El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea al cargo de Economía, Valdis Dombrovskis, pronto pasará el relevo del dosier de Finanzas a la irlandesa Mairead McGuinness. A cambio, el letón sumará también Comercio a sus competencias. Pero antes de deshacerse de la parte de mercados financieros, Dombrovskis se despidió con un megapaquete legislativo en áreas que han sido dos de sus principales frentes de batalla durante los últimos años: la construcción de una unión de mercado de capitales en Europa y el desarrollo de las finanzas digitales en la Unión.
Dombrovskis, que intervino desde su casa aislado tras un positivo por coronavirus en su equipo, aunque él dio negativo, presentó la estrategia para finanzas digitales y la propuesta para regular las criptomonedas, ambas iniciativas adelantadas por elEconomista. También lanzó una nueva hoja de ruta con 16 iniciativas concretas para los próximos 5 años, con la que derribar los muros nacionales que bloquean la existencia de un mercado de capitales en Europa, y así ser capaces de competir con la 'City' de Londres tras el Brexit.
Con las nuevas normas para regular las criptomonedas, la UE se convertirá en la primera gran jurisdicción que regula estos activos digitales. La UE percibe los riesgos que sobre todo le señalan desde los Estados miembros, como su volatilidad o el empleo por aquellos que buscan blanquear dinero. Sobre todo preocupan las criptomonedas respaldadas por monedas nacionales y con un alcance global, como el proyecto 'Libra' que está desarrollando Facebook. A España, Francia, Alemania, Italia y Holanda les preocupa que la red social ponga en peligro su soberanía monetaria y la estabilidad financiera, creando y gestionando una versión digital del euro.
Pero al mismo tiempo, la Comisión no quiere bloquear esta innovación financiera que abarata los pagos online. Por eso, aplicará requerimientos de aprobación, control y supervisión más estrictos para aquellos criptoactivos con más riesgos, sin estrangular los demás. Así, por ejemplo, los responsables de criptomonedas tendrán que aportar un "libro blanco" con todas las características de su activo digital. Aquellas que estén respaldados por monedas nacionales necesitarán estar emitidas por institutos de crédito o de pago electrónico, lo que impondrá obligaciones adicionales. Además, las criptomonedas más sistémicas, como Libra, estarán vigiladas por un nuevo 'supervigilante' presidido por la Autoridad Bancaria Europea, y que incluirá también al BCE, el regulador de mercados de la UE y supervisores nacionales.
"El futuro de las finanzas es digital", señaló durante la rueda de prensa Dombrovskis. "La tecnología tiene mucho más que ofrecer a los consumidores y empresas, y deberíamos recibir con los brazos abiertos la transformación digital proactivamente, mientras mitigamos los riesgos", añadió.
La estrategia de finanzas digitales será la hoja de ruta para conseguirlo. Una de sus prioridades será dar una nueva vuelta de tuerca a la directiva de servicios de pago, cuya segunda revisión ya causó un terremoto en el ecosistema financiero. Obligó a los bancos a compartir parte de los datos de sus clientes, lo que provocó una explosión de startups y 'apps' que ofrecen servicios de pagos. La Comisión realizará el próximo año una nueva revisión de la directiva para explorar qué datos adicionales pueden compartir en el sector financiero, o incluso para ver con qué otros sectores, como piden desde la banca europea, para que no sean solo ellos quienes abren el arca de su información.
El escenario base de la Comisión es que no habrá acuerdo para el Brexit
Al mismo tiempo que desarrolla su ecosistema digital, la Comisión también quiere avanzar en la unión del mercado de capitales. Se trata de una cruzada que ya arrancó en 2015, con un progreso desigual y deslucido. El Ejecutivo comunitario propuso el jueves 16 iniciativas que potencialmente pueden tener un mayor impacto para crear un mercado de capitales transeuropeo más profundo, y que ayude a reducir la dependencia que tiene el sector privado en Europa de la financiación bancaria.
Entre ellas se incluyen facilitar más información a los inversores minoristas, apoyar a bancos y aseguradoras para que inviertan más en negocios europeos, reforzar la protección para las inversiones trasfronterizas, empujar hacia una mayor convergencia en la supervisión y una aplicación más coherente de las normas en los mercados financieros, sobre todo tras el escándalo de Wirecard, o armonizar las normas de insolvencia, o al menos hacerlas más convergentes, una vieja y complicada batalla.
De esta manera, Europa persigue continuar siendo relevante en el mundo de las finanzas tras la salida del Reino Unido de la UE, más aún cuando no son buenas las perspectivas de lograr un acuerdo para la nueva relación comercial entre Bruselas y Londres a partir del 1 de enero. Según adelantó elEconomista, la Comisión incluso asumirá como su escenario base al realizar sus previsiones económicas de otoño que no habrá acuerdo entre ambos. Preguntado por este diario si podía confirmar esta información, Dombrovskis respondió con una sonrisa que "no puedo comentar públicamente" sobre las perspectivas o escenarios.