
El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, fue el encargado de dar respuesta a su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, quien recientemente acusó al gobierno del país asiático de ser un "verdadero creyente en una ideología totalitaria en quiebra" durante un discurso en la Biblioteca Presidencial de Richard Nixon que llevó por título "la China comunista y el futuro del mundo libre".
Durante una entrevista con la agencia de noticias Xinhua el también consejero de Estado de la segunda mayor potencia del mundo quiso dejar claro cuál es la postura de Pekín en medio de las crecientes tensiones entre las dos mayores economías del mundo.
"La China de hoy no es la antigua Unión Soviética. No tenemos intención de convertirnos en otro Estados Unidos. China no exporta su ideología y nunca interfiere en los asuntos internos de otros países", recalcó Wang.
De esta forma el principal diplomático chino rechazó cualquier intento de crear una nueva Guerra Fría o revivir el macartismo. Al contrario, Wang se mostró listo para reiniciar el diálogo con Washington a todos los niveles para aliviar las fricciones y "establecer un marco claro" para la relación entre ambos países.
"Nuestro mensaje es bastante claro: instamos a EEUU a que dejen de actuar con arrogancia y prejuicio para entablar un diálogo constructivo con nosotros en pie de igualdad", sentenció el ministro de Exteriores chino.
En las últimas semanas, los cierres de los consulados de Chengdu y Houston han puesto de manifiesto cómo las relaciones diplomáticas entre la administración de Donald Trump y el gobierno de Xi Jinping han empeorado en los últimos años, a medida que China asume una papel más amplio en el escenario mundial y Washington intenta controlar su ascenso.
El presidente de EEUU y sus asesores han intensificado los ataques contra el gigante asiático a medida que se acercan las elecciones de noviembre, acusando a Pekín de espiar, robar tecnología y ser los responsables de la pandemia del coronavirus.
La pregunta ahora es si las crecientes tensiones en múltiples ámbitos, que también incluyen al sector tecnológico, especialmente con Huawei o TikTok a la cabeza, así como los reclamos de Pekín sobre el Mar del Sur de China, que Washington califica de ilegales, u otros asuntos como los presuntos abusos a la minoría uigur o el mazazo a Hong Kong, tendrá sobre la Fase 1 del acuerdo comercial alcanzada a mediados del pasado enero.
En el mismo, China se comprometió a aumentar en 200.000 millones de dólares sus importaciones de productos estadounidenses en los próximos dos años. De dicha cantidad, 80.000 millones de dólares se concentrarán en bienes agrícolas. A cambio, Washington redujo algunos gravámenes sobre los productos del gigante asiático pero EEUU todavía impone aranceles sobre más de la mitad de productos chinos que llegan al país.
De hecho, Washington y Pekín se preparan para revisar la Fase 1 de su acuerdo comercial rubricada el pasado enero. El representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer, y el viceprimer ministro chino, Liu He, participarán el próximo 15 de agosto en la inspección sobre el avance de los compromisos logrados hasta la fecha.
Según los datos que coteja el Peterson Institute for International Economics (PIIE, por sus siglas en inglés), hasta el pasado junio de 2020, las importaciones totales chinas de productos estadounidenses alcanzaron los 40.200 millones de dólares, lejos todavía del objetivo prorrateado de 86.300 millones de dólares a alcanzar a finales de año. Durante el mismo período, las exportaciones estadounidenses a China de bienes cubiertos por el acuerdo se situaron en los 33.300 millones de dólares, en comparación con la meta anual de 71.300 millones de dólares.