Economía

El cambio de Arrimadas: ¿Tragará Cs también con la subida de impuestos?

  • El partido centrista está siguiendo las directrices de los críticos de Rivera
  • La líder naranja tendrá que despejar su apoyo a los Presupuestos de Sánchez
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Efe
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La metamorfosis en la clase política es inherente a la condición del político. En el devenir de la historia, la ideología se va adaptando a las situaciones y condiciones que la realidad marca. No hay nada eterno. Menos aún en la ciencia aristotélica. Ni siquiera en los regímenes adictos al dogmatismo sectario. Ahora bien, una cosa es el pragmatismo posibilista, y otra los bandazos que algunos dirigentes van dando en busca de su supervivencia y la de sus formaciones. El caso de Inés Arrimadas, al frente de Ciudadanos -con 10 diputados tras el 21-D-, ha despertado el desconcierto de una parte de sus seguidores, y la fuga de alguno de ellos, porque en ese cambio de piel, ha pasado de aborrecer al Gobierno progresista, a negociar con él.

La decisión de apoyar a Pedro Sánchez a lo largo de todo el estado de alarma, con la losa de una pésima gestión, ha introducido un margen de confusión difícil de explicar entre lo que declama Cs desde la tribuna del Congreso, a los pactos que han dejado que el presidente coloque a Pablo Iglesias en el CNI.

En cuestión de semanas, Ciudadanos ha mutado su repudio al gabinete de Frankenstein formado por las adhesiones de nacionalistas y bildutarras al Ejecutivo de coalición, y ha pasado a acudir a Moncloa para examinar con la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el nivel de funcionamiento de los acuerdos firmados.

La explicación de los naranjas es sencilla: ahora son un partido centrista, de Estado, y "útil". Útil para el PSOE y para Unidas Podemos, que, mientras ERC le soltaba la mano a Sánchez, la nueva geometría variable dejaba espacio al socialista para ir aprobando decreto tras decreto, edulcorando las posiciones dialécticas del Gobierno.

Hay que reseñar que estos pactos y alianzas son muy frecuentes en Europa, y allí tienen una digestión más agradable. Pero, con Unidas Podemos de por medio, sigue siendo un escollo, máxime cuando el partido de Arrimadas gobierna con el Partido Popular en plazas tan importantes como el Ayuntamiento de Madrid, o en las Comunidades de Castilla y León, Murcia o Andalucía. Caso aparte es la región madrileña, donde también gobiernan en coalición, pero con un poso de enfrentamiento y rivalidad entre naranjas y populares, en una diáspora ciudadana dividida entre el alma socialdemócrata -como empuja el PSOE en Madrid-, y la liberal.

No ser una muleta

En esta nueva etapa escorada al centroizquierda, Arrimadas no quiere ser la muleta de Pablo Casado ni tener el estigma de votar igual que Vox, como se encarga de recordar el Gobierno al Partido Popular. Por ese hueco ideológico -ese por el que querían meterse todos los que criticaron a Albert Rivera por no pactar con Sánchez e impedir otras elecciones-, el nuevo Ciudadanos va tomando forma. Ha llegado a disculpar la Mesa de Negociación entre el Ejecutivo y las fuerzas separatistas catalanas, porque a su modo de ver, eso son transacciones de investidura antes de la llegada del coronavirus.

Satisfechos de lograr que el PSOE limpiara del borrador de conclusiones de la Reactivación Económica el enunciado de impuestos o el más mínimo desarrollo de políticas fiscales de futuro, Ciudadanos, nuevamente ha dado su voto de confianza al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias aprobando este importante documento que el día 22 hay que refrendar o no en un pleno en el Congreso.

En esta ocasión, los naranjas han pasado por alto, por muy eufemísticamente adornado que esté, elevar la presión fiscal de los españoles para acercarse a la media de la zona euro, o elevar el IRPF bajo el buenista epígrafe de la justicia fiscal.

El argumento de Cs de haber desalojado de la Comisión el "surrealista" impuesto a las grandes fortunas de Iglesias, no ha impedido, sin embargo, que tras dos meses de comisión y negociaciones, el presidente del Gobierno confesara este jueves a Antonio García Ferreras que es "inevitable" subir impuestos a Sociedades, IRPF, además de más gasto público.

De cara a una negociación presupuestaria, la pelota, por tanto, está ahora en el tejado de Cs. A Inés Arrimadas le corresponde explicar si con estos impuestos puede seguir a Sánchez en aras de la estabilidad de España, y despejar, si es que tiene dudas, que lo que dijo el presidente se lo acabará llevando el viento.

Puede que este fin de semana, en su primer mitin con Pablo Casado en el País Vasco, haya quien se lo pregunte.

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