Economía

El colapso de las negociaciones del Brexit amenaza un punto del PIB español

  • El campo y las exportaciones agroalimentarias serían las grandes víctimas
  • La situación provoca el freno de la inversión británica
Imagen: Archivo eE.
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La crisis sin precedentes provocada por el coronavirus en la economía española ha hallado en un sospechoso habitual, el Brexit, al mejor aliado para desencadenar la tormenta perfecta. El último desencuentro entre Reino Unido y la Unión Europea amenaza con cerrar la transición de su divorcio el 31 de diciembre sin un marco de relación para el futuro, un desenlace que podría recortar el PIB español en casi un punto en cinco años y que supondría el golpe de gracia para un país en la UCI, tras haber registrado en el segundo trimestre un retroceso histórico del 18,5%.

Lo peor, sin embargo, estaría por llegar, si tras cerrar este aciago 2020 con una caída de un 15%, como prevén desde el Banco de España hasta la OCDE, lo primero a lo que se tiene que enfrentar España el 1 de enero es al colapso absoluto del sistema que regía su relación con Reino Unido, su primer destino de ingresos por exportaciones, con unos 20.000 millones de euros, y el país con mayor stock inversor en nuestro territorio, con más de 80.000 millones.

Efectos sobre la inversión

La combinación coronavirus-Brexit constituye un combo letal, puesto que, si como consecuencia de la pandemia, las exportaciones a Reino Unido habían caído un 28,4% en el primer semestre, de acuerdo con el Icex, el desmoronamiento del armazón de relación que supondría la ruptura total entre Londres y Bruselas reventará irreversiblemente la extraordinaria evolución de los flujos de inversión directa. En el último lustro, Reino Unido había pasado de representar el sexto volumen en España al mayor y, como prueba, solo en la primera mitad del pasado año, el aumento había sido de un 80% respecto al mismo período de 2018.

El abrupto final que esta bonanza halló con el Covid-19 representa tan solo la punta del iceberg, comparado con la avalancha de un fin desordenado de la denominada fase de implementación del Brexit. Para empezar, provocaría un descenso de un 0,8% del PIB en cinco años, según había anticipado ya el Banco de España, que ha cifrado en 10.000 millones de euros el coste económico, pero lo peor es que coincide precisamente en el momento en que más necesitada está la economía española.

Comercio bilateral

El encono entre Bruselas y Londres, que podría encaminarse incluso a los tribunales, erigiría como la gran víctima al comercio bilateral, que se llevaría un 70% del impacto de un Brexit caótico sobre el PIB. Y para agravar todavía más el diagnóstico, los sectores que acumulan en torno a un 50% de las ventas son, precisamente, los que menos necesitan un zarpazo adicional a su ya golpeada situación, los de la agroalimentación y el automóvil.

Golpe para el campo

Si la amenaza del caos no fuese suficiente, el Gobierno británico lo había complicado ya con las tarifas futuras. Dos factores interrelacionados y de profundas consecuencias para España han quedado claros: Londres aspira a abaratar los aranceles, pero no los que atañen al campo, que junto a la automoción, es el gran protegido del Ejecutivo británico.

Así, si el nuevo régimen dejará un 60% de los bienes libres de aranceles, desafortunadamente para los agricultores españoles, sus productos han sido excluidos. Si no hay acuerdo a final de año, desde enero ya pueden prepararse para tarifas en un mercado hasta ahora abierto sin coste alguno, lo que había permitido convertir a España en el quinto país comunitario en exportaciones agroalimentarias a Reino Unido, un 7% del total.

Desafío para las empresas

El frenesí actual de las negociaciones representa una secuela de la trama del pasado año, pero el coronavirus ha reestructurado de raíz el drama colectivo de los líderes europeos, para quienes el caos británico palidece ante el pánico desencadenado por el aumento de contagios. Sin embargo, la repetición del drama permite a las empresas aprender de la experiencia de haber tenido que anticipar un divorcio sin acuerdo hace apenas doce meses.

Las que aparecen en mejor posición son, inevitablemente, los grandes nombres, que habían preparado ya planes de contingencia y la coordinación institucional para reducir su exposición. Con todo, aquellas con filiales al norte del Canal de la Mancha sufrirían gravemente la depreciación aguda de la libra que se da por hecha si Reino Unido recibe el nuevo año con el paraguas de la Organización Mundial de Comercio como único cable de interacción con el mercado al que sigue remitiendo la mitad de sus ventas al exterior.

El problema real, no obstante, es para las pymes españolas, puesto que la mayoría no están acostumbradas a exportar a terceros y para las que cualquier barrera burocrática adicional puede convertirse en la diferencia entre permanecer en una plaza, o abandonarla, justo cuando la mayoría luchan para mantenerse a flote en el bucle sísmico ocasionado por el coronavirus.

El turismo es la gran víctima del combo Covid-Brexit

El reflejo más evidente de la devastación provocada por el terremoto coronavirus y el huracán del Brexit aparece en el turismo, uno de los sectores más damnificados por la pandemia y símbolo fundamental de la presencia británica en España. Reino Unido es el principal mercado emisor de visitantes a nuestro territorio, ya que los 18 millones que viajan cada año representan el 22% del total de extranjeros en nuestro país.

Las restricciones derivadas de la pandemia, sobre todo desde que el Gobierno de Boris Johnson reimpusiese a final de julio una cuarentena de 14 días para quienes regresasen de España, se han cebado con el turismo, la industria que más riqueza aporta a la economía, con 176.000 millones de euros anuales, un 14,6% del PIB.

Los británicos son los que más gastan en España, el pasado año su contribución fue de 17.986 millones, según datos del INE, que revelan una media por turista de 995 euros. Como consecuencia, cualquier obstáculo a su visita, ya sea por las medidas para luchar contra el coronavirus, o por las dificultades diplomáticas de no haber acuerdo a final de año, supondrá un severo revés para un sector que lucha por su supervivencia.

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