Economía

La profecía autocumplida del economista jefe del BCE: ya advirtió del freno de la recuperación por los rebrotes

  • En la última reunión, Lane frenó el optimismo del resto de compañeros
  • Los distintos puntos de vista se trasladó a la capacidad de respuesta
  • Algunos miembros piden no agotar los programas de compra de deuda
El economista jefe del BCE, Philip Lane.

Las actas de la última reunión del BCE del pasado mes de julio dejan un moderado optimismo sobre la económía, pero las advertencias sobre un freno de la recuperación parecen autocumplirse con la segunda ola de contagios de coronavirus, que se está produciendo durante este mes de agosto. El economista jefe, Philip Lane, alertó a sus compañeros que a pesar de los buenos datos que estaban entrando había factores que frenaban la recuperación por los rebrotes, la débil respuesta del mercado de trabajo y la congelación de la inversión empresarial.

La última reunión del BCE, antes de las vacaciones de verano, se pudo resumir con un "esperar y ver". La típica expresión que rodea a los bancos centrales cuando optan por la prudencia y no toman ningún decisión de calado. La presidenta, Christine Lagarde, se mostró ligeramente optimista por lo que estaban observando con los datos disponibles de mayo y junio, tras el gran confinamiento y que supuso un desplome histórico de la economía en el segundo trimestre del año.

Las actas publicadas hoy reflejan ese moderado optimismo. Los miembros del Consejo del BCE coincidieron en los últimos datos eran más positivos de lo que esperaban, incluso "la mejora había sido mayor de lo esperado". En junio, la ultima vez que el banco ofreció previsiones, el BCE planteó varios escenarios ante la incertidumbre que generaba la epidemia para la economía. Los banqueros en la pasada reunión descartaron casi por completo la estimación más pesimista, que implica un desplome de hasta el 12,6% de la economía en 2020, con apenas una recuperación del 3,3% del crecimiento en 2021 y del 3,8% en 2022. Este escenario contempla una segunda ola de contagios con nuevas medidas de confinamiento poniendo en jaque la recuperación. "Tanto los indicadores de alta frecuencia como los de las encuestas sugirieron que la actividad había tocado fondo en abril. Junto con la contención en curso del virus y la relajación de las medidas de bloqueo, había signos de una recuperación inicial en el consumo, mientras que había habido un repunte significativo en la producción industrial en algunos países", subraya el documento. En estos días, hasta el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha mostrado esa confianza. El documento hasta apunta a "tampoco se podían descartar desarrollos más benignos", con un tercer trimestre beneficiándose de la "buena dinámica" de las últimas semana del segundo tremistre.

Sin embargo, en tiempos de pandemia es un mundo para que se mantengan indemnes las estimaciones económicas. Y Philip Lane, el economista jefe del BCE, ya advirtió que pese a las buenas sensaciones, todavía había factores que estaban frenando la recuperación. En primer lugar, temía que "un resurgimiento de las tasas de transmisión de Covid-19 podía llevar a las autoridades a detener o revertir los planes de reapertura", tal como está pasando actualmente.

El empleo y la inversión no está respondiendo como debería en un contexto de recuperación

En segundo lugar, apuntaba a que las encuestas sobre empleo señalaban que no estaba habiendo una respuesta del mercado laboral. Seguía habiendo destrucción de empleo y caída de ingresos para las familias, lo que podía frenar el consumo y seguir aumentando el ahorro precautorio. Y en tercer lugar, señalaba la incertidumbre de la pandemia estaba presionando a la baja a la inversión empresarial.

Las consideraciones de Lane condenan a la economía europea a una recuperación anémica de confirmarse durante el tercer trimestre. Los miembros del Consejo admitieron los puntos de Lane y reiteraron que seguía habiendo una gran incertidumbre en torno a las perspectivas de la zona del euro y que gran parte de esta incertidumbre todavía estaba relacionada con el curso futuro de la pandemia y la búsqueda de una solución médica.

El repunte de la actividad hace que algunos miembros del BCE pidan frenar los programas de compra

Durante la reunión también se abordaron otros riesgos que podían dar al traste con la recuperación. Uno de los que más preocupa es el "efecto acantilado", si expiran demasiado pronto las medidas desplegadas por los distintos gobiernos para ayudar a las empresas y mantener el empleo. Según los miembros del Consejo podría forzar una quiebra en la recuperación por las repercusiones que tendría al aumentar el desempleo y producirse la temida histéresis.

Ante las sensaciones encontradas, el Consejo de Gobierno se emplazó a la reunión del próximo 12 de septiembre para reevaluar los datos económicos disponibles y tener una mejor visión de la recuperación. Los distintos puntos de vistas se pusieron manifiesto en la discusión sobre política monetaria y el desarrollo de las medidas lanzadas para responder a la pandemia. En el cónclave, algunos miembros se mostraron partidarios de no agotar toda la capacidad de compra de los programas de adquisición de deuda. En las actas se indican que los 1,35 billones de euros "debería considerarse el límite y no el objetivo" que debe alcanzar el BCE. Otros miembros respondieron que bajo la situación actual debería "emplearse en su totalidad", con lo que quedó descartado un aumento de la capacidad de compra del BCE.

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