Economía

Merkel se pone al timón de la UE en su momento más difícil

  • Asume la presidencia con la prioridad de sacar el fondo para la recuperación
  • Su principal reto será convencer a los 'cuatro frugales' de que apoyen el fondo
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Alemania toma desde este miércoles las riendas de la UE durante los próximos seis meses. Resulta complicado imaginar, o recordar, una presidencia rotatoria que haya caído en un momento tan adecuado a un Estado miembro. Y, sobre todo, a un líder. Porque este semestre será el de Angela Merkel. La mujer más poderosa del planeta, el punto de referencia de la política europea de los últimos 15 años se pone al frente de la Unión en su periodo más difícil, tras la embestida del covid-19

Cuando falta un año para que deje el poder, la canciller alemana tendrá que ir más allá del papel de ancla de estabilidad que ha jugado en Europa desde 2005 para convertirse en motor político para lograr un acuerdo sobre el fondo de recuperación y el presupuesto comunitario para los próximos siete años (1,85 billones de euros en total), contribuir a desbloquear las negociaciones para la futura relación con el Reino Unido, restaurar las dañadas relaciones con China, o ver cómo encauzar las relaciones con EEUU tras las elecciones presidenciales de noviembre.

Los desafíos son enormes, la lista de sus prioridades, incluyendo dar impulso a la compleción del acuerdo con Mercosur, igualmente contundente. Pero esta vez ni la locomotora alemana, ni la primus inter pares en el Consejo Europeo huyen del liderazgo que en otros momentos de la UE se echó en falta por parte de Berlín.

"Durante la Presidencia alemana de la UE haremos todo lo que esté a nuestro alcance para dominar esta tarea juntos de manera prospectiva, y hacer que Europa vuelva a ser fuerte", se lee en el borrador de su programa para la presidencia.

La pandemia del covid-19 es la tercera gran crisis que ha tenido que capear Merkel, con los pies en Berlín y la cabeza en Bruselas. Tras la Gran Recesión y la crisis de los refugiados, el coronavirus provocará la mayor recesión en la historia de la UE. Las dudas sobre la solidaridad europea resurgieron durante los últimos meses. Pero Merkel respondió con creces.

Con la responsabilidad de ser el principal contribuyente al presupuesto europeo, propuso junto al presidente francés Emmanuel Macron un fondo de ayudas a fondo perdido de 500.000 millones de euros, financiado a través de la emisión de deuda europea. Merkel pilló a todos por sorpresa, pero ella, la gran lectora de los cambios de opinión, sabía que su propuesta aterrizaría bien en su país.

Convencer a los frugales

Su principal reto, y el más inmediato, será convencer a los llamados cuatro frugales (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca) para que apoyen su propuesta para el fondo de recuperación, al que la Comisión Europea añadió 250.000 millones de euros en préstamos.

Un acuerdo en la cumbre del 17 y 18 de julio, o al menos antes de finales de mes si hiciera falta otra cumbre, despejaría el camino para el resto de prioridades de su presidencia a la vuelta del verano.Y, sobre todo, daría confianza a instituciones, empresas y ciudadanos en medio de toda la incertidumbre que continúa rodeando la evolución de la pandemia. Además, sería buen regalo para la propia Merkel, ya que cumple 66 años el día 17.

Será probablemente una de las negociaciones más difíciles en su vida. Hay que cuadrar cifras, condiciones, repartos, nuevos impuestos europeos y más. Y aunque el director de orquesta de las cumbres es el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, será con seguridad ella quien se eche el peso de la negociación a la espalda en la larga negociación que se espera en la cumbre, llevándose a un aparte a un grupo de países, o discutiendo en los pasillos papeles y borradores con otros. Porque la próxima reunión de los líderes europeos será la primera presencial desde que impactara la pandemia en Europa en marzo, lo que se espera que facilite la negociación.

Las manos firmes de Merkel serán necesarias en un periodo agitado no solo por culpa del virus, también en parte por Alemania. El cuestionamiento de su Tribunal Constitucional al programa de compra de bonos del BCE no solo provocó un enfrentamiento con el banco central, sino también con el Tribunal de Justicia de la UE que había validado la medida.

La semana pasada, la Comisión además pidió al supervisor europeo de los mercados ESMA que investigue qué hizo mal su homólogo alemán en la caída de Wirecard, la joya de la corona del Fintech alemán. Un mazazo en vísperas de ponerse al timón de la UE.

Otras prioridades de la presidencia alemana

Desarrollar un plan europeo de contingencia pandémica para el transporte de mercancía en la UE, para asegurar el suministro de productos en Europa

Un "nuevo enfoque de movilidad" que incluye la migración provocada por el cambio climático, el transporte y la transformación digital.

Intercambio de datos: crear una plataforma común sobre la infraestructura existente y mejorar la conectividad de los datos disponibles en los Estados miembros.

Conducción autónoma: apoyar el desarrollo de las redes de 5G para que brinden cobertura universal.

Avanzar en una movilidad respetuosa con el clima. En el caso del transporte aéreo, establecer por ejemplo cuotas mínimas. En el transporte por carretera, sentar las bases para la revisión de la directiva de combustibles alternativos.

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