El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, da una de cal y otra de arena cuando se trata de dar los pasos necesarios para canalizar los 140.000 millones que la UE ha asignado a España para combatir los efectos económicos de la pandemia. Mientras demanda al PP apoyo al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021, presionando al líder de la oposición, Pablo Casado, con que su rechazo dificultaría el advenimiento de los fondos europeos, su Gobierno aborda sin embargo una modificación parcial de la reforma laboral de los populares, aplaudida por Europa, y sobre la que las instituciones comunitarias han pedido a nuestro país que se afiance y ahonde en vez de revertirla, tal como constaba en el acuerdo de coalición de Gobierno, a instancias de las pretensiones de Unidas Podemos.
Bruselas lo ha dicho por escrito y por boca de sus comisarios. Sin aspavientos ni sonoras advertencias, para respetar la política económica nacional. Pero el mensaje llega con claridad. España tiene que ir con mucho cuidado al tocar una reforma que creó cientos de miles de empleos y fue una de las claves de la recuperación económica de nuestro país.
Tras la tormenta desatada por el acuerdo con EH Bildu para derogarla, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea al cargo de Economía, Valdis Dombrovskis, destacó la "importancia" de que no se deshagan las reformas aplicadas, aunque también dejó la puerta abierta a correcciones para abordar, por ejemplo, la precariedad que existe en el mercado laboral español. Por eso, el Ejecutivo comunitario pide "una evolución pormenorizada" de cualquier modificación para no destruir los avances. La reforma laboral volverá a estar en el punto de mira cuando la Comisión y los Estados miembros evalúen el plan español de inversiones y reformas para acceder a los 140.000 millones de euros que espera recibir del fondo de recuperación para superar la crisis causada por el Covid-19.
Contradicciones en Moncloa
Las recomendaciones que la Comisión Europea dedica anualmente a los países deberán servir de guía a los planes nacionales. En las dirigidas a España, la Comisión pidió el pasado año que se elimine la elevada temporalidad, simplificando el sistema de incentivos, y cubra los agujeros que hay en la cobertura del sistema de desempleo. Holanda, que consiguió endurecer en julio el sistema de control de las reformas para acceder a los fondos europeos, también puso el acento en las reformas laborales de países como España o Italia para desbloquear la ayuda europea.
Así, se evidencian la contradicciones en la hoja de ruta de Moncloa, que no tiene reparo en blandir ante el PP la bandera de que su apoyo es necesario para drenar a España la inyección financiera de la UE para mitigar los efectos económicos de la pandemia, pero aborda una contrarreforma laboral en contra de las recomendaciones de Europa.
Cobran así todo el sentido las manifestaciones del líder popular, Pablo Casado, cuando el pasado 2 de septiembre recriminó a Sánchez su petición de apoyo -en el inicio de su ronda de contactos- a unos Presupuestos de izquierdas bajo el auspicio de las aspiraciones de su socio de Gobierno, Unidas Podemos, incompatibles con el ADN popular y su crítica a la demanda por parte del presidente del Gobierno de lo que sería prácticamente un cheque en blanco: "No conocemos nada de los Presupuestos, no tenemos ni idea de qué van a hacer con las ayudas europeas", zanjó Casado.