp suena fuerte como secretaria de Agricultura de Biden, el mismo cargo para el que Trump consideró nominarla en 2016. La demócrata de Dakota del Norte ha tomado posturas moderadas y en el pasado no ha dudado en romper con su partido para apoyar medidas como el oleoducto Keystone XL. Su elección supondría otro guiño a los republicanos. Para los Departamentos de Transporte el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, parece una de las alternativas mientras en el Departamento de Trabajo, nombres como el senador de Vermont, Bernie Sanders, quien abandera la agenda progresista demócrata, podría estar interesado en el puesto.
En lo que a política exterior se refiere está previsto que Biden opte por Susan Rice como secretaria de Estado. Rice ya ejerció como embajadora de EEUU ante la ONU y asesora de seguridad nacional en la Administración Obama. La única pregunta es si los republicanos en el Senado estarían dispuestos a confirmar su nombramiento, dado su enredo en las consecuencias del ataque terrorista de Bengasi, Libia, en 2012.
Durante su periplo como embajadora de EEUU ante la ONU, Rice fue firme defensora de Israel y ayudó a negociar sanciones internacionales más duras contra Irán. Biden ha indicado que, como presidente, volverá a incluir a EEUU en al acuerdo nuclear de Irán de 2015, pero solo si el propio Teherán cumple con los términos del acuerdo original es por ello que su gobierno no querrá parecer demasiado blando con la república islámica.
También es más probable que Biden use su autoridad bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para imponer sanciones a Rusia y Turquía al tiempo que las relaciones con Corea del Norte volverán a ser más antagónicas.